Eres una loca inconsciente.
¿Cómo se te ocurre acostarte con ese hombre?
Zorra mentirosa.
Te dije que si no te alejabas de él, todo terminaría mal.
¿Qué dirá la gente sobre la educación que te dimos?
Le das un muy mal ejemplo a tu hermana.
Seguramente el pedófilo no se hará responsable.
¿Te sientes preparada para una responsabilidad tan grande?
¿Cómo vas a mantener a la criatura?
Mi madre, padre y hermano han dirigido cada una de esas oraciones e interrogantes a mi hermana mayor, quien en estos momentos se encuentra destrozada en una silla mientras es envuelta por el llanto. Jessie no ha sido capaz de decir ni una palabra desde que soltó su revelación, sin embargo, todos sabemos que puede escuchar cada cosa que digan.
—Nadie se espera estar en la habitación del hospital de su hija con cáncer hablando con su otra hija sobre su embarazo —dice fríamente mi padre, haciéndome girar en su dirección—. El único que no está dañado es Oliver, pero si sigue a tu cargo terminará igual que ellas. No los cuidaste ni criaste bien. —Sus últimas palabras están dirigidas a mi madre, quien luce más triste que nunca.
—¿Yo estoy dañada? —digo en un sollozo.
—No, Aly. Tu eres una luz, no le hagas caso —me tranquiliza mi hermano mayor apretando mi mano.
Mi progenitora ni siquiera responde a las palabras de mi padre, solo sale de la habitación excusándose con que necesita tomar aire.
—Oliver, ¿tú sabías que ella estaba saliendo con un hombre que le dobla la edad? —interroga mi padre con tono furioso.
—Sí —admite mi hermano—, le dije varias veces que nada bueno podía salir de allí y que solo estaba siendo manipulada además de utilizada. Ella no me escuchó.
—Envíenme cada dato de ese mal nacido y se quedan aquí con su hermana. —Me señala mi padre—. Cuando vuelva, espero que puedas decirnos algo, Jessenia. Tendrás que asumir la responsabilidad y tomar decisiones —avisa para luego decir que convencerá a su ex esposa para que lo acompañe a resolver todo.
La habitación cae en un silencio sepulcral en el instante que mi padre sale cerrando la puerta detrás de él. Estoy acostada en mi cama, acotando solo cuando es necesario porque sé que las palabras serían irrespetuosas en una situación como esta.
Leí un libro de modales en mi tercera sesión de quimioterapia.
Cuando mis hermanos y yo nos quedamos solos solemos pelear o reír, dependiendo la situación. Hoy es el día que hace la diferencia porque el silencio es nuestro gobernante y la incomodidad se apoderó de nosotros.
—¿Qué opinas de todo esto, Aly? —inquiere mi hermano.
—¿Yo? —pregunto aunque soy la única Aly en esta habitación recibiendo un asentimiento de su parte—. Todos son muy malos con Jessie, le dijeron cosas muy feas —me atrevo a opinar, aunque a nosotros los menores nunca nos escuchan.
A pesar de que los adultos creen que los niños somos unos tontos que no podemos darnos cuenta de nada, yo pienso que no lo somos. Con casi seis años puedo percibir todo el miedo que siente Jessie, la preocupación y tristeza de Oliver, la furia de mi padre y la gran decepción que siente mamá. Siempre me concentro en escuchar y en darle tantas vueltas a todo hasta ser capaz de entender la seriedad de ciertos asuntos. Sé que no puedo dar mi opinión si no me la piden puesto que la palabra de una tonta infante no vale nada y estoy segura de hacerlo me dirían que mi única preocupación deben ser mis muñecas.
Oliver asiente antes de dirigirse a la castaña.
—¿Lo vas a tener?
—No lo sé —dice en voz baja.
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Como un cuento de hadas
Historia CortaSi alguien tuviera que describir a Alyssa Weber usando solo tres palabras, esas indudablemente serían: curiosa, traviesa y bondadosa. Esa escurridiza niña de cinco años lucha contra todos los dragones que la acechan a ella y a su familia, sin embarg...