Arvel:
La imagen de Candace y Peter en la entrada, él pidiéndole que fuera su novia... era algo muy difícil de olvidar. La impotencia atravesaba cada parte de mi cuerpo, también la furia. ¿Por qué? Sencillo, Peter hizo lo que yo no pude en todos esos años con ella a mi lado y, por desgracia, él notó lo especial que era mi amiga y no dudó ni un segundo en poder tenerla a su lado.
No importaba cuantas veces Candace me dijera que no sentía algo por Peter, yo seguiría creyendo en su poder de enamorarla en pocos días.
Aquel día, me encontraba en casa de Bob haciendo tareas, sin embargo, los demás se enteraron y llegarían en cualquier momento. Para mi desgracia Peter fue de los primeros en llegar y nos contó cada uno de sus planes para obtener una respuesta afirmativa de parte de la hermana de Rory, quien aún no aparecía.
Media hora más tarde estábamos casi completos, solo faltaban Gerard y Candace, por supuesto no tardaron en aparecer teorías bastante bizarras por su ausencia. Y yo odiaba cada una de ellas al igual que Rory. De pronto, la puerta de la cocina se abrió después de que Bob regresara de abrir la principal.
Siendo sincero, todo el tiempo que veo a Candace, para mí, es la chica más hermosa que he visto en toda mi jodida vida. No importaba si usaba uno de esos vestidos costosos de un diseñador famoso o aquel pijama de corazones y su cabello todo enredado... para mis ojos se seguiría viendo perfecta.
Siempre la había escuchado quejarse de que su hermano quisiera controlarla, esto también incluía su manera de vestir. Y, en cuanto la miré entrar por esa puerta, comprendí a su hermano. Al igual que tratar de controlar mi testosterona y las ganas de romperle la cara a Peter.
—¿Qué haces vestida así? —Cuestionó su mellizo en cuanto la miró.
—Rory, no empieces —habló Phoebe—. No es asunto tuyo, además, se ve hermosa.
Aplané mis labios para no darle la razón a la pelirroja.
—¿Hermosa? ¿A caso no has notado las miradas de todos los hombres en este lugar?
Era mentira. Bob, Gerard y yo no le estábamos mirando las piernas... ese era Peter.
—Por favor, Rory, déjalo —le suplicó Candace.
—Ni creas que esto se quedará así. Hablamos en casa.
Candace giró sus ojos y tomó asiento a un lado de Benjamín y mío.
No pude concentrarme en la maldita tarea por estar pensando en nuestra cercanía. En cuanto quería romperla para irnos a otra parte y confesarle mi amor. Aun así, tuve que contenerme —por tercera vez en el día— y me puse a resolver los problemas del cuaderno, ayudándome un poco en el de Bob.
Estuvimos por varios minutos en silencio, solo se escuchaba el pasar de las hojas de los cuadernos y el uso de la calculadora. En una de las veces que estuve copiando todo el resultado de mi amigo, levanté un poco la vista y noté los gestos que le hacía Phoebe a Candace, en uno de ellos me señaló a mí.
Sé que nunca habíamos visto a mi mejor amiga con vestido, o al menos con ese y era entendible que fuera el centro de atención en ese momento. En serio, necesitaba irme con ella a cualquier lugar, tal vez reunía las fuerzas para decirle lo mucho que la amaba.
Minutos después, Candace se disculpó porque le estaban llamando por teléfono. Entonces, el ruido comenzó.
—Oye, Arvel —susurró Ben—. ¿Cuándo le dirás a Candace tus sentimientos?
Por desgracia, Peter lo escuchó. Y es que, siendo totalmente honestos, Benjamín Fry no sabe el significado de "hablar en volumen bajo".
—No sé de qué me estás hablando —dije. Le di una mirada disimulada hacia Peter, y al parecer la captó.
—Olvídalo, creo que me confundí de historia.
—Hay que hacer una apuesta —habló Gerard—. Cincuenta dólares a que alguien no le dice sus pensamientos a Candy.
—Acepto —dijo Benjamín sin pensarlo.
—Mi hermana no es un objeto para que hagan sus ridículas apuestas —protestó Rory—. Así que no cuenten conmigo.
—Hasta que dices algo sensato —aceptó Phoebe.
—Bueno, yo digo que si lo hará —observó Bob—. No me pregunten cómo, solo tengo ese presentimiento.
—Para eso son las apuestas —sonrió mi amigo—. Lo único que falta es esperar, ¿cuánto tiempo le damos?
—Un mes, mínimo.
—Me parece perfecto.
Más tarde apareció Candace y el silencio volvió a aparecer en la habitación. Aunque no pude dejar de pensar en cómo haría mi siguiente movimiento y que este fuera antes del de Peter Jones, quien parecía bastante seguro de poder ganar.
Tal vez no entendería que Candace no era un objeto como dijo Rory, era más.
Candace Lynn Delaney era un privilegio.
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Siempre fuiste tú ✔
Novela JuvenilCandace Delaney y Arvel Winslow han sido amigos casi toda su vida, ambos pueden deletrear sus aventuras o callar cuando se trate de sus travesuras. Candace está enamorada de Arvel, y Arvel está enamorado de Candace. Solo que ninguno sabe sobre dich...