Creo que los sueños son el único lugar en que las personas podemos vivir como en un cuento de hadas.
El primer sueño que recuerdo haber tenido fue uno donde toda mi familia estaba comiendo pastel de chocolate en un jardín. El segundo lo tuve luego que me diagnosticaron y se trataba de que yo tenía un cabello largo como el de Rapunzel. Hace tres semanas soñé que sostenía a un bebé mientras mi mamá me decía que no podía comer pizza porque no es un alimento perteneciente a la dieta recomendada por mi médico.
Ahora que sé que mi hermana mayor está embarazada, no puedo sacarme de la cabeza la idea de que yo predije eso mediante mi sueño.
¿Seré una predictora del futuro?
Si es así, lo siguiente que quiero predecir es si me curaré o no.
Esta mañana los médicos vinieron a revisarme y luego me llevaron a hacer unos análisis para saber si mi tratamiento está funcionando. En unos días terminaré este ciclo de quimioterapias y al fin podré volver a mi casa.
—Jessenia, tenemos que irnos. —Mi padre se asoma por la puerta de la habitación—. Te van a tomar unas muestras para enviarlas a la estación de policía y también vas a declarar.
Una lágrima se desliza por la mejilla de mi hermana.
—No era necesario que lo denunciaras, él me ama —dice en voz baja.
—No te ama. —El tono de mi padre es fuerte—. Solo te manipuló a su antojo y lo haré pagar por eso. Ahora vámonos, se nos hace tarde.
Cuando se van me quedo sola por unos minutos hasta que Oliver aparece junto a mi enfermera favorita. Mi hermano se lanza en una silla sin mencionar ni una palabra y la mujer con uniforme se acerca a mí con una gran sonrisa curvando sus labios finos. Está sosteniendo una carpeta en una mano y con la otra empuja el carrito lleno de bandejas de comida.
—Hola, Alyssa —saluda con un tono dulce—. ¿Cómo te sientes hoy? ¿Has notado algo raro en tu cuerpo? —cuestiona revisando una de las máquinas que están al lado de la cama.
—Hola, enfermera —saludo igualmente—. Bien, lo único raro es que acabo de descubrir que puedo predecir el futuro —explico con una sonrisa.
—¿En serio? ¿Cuál fue tu primera predicción? —Examina mis brazos llenos de moretones.
—El embarazo de mi hermana Jessie —alardeo y veo como las cejas de la enfermera salen disparadas hasta el cielo en su asombro.
Oliver abre mucho sus ojos en mi dirección y niega con la cabeza. Entiendo su señal y me doy cuenta de que eso no es algo que debí haber mencionado, pero ahora no hay vuelta atrás.
—¡Vaya! —Es lo único que dice la enfermera para luego acercar el carrito de comida—. Asegúrate de que la niña coma todo, no vaya a querer hacer algún truco con su varita mágica para desaparecer la comida. —Ríe la mujer mayor en dirección a Oliver para luego salir de la habitación.
Al cabo de unos minutos, ya he comido la mitad de mi comida y mi hermano me observa aburrido desde su lugar.
—¿Hoy tienes quimio? —inquiere.
—No. ¿Te puedo pedir un favor? —Asiente en respuesta—. ¿Me traerías chocolates en secreto?
—No, Aly. —Ríe
—Al menos lo intenté. —Me encojo de hombros y sigo comiendo mi almuerzo—. ¿El bebé que Jessie espera será niño o niña?
—No lo sé. No hables del tema hasta que no sepamos que decidió nuestra hermana, ¿bien?
—Bien.
Si puedo guardar los secretos de mis hermanos, también puedo guardarme mis preguntas para el mejor momento.
Aunque dudo que sea necesario preguntar teniendo en cuenta que puedo predecir el futuro.
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Como un cuento de hadas
ContoSi alguien tuviera que describir a Alyssa Weber usando solo tres palabras, esas indudablemente serían: curiosa, traviesa y bondadosa. Esa escurridiza niña de cinco años lucha contra todos los dragones que la acechan a ella y a su familia, sin embarg...