48. Nueva York

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Al fin llegamos, pensé que este viaje iba a ser rápido, pero fue divertido, no pude evitar dormirme en el camino

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Al fin llegamos, pensé que este viaje iba a ser rápido, pero fue divertido, no pude evitar dormirme en el camino.

Estoy súper cansada y puedo resaltar que todos lo estamos. Imagínate a papá Sebastián, que estuvo manejando por horas.

Eran las seis de la noche, podía ver esta ciudad enorme y preciosa, con esos rascacielos elegantes y vanidosos, la nieve caer de poco a poco, las luces de la ciudad... Mañana es 24 de diciembre, vísperas de navidad. Con la familia tenemos planeado un montón de cosas...

El frío invade por todo mi ser, me recuerda a mi primera cita con Fer, donde me pidió ser su enamorada... Muy creativo de su parte, más que nada, fue algo romántico.

—Antes de llegar, renté un departamento. Tuve que rogar para que sean solo unos días, pero les prometo que nos sentiremos como en casa —anuncia papá.

¡Ay, por favor! ¿En casa? Vivíamos viajando. Para mí, casa es el lugar donde está mi familia, no la estructura que indica mi domicilio.

—¿Ya llegamos? —esa jodida frase, han estado diciendo los mellizos desde que vinimos.

—Llegando —mamá arruga la nariz por un momento—, y... ¡Llegamos!

—¡OMG! —gritamos todos, saliendo del coche, saltando como locos.

Era un departamento muy bonito, con cuatro pisos, ¿cómo pudo pagar esto papá? Mi gran duda.

Nueva duda existencial, activada.

—El primer piso, es la sala —indica mamá—. El segundo, el dormitorio de papá y de mí —sonríe pícara—. El tercero, el dormitorio de los mellizos —los mira con los ojos achinados—. El cuarto y último, es de ustedes chicas —finaliza.

—¿Qué esperamos para entrar? —dice Jess, levantando ambas cejas.

Si por fuera este departamento es llamativo, por dentro lo es aún mucho más.

Las habitaciones son amplias, y decoradas.

El arbolito de Navidad ¿es un regalo? Porque ya estaba puesto en la sala, era inmenso...

Este año, pienso que a Jess le tocará poner la estrella en el árbol. Cada navidad, un integrante de la familia pone la estrella del árbol, y al niño Jesús en el pesebre. Bueno, cada familia tiene su costumbre y tradición, la nuestra es esa. También cuenta, que después de media noche, nos toca devorar la cena acompañada de nuestra taza con chocolate.

—Lucen muy cansados, ¿qué les parece si cada uno a su respectiva habitación? Mañana es un gran día, debemos tener mucha energía. Porque nos iremos al centro comercial, papá con los chicos y —mamá hace una pausa y nos mira a Jess y a mí—, mamá con las chicas. ¡¿No es buena idea?! —salta de emoción.

—Espectacular idea —los mellizos acompañan a mamá, saltando.

Tratamos de explicar a Jess, el motivo del por qué salimos de compras para los regalos, en dos grupos divididos. Antes, solo era mamá y yo, pero ahora que sabemos que hay una integrante más, seremos Jess, mamá y yo.

—Nosotras compramos los regalos de los chicos de la casa, y ellos el regalo de las chicas, o sea; nosotras —muevo las manos para dar más énfasis en la explicación—. Y luego, cada una le decimos a papá lo que queremos regalar... —hago una pausa, porque siento que me enredé— Por ejemplo, yo le digo a papá el regalo que quiero dar a mamá y a ti, así sucesivamente le dirás a él lo que quieres para mí y para mamá —la miro para que ella pueda asentir que me entiende, y sí, lo hace—. Eso mismo pasa con los chicos, pero, ellos le dicen a mamá. Lo vuelvo a repetir, por ejemplo; Marlon le dice a mamá lo que quiere para Jos y para papá, y así sucesivamente con ellos —tomo aire.

—¿Nosotras también tenemos que decir a mamá lo que queremos para ellos? —cuestiona.

—No hace falta, porque iremos las tres y lo podemos decir en ese mismo instante —concluyo.

Terminado todo este enredo sobre la explicación "fantástica" de mi persona, todos nos vamos a la cama

Rendidos por el cansancio, y con el estómago lleno, ya que antes de llegar nos zampamos una pizza.

Siempre y cuando me amesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora