Arvel:
No fue difícil alejarme de Candace y Rox, todo gracias al trabajo y que no iba a otra parte más que a este y de regreso a mi casa. El problema se presentó el fin de semana, me propuse a no revisar mi teléfono en todo el día porque significaría querer mandarles un mensaje y no serviría de nada para mis planes.
Abandoné mi celular en la cocina y fui a mi habitación. Busqué un vinilo de Pink Floyd y encontré uno que hace mucho tiempo no escuchaba. Dejé que aquellas canciones me relajaran, me acosté boca arriba en mi cama y cerré los ojos para distraerme de todo lo que se encontraba en mi cabeza.
Comenzó a sonar wish you were here, y fue cuando empecé a tener recuerdos muy significativos. Sus besos vinieron a mi mente, sus ojos brillando cuando decía su nombre, sus mejillas rojas al dejar de besarnos y... esa bella sonrisa. Abrí los ojos, aunque seguí pensando en todos esos momentos tan lindos que pasamos juntos, también sobre la canción que le dedique indirectamente.
Era imposible olvidarme de Candace Lynn Delaney, quien al pasar de los años era capaz de ponerme nervioso y acelerar mi corazón.
Siempre fue ella.
Me levanté de la cama y fui por mi celular, cuando lo tuve en mis manos le marqué a mi madre, quería consejos de alguien y que mejor que pedírselos a ella.
*
Terminé de contarle todo lo que había pasado después del regreso de Candace a la ciudad. Mi mamá escuchó de principio a fin con atención, aunque no se molestaba en ocultar su desagrado o asombro. Al terminar, dio un enorme suspiro y se acomodó en su asiento, tomó mi mano.
—¿Y a qué conclusión llegaste con lo que te dijo Jacob?
Miré al techo, recordando la sonrisa de Candace.
—Estuve tranquilo toda la semana—miré la mano de mi madre entrelazada con la mía—, pero hoy comencé a extrañar a Candace.
Ella sonrió.
—Nunca dejaste de amarla, por más que saliste con muchas chicas, yo sé que ella siempre fue la verdaderamente amaste.
—El problema ahora es que, ella está saliendo con alguien más —fruncí el ceño—. O al menos eso entendí.
—Deberías preguntarle primero.
—Y, ¿si son novios?
Apretó mi mano derecha.
—Tendrás que conquistarla, otra vez. O dejarla ser feliz con ese chico.
Mi corazón se aceleró con la primera opción, me emocionaba de solo pensar que ella podría enamorarse de nuevo de mí. Sin embargo, primero tenía que saber que pasaba entre Dave y ella.
. . .
Candace:
El despertador no había sonado, me quedé dormida hasta las diez de la mañana y salí de la cama como rayo al ver que ya era demasiado tarde. Caminé a mi armario, sacando lo primero que veía, para después ir al baño y darme un baño. Al terminar, fui corriendo a la cocina, donde Marshall limpiaba con tranquilidad e ignorando el desastre que hacía mientras buscaba algo de comer.
—¿A dónde vas con tanto apuro? —me preguntó aún de espaldas—. Creí que disfrutarías tu día libre.
—Así será —respondí mientras tomaba una naranja—, pero primero tengo que hacer algo muy importante.
Giró a verme, sus manos tenían jabón y este escurría hasta sus pies.
—¿De qué se trata?
—De que Arvel sea feliz —le sonreí—. Iré a hablar con Rox, Ben me dijo que se estaba quedando en la casa de Alma.
Tomé mi teléfono, ya estaba lista para irme a hablar con el amor de la vida de Arvel. Sin embargo, me di cuenta de que tenía una llamada perdida de Benjamín. Extrañada, le marqué, no sabía que podía ser tan importante, él siempre dejaba mensajes de texto. Contestó casi de inmediato.
—Al fin —dijo, con la voz agitada—. Te llamé un montón de veces.
—¿Sucede algo?
Escuché como trataba de recuperar su respiración y la cantidad de maldiciones hacia el ejercicio en susurros.
—Sí, Rox se va a Massachusetts en media hora. Tienes que darte prisa.
—De acuerdo —Corrí hasta donde se encontraban mis llaves—. Ya voy saliendo.
—¿Candace?
—¿Si, Ben?
—Rox ya está en el aeropuerto.
—Maldición.
—¿Perdón? —preguntó Marshall.
Colgué. Junté las cosas que me faltaban y fui a la puerta, no sin antes gritarle a Marshall mi respuesta.
—¡Después te cuento!
Cerré la puerta y fui corriendo para la calle, intentando encontrar un taxi. Ese día no podía ser peor.
*
Llegué al aeropuerto quince minutos después, bajé del taxi corriendo lo más rápido que mis pies lo permitieron. Debía impedir que Rox se fuera de la ciudad, porque eso sería terrible para el corazón de Arvel. Corrí por todo el lugar buscando su melena oscura, y la encontré sentada leyendo una revista. Tomé asiento a su lado, ella se dio cuenta de que estaba ahí y al verme se alejó de mí. Por supuesto, la seguí.
—Sé que soy la persona que menos quieres ver —hablé mientras caminaba tras de ella—, pero necesito hablar contigo.
Se detuvo y me miró, cruzó sus brazos sobre su pecho.
—No tenemos nada de qué hablar.
—Claro que sí, no te puedes ir. Arvel te va a extrañar mucho.
Roxanne sonrió, aunque no parecía feliz. Su vista fue al suelo y regresó a mí.
—No sabes de lo que estás hablando.
—Por supuesto que sí —suspiré—. Arvel se quiere casar contigo, él te ama.
Ella negó con la cabeza mientras sonreía.
—Él no me ama.
—Claro que sí.
—No —ella suspiro—, Arvel te ama a ti.
—Eso no es cierto.
—Si yo me di cuenta, ¿qué me hace pensar que tú no?
—Somos mejores amigos.
—Pero Arvel me dijo que eso cambió una vez, ¿no es así?
Oh genial, Arvel le había contado sobre nuestra pequeña historia... con razón me odiaba tanto.
—Éramos adolescentes.
Rox puso los ojos en blanco, luego dio un largo suspiro.
—Di lo que quieras Candace, yo sé que él te sigue queriendo y por eso no me casaré. Porque quiero que sea feliz y, me guste o no, tú eres su felicidad.
Anunciaron un vuelo, ella comenzó a tomar sus cosas y yo me quedé como idiota mirándola.
—¿Por eso me odias? —me animé a preguntar. Rox sonrió.
—No te odio, pero lo haré si no aprovechas la oportunidad de hacer feliz a Arvel.
Me dedicó una gran sonrisa, dio media vuelta y caminó. Esperaba que no fuera la última vez que la veía. Aunque, ahora, tenía más preguntas que al principio.
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Siempre fuiste tú ✔
Novela JuvenilCandace Delaney y Arvel Winslow han sido amigos casi toda su vida, ambos pueden deletrear sus aventuras o callar cuando se trate de sus travesuras. Candace está enamorada de Arvel, y Arvel está enamorado de Candace. Solo que ninguno sabe sobre dich...