Jessie.
Desde que era una niña mi madre me enseñó a explorar y explotar mis talentos. Asistí a numerosos cursos, clases y talleres de diversos temas. Sé cocinar, canto bien, aprendí a bailar a los siete años, modelé por dos años en muchos desfiles infantiles y soy la mejor de mi clase.
Le agradezco mucho a mamá por preocuparse por darme una educación brillante y también le agradezco a mi cerebro por retener tanta información, sin embargo, mi buena memoria se vuelve una desventaja cuando ciertos recuerdos de mi infancia se aproximan a mis pensamientos.
Recuerdo a los monstruos que esperaban entre descuidos el momento perfecto para devorarme. Nos recuerdo a Oliver y a mí escondidos en el armario cubriendonos los oídos con fuerza en un intento de que los gritos en nuestra casa desaparecieran. Recuerdo a mi padre golpeando a mamá luego de que ella le exigiera el respeto que se merece como esposa. No he olvidado las innumerables burlas que me hicieron mis compañeros de clase por ser gorda, a mi hermano alejarse cada vez más de mí hasta el punto de volvernos dos extraños y tampoco he olvidado la traición.
"Querido diario,
Hoy fue un día horrible. Mi mamá gritó muchas veces que mi papá tiene otra novia y eso me asusta. Una amiga me contó que cuando su abuelo consiguió otra novia este se fue de su casa y no quiero que pase lo mismo con papá aunque estoy muy enojada con él.
Él ahora es cruel. Siempre está furioso.
No me gustan las personas que golpean, mucho menos cuando el golpeador resulta ser mi progenitor y la víctima la mujer que me trajo al mundo.
Mi padre cruzó una línea y mentiría si dijera que no me aterra que la cruce conmigo la siguiente vez. No quiero que siga teniendo otra novia ya que eso también significa que dejará de querer a mi madre y posteriormente a mí.
No quiero que mi papá me deje de querer o que me golpee alguna vez. Tengo miedo.
Jessenia, nueve años de edad"
Debo admitir que mi adolescencia ha sido un completo caos. Nació mi hermana menor a la que tengo que cuidar la mayor parte del tiempo, mis padres son esclavos de su trabajo, yo me volví muy fea, mi hermano cada día se vuelve más mentiroso y simplemente me siento incomprendida por todas las personas del universo.
Menos por él.
Lo conocí por la red social más popular que conozco. Acepté la solicitud de ese desconocido sin saber que se convertiría en todo para mí, no podía imaginar lo mucho que significaría en mi vida a partir de las primeras palabras.
Se presentó como un chico de mi edad, pero algunos detalles sueltos me hicieron descubrir que en realidad era un hombre bueno y maduro. Me sentí conforme por haber atraído a una persona con tanta experiencia, soy de las que piensan que atraes lo que eres, y la sensación de sensatez me hizo pasar de dar algunos pasos con él, a dar largas caminatas.
En nuestra primera cita descubrí lo interesante que es. Puedo pasar horas hablando con él, es increíble la manera en la que los temas de conversación fluyen con mucha facilidad sin hacer de nuestras charlas unas forzadas; supongo que es porque al ser él un adulto tiene más cosas que contar.
Comencé a esforzarme por mejorar mi físico gracias a él. Las dietas, ejercicios, ayunos y algunas técnicas que me recomendaron mis amigas para ser bonita me ayudaron mucho a lucir decente ante el amor de mi vida.
El tiempo pasaba rápido y con eso cada vez más personas se enteraban de que me estaba envolviendo en una relación con ese maravilloso ser al que le podría dedicar todos mis suspiros. Mis amigas se alegraron porque yo no tendría que lidiar con los estúpidos de mi edad, mi hermano me juzgó, mis maestros ofrecieron sermones y mi tía habló de que le daba un mal ejemplo a Alyssa.
Ignoré todas esas palabras prejuiciosas. Nadie lo conoce, no de la forma en la que lo hago yo.
Mentí. Dije tantas mentiras en la cara de mis padres para encontrarme con mi novio a escondidas. Cedí a muchas cosas, me entregué por completo sin saber que tal vez eso no me haría sentir tan bien como lo esperé, pero que sin embargo, él supo solucionarlo.
Lo que más amo de él es que sabe como arreglarlo todo.
Me parece tan extraño que ahora no pueda arreglar nada.
"Hola, diario.
Mi novio me invitó a una fiesta en la piscina este fin de semana y estoy atravesando la crisis más grande de mi vida gracias a eso. Odio como me veo usando bañadores y tengo miedo de que él sienta asco cuando me vea.
No se que mas hacer. No creo que sea posible bajar algunos kilos en tan pocos días y honestamente me da un poco de miedo seguir el truco infalible que vi en internet.
Espero encontrar una solución.
Jessenia, quince años de edad"
Los últimos días he tenido que acostumbrarme a las humillaciones y a que crean saber que es lo mejor para mí. Lo repito: nadie se dio la oportunidad de conocer a mi amor, cosa que no les importó antes de juzgarlo.
Desearía poder hablarle aunque sea mediante la red social que inició nuestro amor, sin embargo, es difícil que él pueda comunicarse conmigo estando en la cárcel. Quisiera pedirle perdón porque sé que soy la única culpable de su desgracia. Es mi culpa que lo denunciaran, es mi culpa estar embarazada y también es mi culpa que sea tan complicado sacarlo.
"Buenas noches, querido diario.
Tengo miedo. Temo no volver a ver a mi novio nunca más, me aterra que me olvide, me asusta que no puedan sacarme a esta cosa y verme obligada a soportar como mi cuerpo se vuelve cada vez más feo. Tengo miedo porque no sé qué va a pasar conmigo a partir de ahora.
No tengo claro nada. Todo es un desastre.
Jessenia, dieciséis años de edad."
Las lagrimas no paran hasta que me quedo dormida.
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Como un cuento de hadas
Short StorySi alguien tuviera que describir a Alyssa Weber usando solo tres palabras, esas indudablemente serían: curiosa, traviesa y bondadosa. Esa escurridiza niña de cinco años lucha contra todos los dragones que la acechan a ella y a su familia, sin embarg...