Jessie ama el arte. Ella hace unas pinturas increíbles y ha participado en muchos concursos en la ciudad. Es toda una triunfadora cuando de acuarelas se trata, adoro todos los colores y formas que es capaz de poner en un lienzo en blanco.
¿Qué me lleva a pensar y admirar el talento de mi hermana? La primera razón es que quiero que ella me pinte a mí y la segunda es que hace media hora tomé todos sus materiales para decorar la casa.
Nuestra semana luego de la partida de papá ha transcurrido casi igual que siempre, con la única diferencia de que su lugar en la mesa ahora se encuentra vacío. Mi hermano cada vez se distancia más de nosotras mientras que mi hermana colabora con todo lo referente a nuestro hogar.
Es fácil creer que sin su ayuda la casa se caería.
Mamá solo trabaja, hace de comer y pasa el resto del día encerrada en su habitación. Ella es la más afectada con la partida de su esposo, está muy triste y nada parece consolarla.
Jessie es quien me ayuda a hacer todo lo que yo sola no puedo. A pesar de que ella es la menos cariñosa, es la que más pasa tiempo conmigo cada día.
Hoy es sábado y cuando desperté recordé la gran mancha que dejé en la pared blanca del pasillo el día que accidentalmente me apoyé en la misma con las manos llenas de barro. Mi casa es muy bonita y un pequeño borrón en la pared no puede arruinar esa imagen, por eso pensé en soluciones para cubrirla y aparentar que nunca estuvo ahí.
Mi primera opción fue tachar la imperfección del muro con un lápiz de color blanco suponiendo que de esa manera la mancha se volvería invisible ante cualquier ojo humano; no obstante, eso solo la empeoró haciendo del problema uno más grande.
Mi segunda opción fue buscar una cubeta con agua y una esponja en la lavandería además de un jabón en el baño. Estaba completamente segura de que con esos implementos podría limpiar tanto la mancha inicial como la ocasionada por el lápiz de color blanco, pero eso no sucedio.
El agua con espuma se comenzó a esparcir desde la pared hasta el piso amenazando con extenderse fuera del pasillo y la mancha se hizo aún más grande con mis intentos de borrarla siendo ahora acompañada por restos de jabón en barra.
Mi tercera y última opción fue cubrir la horrible mancha con las acuarelas y pinturas líquidas de mi hermana mayor ya que yo sabía que eso ayudaría a que la pared se viera hermosa y limpia de nuevo.
Me escabullí en la habitación de Jessie y salí con sus materiales en mis manos sin ningún inconveniente, ella se encontraba dormida y ni siquiera se dio cuenta de que yo irrumpí en sus aposentos.
Mientras pasaba el pincel lleno de pintura blanca sobre el borrón solo podía pensar en lo hermoso que se vería el cielo dibujado en la pared; por lo que procedí a utilizar el resto de los colores para pintar un gran arcoíris que se extendía a lo largo de la pared del pasillo. La mancha fue sustituida por una nube y el resto de la pared estaba cubierta por los colores de la luna, el sol y el colorido fenómeno óptico.
Era hermoso.
Ahora mismo estoy afinando los últimos detalles de la obra de arte en la que convertí el pasillo de mi casa. Mis pies descalzos se encuentran mojados por el agua que derramé hace minutos en un intento fallido de borrar la fea mancha y mi cabello se encuentra lleno de pintura al igual que mi cuerpo, ropa y rostro.
Sonrío con satisfacción dándome cuenta de que ahora mi casa se verá más hermosa que nunca con el cielo dentro.
—¡Alyssa Jennell Weber! —La voz con tono furioso de mi madre al final del pasillo es capaz de sacarme de mis pensamientos.
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Como un cuento de hadas
Proză scurtăSi alguien tuviera que describir a Alyssa Weber usando solo tres palabras, esas indudablemente serían: curiosa, traviesa y bondadosa. Esa escurridiza niña de cinco años lucha contra todos los dragones que la acechan a ella y a su familia, sin embarg...