~CAPÍTULO CINCUENTA Y CINCO~

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╔═════════════╗║ Narradora║╚═════════════╝

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║ Narradora║
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Todos seguían sorprendidos por lo que acababa de pasar. Kamaria se colocó de espalda a la Luna, manteniendo su compostura tensa, en muestra de proteccion. Gabriel, por su parte, se acercó para ayudar a la Diosa a ponerse de pie.

La loba gruñó fuertemente marcando su liderazgo, causando una sensación de deber seguirla por parte de los lobos y de miedo por parte de los kannyz. Los cazadores dieron un paso hacia atrás al ver su poderío. Kam miró alrededor, hasta cruzar sus ojos con los de Alexei. Este se encontraba observándola con un extraño brillo en su mirada.

Vainilla, huele a vainilla. —pensó el Alpha.

Es ella... es una loba. —pronunció la bestia con sorpresa.

— ¡Mi hija ha llegado! ¡Kannyz y vampiros, esto termina hoy! —La Diosa se encontraba de pie con una gran sonrisa y con los ojos cristalizados. Su niña por fin estaba con ella.

Sin embargo, los lobos se sorprendieron aún más con sus palabras. Esa loba era la hija de la Luna, era su reina. Trevor sonrió orgulloso, mientras que el resto de las especies que vinieron de apoyo se colocaban detrás de la Diosa, dispuestos a saltar a la lucha en cualquier momento.

Y no se hizo de esperar, cuando un kannyz se abalanzó por la cabeza de la loba blanca. La guerra había vuelto a comenzar.

La pareja de reyes tuvo que despegar la vista del otro para continuar con la lucha. Kam tomó al kannyz por el cuello y fue cuestión de segundos para dejarlo inmovil en el suelo, manchando su blanco pelaje de rojo carmesí.

Las driadas aprovecharon el control de los árboles para hacer crecer sus ramas y que atraparan a los enemigos. Gnomos y enanos corrieron hacia los cazadores para saltar sobre ellos e inmovilizarlos, mientras que los centauros usaban sus patas delanteras para golpear fuertemente sus cabezas, llevándolos a la inconsciencia.

Hadas y pixies usaron su pequeño cuerpo a su favor, metiéndose bajo las ropas de los enemigos, volviéndolos locos hasta que un ser mayor acabara con ellos. Los ent con gran lentitud —debido a su gran tamaño— tomaba a kannyz y cazadores, lanzándolos al cielo y asegurando su muerte en la caída.

Las ninfas atraían con su belleza a los cazadores, y al estar lo suficientemente cerca, las glaistings saltaban a sus cuellos, bebiendo su sangre. Los trolls atacaban a los kannyz con sus grandes palos, al mismo tiempo que las sílfides luchaban con sus espadas.

Sergio estaba horrorizado. ¿En qué momento la lucha se había dado vuelta para ir perdiendo? Completamente furioso le gritó a los arqueros que lanzarán más flechas y envenenaran a todos los lobos que pudieran. Aprovecharia la confunsion de tantas especies juntas para ir por el lobo negro, el cual se encontraba matando a diestra y siniestra. Sin embargo, este pensamiento fue compartido con Nicholas, el cual lentamente empezó a esquivar a las especies para acercarse al Alpha.

The Alpha's Huntress ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora