Siempre y cuando me ames

Epílogo

No soporto ver a Marlon detrás de una vitrina. Me parte el corazón, no poder sostener su mano y decir que todo estará bien.

¿Cómo es posible que esto sucediera tan repentinamente? ¿Sin ningún aviso previo?

Estaba segura que ese travieso, me duraría muchos años más.

Joseph se acaba de despertar del desmayo, aún no se estabiliza bien emocionalmente.

Apenas hace unas horas estuvimos celebrando navidad...

Apenas íbamos a la mesa para cenar, cuando Marlon se desplomó. Marlon me sujetaba la mano, me decía que estaba muy feliz de tenerme y de tener a todos juntos.

¿Saben cuál fue su deseo?

Su deseo fue que cuando él parta de esta vida, no suframos. Que lo dejemos con una gran sonrisa, para que ese sea el único recuerdo antes de su partida de este mundo.

Mis lágrimas caían cuando él me lo dijo.

-No llores, hermanita. Yo te amo mucho, te duraré muchos años más -me acaricia la mejilla y me limpia las lágrimas.

¿Quién iba a decir que era lo último que iba a decir antes de desplomarse?

Los médicos parecen enloquecer.

Una enfermera nos retira de esa sala y nos dirige hacia la sala de espera.

Es que... ¿No entienden que la espera desespera? ¡Es mi hermanito!

-Cariño, todo estará bien ¿si? -papá trataba de consolar a mamá, pero era imposible.

-Dar, ven. Necesitas sentarte -Jess me agarra del hombro y me jala para acomodarme en un asiento-, Marlon estará bien -solloza.

Jos aún sostiene la bola de algodón con alcohol que le brindaron.

Todos estamos con el corazón apunto de estallar.

-¿Familiares de Marlon Méndez Castilla? -un doctor anuncia a unos metros de nosotros.

-Aquí -presenciamos.

-Seré breve, señores y niños -hace una pausa para mirarnos-, nuestro paciente, está grave. Esto es un trabajo muy difícil de nosotros avisar a una familia que uno de ellos está apunto de partir -no, no, no. No puede ser cierto lo que acaba de decir-. Sería muy grato que... -alza una ceja- ¿Todos son familiares? -cuestiona y todos asentimos con la cabeza-. Bien, sería muy grato que todos entren a la habitación donde se encuentra Marlon. Quizás deban tener una despedida adecuada...no le queda mucho tiempo -su voz se debilitaba cada vez más.

Corrimos hacia esa habitación, dudé en abrirla, pero lo hice. Había un nudo tremendo en mi garganta, pero no quería llorar, no en delante de él.

-Hola, familia -lo vi, estaba con un montón de tubos y... Su sonrisa era muy bonita, una inmensa sonrisa llena de luz.

-Ho... -Jos no pudo completar la frase.

-Hola, pequeño -digo entre sollozos.

-Oh, no lloren -expresa-. Estoy aquí, mientras estoy aquí, no deben llorar. Y, tampoco cuando me vaya -nos mira, y observo una lágrima caer de su pálido rostro-. Jamás pude entender el significado de la familia, porque ustedes son mucho más que la familia. Son mi vida, y son lo que llevaré siempre después de mi... -hace una pausa, se le dificulta decirlo-. Mi muerte -sonríe nuevamente, aún con lágrimas en los ojos.

-No, mi niño. Tú... -mamá rompe en llanto- Tú aún no te irás ¿verdad? No es tu tiempo -sus palabras eran agujas en el cuerpo.

-Siempre fue mi tiempo, al igual que de todos. Siempre estuve con ustedes, en los buenos, malos y peores momentos -sus labios ya no tienen color-. Hoy es... -tosea- Hoy es un bonito día para no llorar. Que lindo se sentiría morir en Nueva York... -cierro los ojos, no puedo dejar de pensar en tantas palabras dolorosas.

-No, Mar... Tú, brillas aquí en la tierra. No es tiempo aún para brillar en el cielo -dijo Jess, en voz baja.

-Esta noche brilla, por ustedes -expresa.

No pude aguantar y me acerqué hacia él, lo abracé y le di un beso en la frente.

-No me dejes -dije entre lágrimas.

-Jamás te dejaré, hermanita -me acaricia el cabello-. Estaré aquí -señala con el dedo índice la parte de mi pecho, señalando mi corazón.

-Siempre estás ahí -le doy una sonrisa, aunque las lágrimas no cesan.

-Siempre y cuando me ames, hermanita -esas fueron sus últimas palabras.

Cerró sus ojitos, tan llenos de vida que se veían.

Adiós hermanito, vuela alto.

-Siempre y cuando me ames... -susurré.