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¡Por fin, en casa! 

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¡Por fin, en casa! 

Solo estuve dormido como unas 18 horas y me siento cansado, como si me hubiera corrido un maratón. Hubiese preferido tener una maratón pero de la saga de Rápidos y Furiosos.

Papá junto a Joseph me llevan hacia el cuarto. Pero yo niego rotundamente, porque quiero estar con ellos y ayudar a mamá para el almuerzo. No me gusta que me traten como un inútil, me gusta ayudar y ser activo en las cosas que sé que puede hacer. Mientras tenga la movilidad de mis manos y pies, yo puedo hacer lo que quiera (siempre y cuando sea algo bueno)

Los miro fijo y enojado. Haciendo un bucheo para que terminen cediendo.

Papá dice que tengo que descansar un poco más. Ya que no quiere que me de una recaída.

No tengo otra alternativa que aceptar...porque...creo que...me estoy quedando dormi...do...otra v...ez.

Cuando abro la puerta de casa, nos envuelve un olor delicioso

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Cuando abro la puerta de casa, nos envuelve un olor delicioso. Y sí, tallarines verdes, mis favoritos.

—Jess, ¿te gustan... —no me deja terminar la pregunta.

—¿Qué si me gustan los tallarines verdes? ¡Me encantan! —me responde con emoción. No entendí cómo pudo identificar qué plato es...

Se oye la voz de mamá en la cocina —Bienvenidas, están en su casa —obviamente yo sí y, espero que Jess se sienta también como en casa.

—Y ¿Marlon? ¿Dónde está? ¿Joseph? —pregunto.

Mamá me indica que están con papá, que suba y que les diga que el almuerzo ya está listo, es lo que hago, dejando a Jess con mamá.

En ese transcurso de presentaciones de quién es quién, Marlon baja después de haberse dado una tremenda siesta. Yo lo entiendo, es muy pequeño como para soportar esa enfermedad.

Jess abraza a Marlon sin dudarlo. En realidad, siento que Jess es como nuestra hermana perdida, solo que no tenemos una hermana perdida. Pero sería muy loco pensarlo. La confianza que hemos llegado a tener con ella es extremadamente ilógica, porque la acabamos de conocer.

—Oigan, dejen de avergonzarme, no es justo —ahora estoy enojada porque los mellizos están contando las veces que me han escuchado hablando dormida y, sí que hablo tonterías cuando duermo—. Acabarán asustando a la visita, ash.

Jess se ríe a carcajadas y se dirige a todos nosotros —Claro que no, me siento como en casa. Les quiero agradecer por compartir su mesa, su tiempo y su hogar conmigo. Y, Darling, "déjame, voy a comer mi refresco" —con eso, todos estallamos de risa, incluso yo, aunque obviamente se están burlando de mí. Pero aquí entre nos, siempre quise tener una hermana. Con eso no quiero decir que no quiera a esos traviesos, los adoro demasiado y, eso que demasiado es poco decir.

Cuando terminamos de almorzar, quedamos haciendo sobremesa.
Hasta hablamos sobre si existen muchos más planetas de lo que llegamos a conocer o a estudiar, que si lo extraterrestres existen o si viste alguna vez duendecillos. Son sólo cosas que puedes hablar con tu familia sin necesidad de sentirte avergonzada, bueno, es lo que yo siento y pienso.

—Jess, ha sido un placer conocerte, espero que tus intenciones de amistad con mi hija sean buenas. Pero, sin necesidad de poder conocerte más, puedo notar la bondad en tus ojos. Así como decía mi mamá, ojo de loca no se equivoca  —Mamá Emi, siempre tan linda y graciosa a la vez.

Marlon y Joseph se ríen tiernamente, y van en dirección hacia Jess y la abrazan.

La veo algo nostálgica y habla —Me harán llorar, de verdad. Es que yo siempre quise tener el amor de una familia, sentir ese amor. Y, señora Emily, no tiene que dudar de mis intenciones de buena amiga, soy mujer de palabra. Por los siglos de los siglos.

—Amén —repiten al unísono los mellizos.

Volvimos a las carcajadas, todo un vaivén de emociones.

Lo cierto, es que podría jurar que en este mismo momento estoy feliz. Me he olvidado de todo, estoy junto a los que más quiero y a lado de una gran amiga. Vuelvo a recalcar que espero no equivocarme, porque ya hasta le agarré cariño.

—Gracias a todos, eh. No sé cuántas veces estaré agradeciendo, ya que  estoy muy agradecida y lo estaré toda la vida. No es fácil abrirle la puerta de tu hogar a alguien.

»Mis más sinceros respetos hacia todos. Lamentablemente, ahora me tengo que despedir. Sé que es algo descortés, pero debo encargarme de algunas cosas más. Por cierto las flores que tienen allá en su jardín, me dejaron fascinada —con estas palabras, Jess se despide, abraza a todos y yo la acompaño hasta la salida.

—Adiós, shopita —se burla—. Gracias, amiga. Fue un buen almuerzo —me da un abrazo y se va.

Contexto del apodo "shopita": un día me picó una abeja en la lengua, lo único que me daban era sopa. Y, claro, cada vez que sentía hambre tenía que usar la palabra "shopa", porque apenas podía abrir la boca.

Eso les parece gracioso, a mí me parece un recuerdo que me dejó traumada de por vida.

Siempre y cuando me amesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora