19. Dudas

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Pensilvania está en épocas de clima caluroso

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Pensilvania está en épocas de clima caluroso. Les aseguro que yo sentía todo, menos calor. Mis manos sudaban frías, no quería saber que alguien que había conocido hace poco -el cual me mintió sobre su apellido- esté en una delgada línea de la vida y la muerte. Quería conocerlo, no para jurarle amor eterno, quería tener amigos y él es uno de ellos.

—Estás un poco rara, ¿pasa algo? —dice Jess. Nos habíamos quedados solas, ya que mamá se fue a casa con los mellizos en el carro de papá, aunque la verdad el carro es de quien sepa manejar—. Dar... —me saca de mis pensamientos— ¿Todo bien? Cierto, de seguro estás con la resaca.

—Aparte de la resaca, chula. Siento que mi cabeza está en cuentas regresivas para explotar —recordando sobre lo que mi mamá me dijo lo de Jess y Gonzalo—. ¿Qué pasó ayer? ¿Cómo terminé en los brazos de Gonzalo? —pregunto.

—Suponía que ni te ibas a acordar de unas cuántas cosas de anoche. En realidad, él se fue a visitarte justo cuando nosotras llegamos, es muy raro. Porque aquí entre nosotras me parece guapo ¿está en algo contigo o... —niego rotundamente—. Bien, bien. Eso fue todo, no sé cómo llegó, pero ahí estaba. Hubieras visto la luna, estaba bellísima.

—Lo atropellaron esta mañana —suelto—, no sé cómo, pero tu prima conoce a su hermano, supongo que lo conocía también a él. Gracias a ella obtuvimos la ubicación de sus familiares —se ve en su cara todo el terror que siente—. Me dijeron que está entre la vida y la muerte.

—Pero... —la interrumpo.

—Alexa está con ellos, nos permanecerá informadas —mueve la cabeza algo confundida.

—Lo del chico, lo entiendo. Pero, sigo en shock —hace una pausa— ¿Tú, desde cuándo hablas con Alexa? —bien, directo a la yugular.

—No hablo con ella para ser del todo, amigas. Esta mañana cuando estuvimos esperando tus resultados, me pidió disculpas y me dijo unas cuantas cositas. De algo he aprendido en esta vida que no se vive de rencores, pero también es bueno expulsar de tu vida a quien no merece estar en ella. Yo la disculpé, pero no prometo nada —digo frotándome la sien con las manos.

—Okey, chica con resaca —nos reímos—. ¿Cómo conociste al chico? —creo que se refiere a Gonzalo.

—De la misma manera que te conocí —sonrío—, nos chocamos, le pedí su nombre y yo le di mi número. Algo loco, en realidad. Pero, hay algo que no me cabe, tengo una duda existencial ahora mismo. Él me mintió sobre su apellido, me dijo que era Gonzalo Rivera, esta mañana descubrí que es Gonzalo Walker.

—¿Walker? —muevo la cabeza de arriba hacia abajo, afirmando—. Su  familia es super millonaria y conocida acá, con razón se me hizo conocido. Sale en muchas revistas, pero, eso es lo de menos. Se le ve un chico grandioso, quizás él escondió su apellido para que lo conozcas y no lo definas por su posición económica —encoge los hombros.

—Quizás —suspiro—. ¿Te gusta?

—Quizás —me replica.

Siempre y cuando me amesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora