Cuando el sol se oculta

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Creo que este es el penúltimo capítulo, debo decir que uno tenía razón pero no de la forma esperada.

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Peridot recibió la llamada, debía ir inmediatamente al hospital pero ¿Que iba a hacer ahí? No había logrado nada.

En ese momento se encontraba en un estacionamiento sin saber que hacer, sin saber si estar en el hospital o no, la presión era tanta que ni él podía soportar.

Sintió su vida pasar frente a él, tan egoísta, individualista, egocéntrico, deprimente, desquiciado, medio loco...solo percibía sufrimiento en su pasado.

El celular volvió a sonar pero lo ignoró, no tenía la fuerza a enfrentar la realidad.

...

Los minutos pasaban, Turquesa vigilaba a su madre después de que la hallara con un cuchillo en mano dirigido hacia su abdomen.

-Turquesa: Papa vendrá, no tienes que hacer cosas tonta.

-Lapis: No lo hará.- dijo preocupada.

-Turquesa: Sí vendrá, hará lo necesario para salvar a Larimar.

-Lapis: Cuando las cosas se ponen demasiado mal Peridot se esconde, quiero pensar que esta vez estará aquí pero... no lo sé

-Turquesa: El doctor dijo que no tendrá mucho tiempo, a lo máximo un par de horas, luego de eso...- se detuvo, hasta para él fue difícil decirlo.

Estaba oscureciendo, se sorprendieron al escuchar las puertas principales abrirse, enfermeras y algunos paramédicos entraban a toda prisa, un paramédico explicó a uno de los médicos encargados sobre lo que había pasado, el médico mando a tener una sala lista para la operación o lo que fuese a hacer.

Turquesa ni Lapis lograron alcanzar a ver quién era...pero algo sí llamó su atención, el reloj de la mano derecha de aquella persona.

-Peridot: Es bonito, me encantan los relojes.- dijo alegre jugando con las manecillas.

-Lapis: Les dije que era en vano ponerle hora.- sonrió.- aunque es bueno es diseño ¿Es aprueba de agua?

-Larimar: Sí, sabemos cómo es papá, es capaz de olvidarse que lo lleva puesto y ducharse con eso.

-Lapis: Es bonito.- dijo mirando el color negro pulido que le daba un toque elegante.

Lapis corrió a toda prisa hacia ellos, pero no le permitieron el paso.

Por su mente corrían muchas cosas, pero lo principal era ¿Acaso buscaba suicidarse?

Turquesa se acercó al no comprender.

-Lapis: El reloj...Peridot llevaba uno igual...

-Turquesa: No es el único, habían más igual.

-Lapis: Tú mismo llamaste a Peridot, cuando lo supo no volvió a contestar la llamada ¿Qué crees que sucedió?- dijo llorando tratando de creer que eso no estaba pasando.

-Turquesa: Se le bajó la batería o quizá lo apagó por error.

-Lapis: Turquesa... tu papá no es tan tonto, no lo es.- dijo rendida.

Los minutos pasaron, Turquesa logró hablar con la recepcionista sobre la persona que acababa de llegar, efectivamente era Peridot.

Finalmente salió el médico.

Algunos días después.

Los saltos de Esfena hizo que Lapis se diera cuenta que había despertado.

Muerte en vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora