~CAPÍTULO CINCO~

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╔═══════════╗║  Kamaria  ║ ╚═══════════╝ 

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║  Kamaria  ║
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Humedad... No podía sentir otra cosa que no fuese el asqueroso olor a humedad. No estoy segura de donde estoy, ni cuánto tiempo llevo aquí. Mis ojos pesan, al igual que todo mi cuerpo, no puedo moverme...

Vamos... Intente una y otra vez hasta que por fin logre abrir mis ojos. Pero no sabía si eso era mejor o peor que estar inconsciente. Al menos al no ver, podría haberme salvado de la horripilante imagen que tenía enfrente. Cuerpos, sangre, rejas...

Comencé a ver a mi alrededor. Parecía ser un calabozo, detrás mío se encontraba una gran pared llena de moho y sangre seca. A cada lado, y frente mío, se extendían grandes barrotes de lo que parecía ser plata. Estos llegaban al techo, por lo que de nada serviría intentar treparlos. Fuera de la pequeña jaula en la que me encontraba visualice al menos 5 cuerpos de personas... pero ninguno estaba completo.

Cerré los ojos por un minuto e hice fuerza para lograr sentarme en mi lugar. Me tienen... los lobos me tienen...

— Despertaste.

Esa voz me asusto, haciendo que mirara alarmada a la celda continua de mi derecha. Agudice mi visión hasta lograr ver entre la oscuridad a un chico de tez pálida, ojos negros como su cabello, y una sonrisa que alertaba peligro; un vampiro.

— Tranquila, no puedo morderte por los barrotes, estas a salvo — comentó con una sonrisa ladina.

Automáticamente dude de sus palabras, ¿cómo podría estar a salvo en una manada de lobos?

— ¿Dónde estamos? — Mi voz salió brusca y seca. No me había dado cuenta de la sed que me invadía.

— ¿Me ves cara de gps? — rodó sus ojos.

Miré el lugar y pude apreciar que en frente de mi celda y pasando los cuerpos, se podía apreciar una gran puerta de acero. Inconscientemente trague en seco, estábamos muertos...

Me quede en silencio, no tenía ganas de comenzar una nueva conversación, así que me concentre en observar atentamente el lugar donde nos hallábamos. En la habitación solo habían celdas, la mayoría en pésimo estado. Pude contar un total de 15, una continua a la otra, todas pegadas a la pared, todas parecían de plata, pero entonces algo llamo mi atención.

— ¿Por qué solo estamos nosotros aquí?

El vampiro soltó una risa fría.

— Porque se encargan de deshacerse de ti una vez que ya no les sirves.

— ¿Y cómo sé si les sirvo o no? — susurré.

— No lo sabes, ellos lo deciden en el momento. Una vez que no tengas más información para dar, o que no quieras cooperar, prepárate, porque no tardaran mucho en eliminarte.

The Alpha's Huntress ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora