14. Cinco

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Cuando alguien está pasando por una ruptura, ya sea en el amor

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Cuando alguien está pasando por una ruptura, ya sea en el amor. Tiene que pasar por cinco etapas de duelo.

Yo pasé por todas en una sola noche.

Primera etapa: Negación. 

—¿Será que yo no tengo un cuerpo voluminoso como las que le da "like" en sus redes sociales? —digo con una botella en la mano—. Jess, ¿yo no soy bonita? —a lo que mi amiga trata de convencerme que soy la última coca cola en el desierto.

Jess se va al baño y me deja sola en la sala. Y sí, sólo estamos nosotras dos. Su primucha, quién sabe qué estará haciendo o dónde estará. Ya, ya, si sé que el único que tiene la culpa es Adolfo por no respetarme, porque nadie entra si no lo dejan entrar.

Pero no le debo sororidad a alguien que no lo tuvo conmigo.

¡No puedo!

Agarro el celular y lo llamo, tiene el móvil apagado.

Le envío mensajes a whatsapp:

Quiero creer que no es cierto.

—Que tú y yo, estaremos por siempre. 

Quiero que me digas que me quieres y que no hay nadie mejor que yo.

Segunda etapa: Ira.

Sigo con los mensajes, pero esta vez siento un enojo fatal.

¿Por qué, Adolfo?

Eres un idiota.

No te deseo el mal, pero ojalá se te olvidara como respirar.

—Te odioooo.

Estoy llorando sin parar, no puedo creer que esto haya llegado a su fin.
Todo estos mensajes en 4 minutos, que rápido cambié de estado de ánimo.

Tercera etapa: Negociación. 

Adolfo, si tú olvidas el escándalo que hice hoy, yo olvido lo que me hiciste.

Vuelveee ¿si?.

Prometo mejorar, ¿tú también lo prometes?

—¡¿Qué es lo que se supone que estás haciendo?! No me estés jod... —Jess me quita el celular, observa la tontería que acabo de hacer. Y sin dudarlo a todos los mensajes pone en la opción de *eliminar para todos*.

Amigos, no sé qué haría sin ella. Pero estoy ebria y con el corazón roto, lo único que quiero es que este dolor cese.

Cuarta etapa: Depresión.

—Te juro que no quise hacerlo —digo a Jess y ella sigue mirándome enojada—. Soy tu amiga, con el corazón roto. Entiéndeme... Oh, Jess... —hago una pausa leve y continúo—. Jamás me imaginé que terminaría borracha y llorando por un chico que no, no vale la pena...

—¡Ni la vida! —dice interrumpiéndome.

—Exacto, ni la vida. Pero... ¿Por qué? ¿POR QUÉEEEEE? ¿Qué hice mal? —me soplo la nariz—. No puedo con esto, siento que me moriré a causa de un corazón roto ahora mismo.

—Lo que te vas a morir ahora es por una intoxicación etílica. Ya deja de beber amiga, llorar y beber no arreglarán nada. Tienes que ser fuerte, una chica aguerrida, quien no le teme a nadie —me da ánimos.

Quinta y última etapa: Aceptación.

—¿Si? —le pregunto, sin necesidad de recibir una respuesta— ¡Sí! —porque yo misma puedo hacerlo—. Fueron largos años de sufrimiento, me toca ser feliz, sola o acompañada, lo que sea o lo que venga. Tengo que ser feliz y hacer feliz a los demás. ¡Salud por eso! —levanto la última botella que me queda.

—Ay, ya —Jess me quita la botella—. Nada de alcohol, debo llevarte a casa ¿si? Tus papás deben estar preocupados, dado que, te han estado enviando mensajes y sólo los dejaste en visto.

—Los llamaré ¿si? Les diré que voy camino a casa y que estaba contigo todo el día —soplo, buscando mi celular.

—Si señorita, que no se te olvide en esa frase lo de estar ebria y mandar mensajes a tu ex —qué sarcástica, Jess.

—Te quiero, amiga —la abrazo.

Recibo uno, pero mucho más fuerte —Te quiero, también —dice la muchacha ojos color miel.

Siempre y cuando me amesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora