~CAPÍTULO TREINTA Y NUEVE~

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Para mayor efecto, se recomienda escuchar la canción en todo el momento que se lea este capítulo. Pongo la versión de una hora para que eviten volver a subir para repetirla.—Es solo un consejo— Disfruten la lectura♥

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║  Kamaria  ║
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Desperté con una amplia sonrisa al tener la respuesta a esa pregunta que había estado rondando por mi cabeza en los últimos días. Sin embargo, mi sonrisa desapareció con rapidez al sentir una punzada en mi pecho.

Era una punzada de dolor, de preocupación, de miedo. Fruncí el ceño y me di cuenta que esos sentimientos no me pertenecían. Me levanté rápidamente de la cama, y salí en pijama de la habitación, sin importarle estar descalza.

Camine a gran velocidad por los pasillos, buscando aquella puerta que me llevaría a la habitación en la que pase mi primer noche. Luego de unos segundos la encontré y me paré en seco en frente de ella. ¿Que planeaba hacer? No sabía, pero ya era tarde para echarme hacia atrás.

Suspire y toque la puerta con suavidad. La luna era la única que iluminaba el lugar con los rayos que entraban por la ventana y tenía miedo de que Alexei no me abriera la puerta. ¿Y si no se encontraba? ¿Y si estaba afuera en problemas? Me alarmé al pensar en esas posibilidades y luego de volver a tocar sin respuesta, abrí la puerta encontrando al morocho mirando el techo, hundido en sus pensamientos. Suspire más tranquila y en ese momento fue que notó mi presencia.

— ¿Kam? ¿Qué pasó? ¿Te encuentras bien? —Se sentó rápidamente en la cama, mirándome alarmado. Sentí que la punzada en mi pecho aumentaba y confirme que se debía a sus sentimientos y no a los míos.

— Si... y-yo —Aclaré mi garganta y pensé en qué decir. —Desperté porque me sentía algo mal y sabiendo que no era yo, quería ver si te encontrabas bien. —Mi tono de voz fue bajando con cada palabra que pronunciaba. Agradecía que estuviera de noche, porque empecé a sentir mis mejillas calientes.

— Oh... Lo siento. —susurro más calmado y volvió a acostarse para mirar el techo. —Intentaré calmarme para ya no molestarte.

— Esta bien —susurre al ya no saber qué contestar. Observe cómo empezó a respirar profundamente intentando calmar sus sentimientos pero no hubo cambio alguno. Recordé las veces que él estuvo para mí en mis pesadillas y entre a la habitación, cerrando la puerta detrás mío.

Note que el Alpha alzó su rostro observando mis movimientos confundido, pero no dije palabra mientras me acercaba al lado contrario de la cama y me subía lentamente. Gateé un poco hasta llegar al medio y me senté, apoyando mi espalda contra la almohada. Tome la cabeza de Alexei y la acerque a mi pecho, sorprendiéndolo, mas no se quejo y dejo que lo guiara.

The Alpha's Huntress ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora