Ayer vi una película con mi mamá en la cual decían que todas las personas queremos algo que se encuentra en la cima de la torre que está en la ciudad del amor, pero no nos atrevemos a ir por ello hasta que el deseo se convierte en una necesidad que nos impulsa a trepar dicha torre.
Las personas poseemos distintas aspiraciones que aunque para otros sean tontas, para nosotros son muy importantes.
Mi prima Diana desea mucho una muñeca que suelta lágrimas reales cuando tiene hambre, su madre añora conocer a su actor de telenovela favorito, mi abuela quiere tener muchos años más de vida para seguir sirviendo en el gran restaurante en el que trabaja, mi padre sueña con tener un auto deportivo azul mientras que mi madre siempre dice que su mayor deseo es que sus hijos seamos felices y exitosos. Oliver repite muchas veces que quiere dinero, por lo que me atrevo a suponer que ese es su mayor deseo, y acabo de descubrir cuál es la gran aspiración de Jessie.
Estamos en el sofá que se encuentra en la sala de estar. Mamá convocó una reunión familiar a la que mi padre no está invitado y recalcó que yo puedo estar presente porque debo estar enterada de algunas cosas.
Lo primero que dijo es que se siente muy mal por no darse cuenta a tiempo de que Jessie estaba atravesando por tantos problemas. Expuso que en el momento en que le hicieron los análisis que tenían que llevar a la estación de policía se dieron cuenta de que mi hermana, además de embarazada, está sufriendo de malnutrición gracias a que nunca come bien.
—... Es sumamente peligroso que siendo tan joven y padeciendo de un trastorno alimenticio estés embarazada, Jessenia —habla mi madre y la castaña solo mira al piso—. Mañana mismo vamos a ir a un especialista, no pienso esperar a que todo avance más y termines internada en un hospital. La enfermera de la estación me recomendó buscar ayuda cuanto antes para evitar tener más complicaciones en el parto...
—No va a haber ningún parto. —La adolescente interrumpe el palabrerío de mi madre—. Yo no quiero tener un hijo. No quiero estar embarazada. No quiero tener una panza gigante. No quiero parir. No quiero que crean que tengo un problema con la comida cuando no es así. Solo quiero que me saquen esto y me dejen ser feliz con mi novio de una vez por todas.
Las lágrimas no tardan en deslizarse por las mejillas de la castaña.
—¿Sabes lo complicado que es un aborto teniendo en cuenta las alteraciones digestivas y bioquimicas en la sangre que hoy descubrimos que tienes? —Esta vez es Oliver quien interviene—. ¿Por qué no pensaste en todo esto antes de meterte con ese hombre? ¿Que te hizo creer que era una buena sacarte la poca comida que te metías? —Nunca había visto a mi hermano tan enojado como en este momento.
La sala de estar se convierte en un caos del que todo lo que quiero hacer es salir. Odio muchísimo todas las peleas y gritos que han habido en mi familia los últimos meses. Quisiera recuperar la tranquilidad que había antes en este hogar, cuando nadie odiaba a nadie.
—El médico dirá lo que es más conveniente —dice mi madre luego de mandar a callar a los dos adolescentes que se miran como si quisieran matarse—. No quiero escuchar nada más, me iré a dormir con Alyssa.
Dejamos a mis hermanos en la sala luego de darles las buenas noches.
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Como un cuento de hadas
Short StorySi alguien tuviera que describir a Alyssa Weber usando solo tres palabras, esas indudablemente serían: curiosa, traviesa y bondadosa. Esa escurridiza niña de cinco años lucha contra todos los dragones que la acechan a ella y a su familia, sin embarg...