Ha sido un día muy largo.
Al llegar a casa junto a Jos, nos percatamos que no hay nadie en casa.
Qué raro...—Joseph, ve arriba y me avisas si se encuentra Marlon —lo ordeno.
Mi corazón empieza a agitarse, siento que algo malo pasó... O es lo que mi mente cree, pero no puedo evitar pensarlo. Culpa mía.
—Daaaaarling, hermana mía —Marlon salta de alegría y viene a mi dirección. Dándome un abrazo de oso—. ¿Dónde estuviste todo el día?, Joseph también se desapareció todo el día —veo su expresión enojada y, siendo sincera, es lo más tierno que pueden ver mis ojos.
Me animo a responderle que estuve toda la tarde con Joseph.
—Jos, tiene el corazón roto.
»Sí, así es. ¿Sabías que iba en busca de Ariana? —asiente con la cabeza.
—Sí, pero no sé quién es la chica llamada Ariana.
—Bien, es la hermana de Adolfo.
Abre los ojos tanto como puede, asombrado y se da un golpe suave en la frente —Te juro que no lo sabía. Iré a por Joseph, para consolarlo —pone su carita triste, ¡Diosssss! Estos pequeños me harán explotar de ternura—. Por cierto, Dar. Mamá y papá se fueron a una cita, pillines ¿no? Te toca hacer la cena, nosotros nos encargamos en ayudarte en la cocina. Con su permiso, señorita.
—Mar —lo observo.
—¿Si? —lo hace parecer gracioso.
—Te quiero, a ti y a Jos. A mamá y a papá, los quiero a todos.
—Te quiero —de lo que estaba por subir, se detiene para darme un beso en la frente y otro abrazo más. No quiero que me suelte, pero lo hace y se va.
Al fin en cama. Mis papás no sé a qué hora regresarán a casa, pero esta señorita siente un sueño terrible.
Mi teléfono está apagado, lo dejaré cargar toda la noche...y...hasta mañan...
Me sobresalto en un minuto, escuché como si alguien rompió algo ahí abajo. De alguna manera tengo que estar segura de que, si fueron mis papás... Viendo la hora, ya deberían estar aquí. Son las 4 am.
¡Miérrrcoles!
—Darling, esas palabras no se dicen —repiten al unísono los mellizos.
Bien, sí. Ellos tienen razón.
No fueron nuestros papás... ¡Fue un mapache! ¿Qué rayos? ¡UN MAPACHE! ¿Cómo es que entró?
No tengo ni la más mínima idea de cómo sacarlo afuera sin tener que hacerle daño, después de todo es un animalito.
5:15 am, y sin ninguna jodida idea para sacarlo, esto se está saliendo de controoool.
5:48 am, los tortolitos llegan.
Se jactan de la situación, se miran entre ellos y se empiezan a reír. ¿Qué? ¿En serio? Tengo clases aproximadamente en una hora y ¿se burlan de nuestra situación?
—Hija, nosotros lo resolvemos. ¿Tú no tienes clases? —no los culpo, papá trabaja la mayoría de veces y, pues está noche no llegó tarde. Mil veces romántico antes que mujeriego, es su frase. Sólo espero que no lo diga de la boca para afuera o, para quedar bien.—. Y ustedes —apuntando a los mellizos—, ¿Me traen el teléfono? ¿Por favor, amores?
Debo cambiarme, no quiero llegar otra vez a una clase tarde. Solo espero que no se enteren mis papás que no entré a una.
—Adiós, familia —los despido con un beso volado a todos.
Sí, el mapache es asunto arreglado gracias a la llamada de mi papá. Además que los mellizos salieron con la idea de que lo querían de mascota, pero es imposible.
Mis papás, sobre todo mi mamá, nos advirtieron que los mapaches no son tan buenos, tienen sus días malos. Pero es mejor evitarlos.
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Siempre y cuando me ames
Literatura FemininaLa familia es todo lo que tenemos y, uno no sabe los secretos que otro puede guardar...