31. Alivio

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Me llevan a una sala, donde solo estoy yo y un oficial

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Me llevan a una sala, donde solo estoy yo y un oficial.

Saca una grabadora y me empieza a cuestionar cosas, que no las tomo atención. Mi mente está en blanco y mi corazón palpitando a mil. ¿Será posible que él es el causante de que no haya triunfado buscando al chico ideal para mí? ¿Por qué de todas las personas existentes, él sea uno de los sospechosos?

—¿Señorita Morgan? —la voz del oficial, casi un llamado de atención, me saca de los pensamientos tan turbios que se me vienen por la mente.

—E...se hom...bre —balbuceo y él me interrumpe.

—Tranquila, toma aire. Cuéntanos desde un principio —dice.

—Cuando mi papá murió —siento un nudo en la garganta—, pasaron meses para que mi mamá pueda rehacer su vida, yo estuve contenta por ella. Pero... —mi voz se va agotando poco a poco—, jamás pensé que ese señor me iba a hacer daño. Entraba a mi recámara cuando mi mamá no estaba, me empezaba a tocar sin mi consentimiento. Yo se lo decía a mi mamá, ella jamás me creyó. Yo no aguantaba, hasta que un día me... —hago una pausa—. Me...violó —puedo decir, al fin—, lo aruñé, traté de defenderme, pero era imposible. El peso suyo, era mucho más fuerte que yo —las lágrimas son infinitas al recordar todo eso—. Esperaba con ansias a que mamá llegara, pero era inútil, ella jamás me creyó. Me decía que de seguro yo lo coqueteaba o, me lo insinuaba —suspiro, con la nariz llena de mocosidad—. Tuve que cumplir la mayoría de edad, para salir de esa casa. Desde ese entonces, jamás volví a saber de ellos —finalicé.

El oficial me miraba desconcertado —Bien, señorita —veo que se le dificulta tragar saliva—. Gracias por su testimonio, como esto sucedió hace varios años atrás no significa que no se levanten cargos hacia él. Te aseguro que encontraremos vínculos y, uniremos pistas, para que ese señor jamás te vuelva a hacer daño —concluye.

Yo solo asentí con la cabeza, me limpié la cara y salí de ese lugar.

—Amiga, ¿todo bien? —Dar se viene a mi encima, dándome un fuerte abrazo. Siento que ese abrazo ha unido todas mis partes rotas en un segundo.

—Mejor —dije.

Me siento con un alivio fatal, siento que al fin pude dejar de callar lo que me atormentaba durante estos años.
Pensé que si mamá no me creía, los policías tampoco lo harían.

El oficial sale y se dirige hacia a mí —Una cosa más —me mira directamente—. En estos documentos dice que eres adoptada ¿es cierto? —indaga.

—Si en los documentos dice así, es porque es cierto, oficial —dije. Y al parecer dejé boquiabiertos a todos, hasta a Darling. No les había contado que era adoptada porque creí que no era necesario.

—Gracias, señorita Morgan —se detiene un rato, pensando en lo que iba a decir—. La llamaremos para averiguar sobre sus padres biológicos. Creo, que también ayudaría.— suelta y se va.

Darling me toma de la mano —Creo que, tienes algo que contarnos —dijo mirándome fijamente—, bueno, si es que creas conveniente —agaché la cabeza, pero finalmente accedí.

Es muy raro que ellos se queden asombrados y quieran saber un poco más del tema. Por una parte los entiendo, porque me acogieron como un miembro más en su familia, es por esa misma razón por la cual siento confianza. Es hora de que sepan que era de una familia adoptiva. Ellos sabían que me tuve que ir de la casa, por el abuso de mi padrastro, pero no sobre mi adopción.

Siempre y cuando me amesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora