Siempre y cuando me ames

28. Sustento

Algunas casas están por caerse,  algunas se mantenieron. Afortunadamente, nuestra casa no tuvo ningún daño, excepto por el desorden.

—Gracias, Dar —Jess me devuelve el móvil que le presté—. Alexa se encuentra bien, gracias a Dios —me informa.

—Jamás pensé vivir esto —se escucha una voz tras mío. Es de Joseph.

—Yo tampoco —lo acompaña Marlon.

—Vamos adentro chicos —dice papá, puesto a que ya pasó una hora de lo sucedido.

—Perdón la falta de cortesía, pero solo entraré a sacar mi teléfono y mi mochila. Debo ir a ver como está Alexa, para sentirme menos preocupada —dice Jess y, sí que se le nota la preocupación.

—Si estás preocupada, no te preocupes —Marlon se dirige a ella y, está más que obvio que, eso nos hizo reír bruscamente.

—¿Qué es lo que nos iban a decir? —miro a mis papás y no obtengo respuesta.

Hasta que por fin obtengo respuesta, pero siento que no es la correcta.

—Queríamos hablar del viaje ¿no, cariño? —le sostiene la mano.

—Ah, sí. Sobre eso —dijo papá.

Actúan muy raro, cosa que, jamás lo han hecho. Quiero pensar que es por lo que acabamos de pasar.

Nos despedimos de Jess y nos adentramos hacia la casa. Sí, está recontra desordenada, algunos objetos rotos, pero nada que no se pueda arreglar.

Encendemos el televisor, podemos ver noticias sobre lo que ocasionó este sismo, es muy frustrante ver a mucha gente perderlo todo. Si tenemos que ayudar, lo haremos.

El sismo fue de 5.7 durante dos minutos y 57 segundos.
Me sorprende y a la vez me pone la piel de gallina.

A inicios de año, también hubo un temblor, fue algo leve, justo en mi cumpleaños. Era un 11 de enero. Mis 20 años recién cumpliditos e hice temblar la tierra ¡God!

Hablando de cumpleaños, ya no falta más para los 11 años de los mellizos, ¿Saben? Esto me pone nostálgica. Se acabaría el año y estaríamos celebrando el cumpleaños de esos traviesos.

Tras terminar el desorden, nos juntamos para la cena.
Fue un largo trabajo, me siento exhausta.

Cuando era niña, también sucedió un gran terremoto, arrasó y destruyó la casita en la que vivía junto a "mamá" y papá.

Papá era un buen hombre, pero se murió... Él era policía, unos ladrones le quitaron la vida con 5 disparos.

Mientras tanto, Ale también lo vivió. Ella no pudo salir mientras sucedía el sismo, y la casa se derrumbó aún estando ella dentro.

El estómago se me revuelve y un nudo en la garganta se hace aún más grueso.

Afortunadamente, pudo sobrevivir. Ella tiene algunas cicatrices, yo me encargo de hacerla sentir la mujer más preciosa y que esas cicatrices la hacen ver aún más hermosa.

Todos tenemos un pasado. Todos tenemos un motivo por el cuál ser fuertes y seguir adelante.

Cuando llegué al departamento, Alexa seguía estando afuera.

—Prim... —no le dejo terminar lo que quiso decir y la abracé.

—Ya, todo pasó —digo acariciando su cabello corto.

No paraba de llorar, me destrozaba por dentro verla así. Puedo deducir que ese acontecimiento la marcó para toda la vida. Pero día a día, la hace más fuerte.

—Eres maravillosa, te adoro —le digo, mientras la abrazo.

—Tú lo eres, te adoro más —me da un abrazo fuerte y se aleja—. Bien, entremos, necesitamos ordenar las cosas que...se tumbaron.

La admiro bastante. Es un claro ejemplo, de que si quieres cambiar, no hay excusas y lo haces, hasta mejor.