~CAPÍTULO DIECISÉIS~

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╔═══════════╗║  Kamaria  ║ ╚═══════════╝ 

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║  Kamaria  ║
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Tenía un largo cabello rubio que llegaba a la altura de su cintura. Sus ojos eran de un verde esmeralda y no dejaban de fulminarme con la mirada. Tenía sus manos en la cadera y mantenía una posición imponente. Podría darme miedo... si es que no fuera enana. Mordí mi labio para evitar reír por ese pensamiento. Note como la loba olisqueaba el ambiente y bufó.

— Apestas a Alexei, debes ser otra de sus putas. — susurró bastante alto. Tomó sus maletas y se dirigió a las escaleras en las que me encontraba, sin mirarme. — Cierra la puerta al salir.

¿Disculpa?

— No soy una puta. —espeté con el ceño fruncido mientras tomaba su brazo una vez que paso por mi lado.

La rubia miró mi agarre con el ceño fruncido y luego levantó la mirada. Comenzamos una guerra de miradas hasta que nuevamente paso a olisquear el ambiente como un can y gruño fuertemente alejándose.

— Cazadora...

Bufé al saber lo que seguía. Salté los escalones que me quedaban y corrí por la sala para resguardarme detrás del sillón. Escuche un fuerte gruñido y contemple como las uñas de la rubia eran reemplazadas por unas garras.

Mire a mi alrededor y tome lo primero que encontré para defenderme.

— ¿Un almohadón? — se rió la loba. Su voz había cambiado a una completamente grave, y se acercaba a paso lento hacia mi posición. Había utilizado la mitad de su transformación, lo cual en parte agradezco. ¿Cómo mataría una loba transformada estando yo desarmada?

Corrió hasta mi posición y cuando intentó clavar sus garras puse el almohadón. Vi como a un costado de mi rostro su mano había atravesado el cojín. Tragué saliva y no me di por vencida.

Al sacar su mano del cojín, la golpeé en la cara con este, ocasionando que retrocediera dos pasos. Aproveché esa distracción para salir corriendo hacia las escaleras que me llevaran al comedor.

Escuche su fuerte gruñido y aumente la velocidad de mis pasos. ¡Oh, no rubia! Me niego a morir. Sentí como me tomaban del pelo y lo tiran hacia atrás, antes de darme una patada que por el impulso ocasionó que saliera volando hasta chocar con una de las paredes del pasillo.

— ¡Mierda! — me quejé mientras tomaba mi costado derecho. Sin duda necesitaba nuevas costillas. Mire a mi izquierda y note una pequeña mesa decorativa con un jarrón. Empuje ambos hacia la rubia, ocasionando que tropezara por no ver venir el obstáculo en su camino.

Me pare con dificultad y volví a correr sin importarme el dolor, por suerte la adrenalina hacía que éste disminuyera. Pobre de mí cuando mi cuerpo se enfriara.

Entre al comedor de sopetón y tire una silla hacia la entrada al mismo tiempo que la loba semi transformada entraba a la estancia y la silla se rompía en su cabeza, ocasionando que retrocediera nuevamente.

The Alpha's Huntress ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora