37. Cita

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No sé cómo Jess pudo convencerme de probarme el vestido

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No sé cómo Jess pudo convencerme de probarme el vestido. ¡Qué locura! Voy a ir a una cita con el vestido que me regaló mi ex.

Me veo al espejo y me siento hermosa. No sé, pero tampoco quiero verme atrevida o cosas así en la primera cita con alguien. Si quiero conocerlo y que esto vaya en serio, quiero que él me vea como una compañera y amiga, no sólo como mujer.

—¡Fiu! ¡Fiu! —Jess no sabe silbar, pero al menos hace el intento al verme con el vestido puesto y cero maquillaje pero bien peinada—. Eres tan hermosa, Dar.

Le doy un abrazo —Como tú —se lo dije en el oído—. Te amo. Y eres la mejor de todo el world.

—Yo digo que para la próxima veamos tutoriales de maquillaje, porque todo ese maquillaje que tienes no puede ser desperdiciado ¿Está bien? —la miro y asiento con la cabeza—. Eso no significa de que no estés bella, estás hermosa —me pasa un mechón de cabello tras la oreja, dando a resaltar mis aretes.

—Darling, ¡Te buscan! —viene Marlon a avisarme, tras él viene Joseph—. ¿Quién es él? —repiten al unísono.

—Un chico —sonrío—, un chico que, probablemente lo lleguen a conocer en cualquier momento —les guiño el ojo.

Despido a mamá, ya que papá está en el trabajo. Estoy nerviosa...

—Hola, Fer —sonrío.

—Buen...as...no...ches, Dar... —¿Así habla o qué? Levanto la ceja, confundida—. Disculpa, es que, estás muy hermosa —me agarra la mano y da un beso suave en ella, eso me estremeció totalmente el cuerpo.

—¡Oh! Gracias —acabo de sonrojarme.

—Mucho más hermosa con ese rubor natural en las mejillas —me guiña el ojo, ¡Dios!

—¿Nos vamos? —cambio de tema.

—Nos vamos. Quizás no tenga un carro de último modelo, pero, lo tomé prestado —me gusta que sea sincero.

—¡Por favor! No tienes por qué avergonzarte, yo quiero conocerte a ti, no a tu apariencia ni condición social —pellizco una de sus mejillas.

—Me gustas —¿Qué?— Digo, me gusta la manera en la que lo dices. No he conocido a una chica como tú, la mayoría se fijaba si tenía carro o si tenía llena la billetera. Como verás, me ha tocado salir adelante solo... —me da una sonrisa fingida—. Bien, ¿lista? —muevo la cabeza de arriba hacia abajo, él me abre la puerta del coche. No sé qué tenga preparado para mí, pero este chico me ha asombrado, con un pequeño detalle; su sinceridad.

Prende la radio, y justo suena una canción de Ed Sheeran, me la sé completa.

—¡Oh! ¡Oh! Me encanta esa canción —grité emocionada.

—I found a love —acompaña la canción.

—For me —lo sigo.

—Darling, just drive Rigth in and follow my lead —Sí, esa canción dice mi nombre, en inglés significa querida. Y que él cante esa parte, me hace sentir un sentimiento algo puro e inocente. Aunque su inglés no sea tan bueno.

Cuando terminamos de cantar a todo pulmón como siete canciones de la radio, llegamos a nuestro destino.

Se me hace un hueco en el corazón. No es por comparar, pero...
Adolfo teniendo la posibilidad de pagar el restaurante más caro de toda Pensilvania, me llevó a uno de comida rápida. Y... Andrés, me trae a uno de lujo, cuando en realidad no tiene esa misma posibilidad.

—No —dije.

—Descuida, confía en mí —dijo.

—Pero... —no dejó que terminara la oración, y me agarró la mano.

Esto ha sido una escena vergonzosa que jamás olvidaré.

¡Quiero reírme ahora mismo!

Resulta que había un restaurante más al costado, no era caro pero sinceramente, la comida olía deliciosa.

—Que vergüenza —le dije.

Él se ríe —Algún día te llevaré a ese restaunte, pero... —lo interrumpo.

—Pagamos los dos, mitad y mitad —dije sonriendo.

Sinceramente, esta es la mejor cita que he tenido en mis veinte años.

Siempre y cuando me amesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora