Kamaria es una hábil cazadora de nivel dos, la cual entrena diariamente para devolverle el favor a aquellos que la salvaron. Con este mismo fin, se interna en una misión suicida para salvar a su mejor amigo. Deja su vida con tal de que él pueda esca...
Y para todas las morbosas... ¡Aquí tienen su capítulo del sin respeto!
Es la primera vez que escribo este tipo de capítulos así que no sean duras conmigo♥
Disfruten cochinas y las espero el domingo en misa, Amén.
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~La mordida~
Cerré mis ojos y apreté levemente mis piernas ante la humedad que parecía existir entre ellas. Estábamos en la fiesta de celebración por mi ascenso a Luna de la manda, pero desde que Alexei procedió a marcarme, mi cuello no había dejado de palpitar, al igual que mi intimidad.
Al principio había sentido un profundo dolor cuando sus colmillos penetraron mi piel, pero conforme pasaron los segundos el dolor se convirtió en un profundo placer, hasta el punto que sentí todo el calor descender por mi cuerpo hasta la parte baja de mi vientre y tuve que morder con fuerza mis labios para no dejar escapar un profundo gemido frente a todos.
En este momento me encontraba rodeada de la manada, algunos bailaban, otros charlaban, pero todos disfrutaban de la fiesta. Y a pesar de que yo igual lo intentaba, mi temperatura no dejaba de aumentar, llevando mi deseo al punto de la necesidad. Necesitaba volver a sentir a mi Alpha penetrando la piel de mi cuello, y a mí al mismo tiempo.
—Mi Luna... —Un pequeño gemido se escapó de mis labios al sentir la respiración golpeando mi nuca, erizando los cabellos de la zona. Inmediatamente llevé una mano a mi boca, avergonzada por el sonido que había salido. Esperaba que nadie hubiera escuchado—. Parece que no te estas divirtiendo mucho.
Trague saliva con dificultad y baje mi mano, la cual se encontraba temblando, antes de voltearme y ver de frente al hombre que no dejaba de acelerar mi pulso. Mis labios se encontraban rojos de necesidad, pero ninguna palabra salió por ellos.
—Tu olor se encuentra levemente alterado. —Alexei acercó su rostro a mi cabello y aspiro a profundidad antes de volver a hablar—: Me recuerda a la noche que te toque por primera vez.
Nuevamente un gemido salió de lo profundo de mi garganta al recordar el deseo que me dominaba dicha noche, cuando tanto sus manos como su boca produjeron un placer que ningún hombre, hasta penetrándome, había logrado causar.
—Necesito... —Callé nuevamente al notar que la palabra salió como otro gemido.
—¿Qué necesitas? —Se acercó con una sonrisa depredadora, demostrando que ya sabía lo que me pasaba y no dejaba de encantarle el estado en el que su mordida me había colocado.
—A ti... —Suspire y aferre mis manos a su camisa mientras él me tomaba de la cintura.
—¿Y de qué forma me necesitas? —En ese momento lo hubiera golpeado por hacerse el gracioso, pero ni siquiera podía controlar el temblor de mis piernas para mantenerme de pie, solo me encontraba recargada sobre su cuerpo.
