39. Confidente

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—Jos, ¿qué hora es? —no he podido dormir desde que supe que Darling salió con un chico

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—Jos, ¿qué hora es? —no he podido dormir desde que supe que Darling salió con un chico. Uno nunca sabe lo que podría pasar. Es decir, quiero que mi hermana esté bien.

—Marlon, duérmete —creo que lo dijo bostezando.

—Yo me levantaré, no puedo dormir. ¿Tú si puedes dormir sabiendo que nuestra hermana está en una cita con un chico que no conocemos? —mi enfado sale a la luz.

—Lo que estás siendo ahora es una hermano celoso, duérmete ¡YA! —no fue un grito, pero sonó como uno.

Me levanté y me dirigí hacia la sala. Eran las 11 pm...

—¿Marlon? —pregunta Joseph desde las escaleras— ¿Estás ahí?

—No —suspiré—. ¡Vete a dormir! —sí, estaba enojado.

—¡Brrrr! —hace una pausa mientras baja por las escaleras—. Te acompañaré. Vamos a esperar juntos a Darling. Y la vamos a reñir por el motivo de su tardanza —me guiña el ojo.

12:56 am...
Aún no llega, eso me preocupa.

1:23 am...

—¡Shhh! —escuchamos ruidos en la puerta. Jos y yo nos asomamos a la ventana. Mi corazón se sintió aliviado cuando vi a Darling en la puerta, con el supuestamente enamorado...

—¿Qué? —nos sorprendemos al ver que ellos se dan un beso.

—¡Cállate! Nos oirán —Darling coloca el dedo índice en sus labios diciendo Shhhh.

Cuando ella abre la puerta, considero en colocarme delante de ella —Llegas tarde, señorita —digo.

Darling se sobresalta asustada, colocando la mano derecha en su pecho —¿Qué caraj...? —la interrumpí.

—No se dicen groserías —resultaba molesto.

—Bien, se nos hizo tarde. Pero, no es lo que ustedes piensan. Se los contaré mañana ¿está bien? Que sea la última vez que me asusten de esta manera, casi me da un infarto —nos reclama —. Ahora, ustedes dos a dormir —nos sujeta del hombro dirigiéndonos hacia el dormitorio.

 Ahora, ustedes dos a dormir —nos sujeta del hombro dirigiéndonos hacia el dormitorio

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—¡Joseph! —grité—. Se nos hizo tarde para ir a la escuela —eso pasa cuando te la pasas toda una noche esperando a tu hermana.

—Un minuto más —suplica.

—No nos dejarán entrar, ¿por qué mamá no nos levantó? O ¿papá? —noto que mi hermano se ríe.

—Marlon, es sábado. Déjame dormir.

¿Es sábado?

—¡Darling! —digo tras la puerta de su cuarto.

—Pasa, pequeño mocoso —ella tan cariñosa.

—Bien, cuéntame —ella niega con la cabeza—. Tienes que contarme —hago un puchero.

—Llama a Joseph —sonríe.

—No quiere levantarse —expreso molesto.

—Levántalo, sino no hay nada para contar —cruza los brazos.

Gruñendo me volví a la recámara.

¡Qué fastidio! Si quiero ser el del papel de hermano celoso, lo tengo que hacer bien.

Me tiro encima de Joseph, y lo empiezo a gritar.

—¡ERES... —hace una pausa— un arrogante!

Se levanta a regañadientes y ambos nos dirigimos hacia el dormitorio de nuestra hermanita.

—Bien, ya estamos aquí. Cuéntanos —trato de sonreír, pero lo único que me sale es una mueca.

No puedo negar que, mientras Darling relata los sucesos tan románticos, pueda sentir algo de celos.

—Él fue muy tierno, después de estar ratos en el mirador, nos fuimos a un sitio tipo teatro, nos reíamos a carcajadas —dirige su mirada hacia mí— Es por eso que nos demoramos, se nos pasó la hora. Disculpa por preocuparlos. ¿Quieren conocerlo? —Joseph dice ¡Sí! Con una algarabía, mientras yo...— ¿Mar?

—Ah, sí. No estaría mal —aparto la mirada.

—Los quiero, lo saben ¿verdad? —nosotros movemos la cabeza al mismo tiempo. Y ella nos da un beso en la mejilla a cada uno.

No quiero que Darling pase un mal de amor otra vez.

Solo espero que ese chico, no sea igual que el zopenco de Adolfo.

Siempre y cuando me amesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora