—Nos vamos de paseo —empieza a cantar Marlon durante el viaje.
–¡Pi! ¡Pi! ¡Pi! —continúo.
—En un auto nuevo —dice Jess.
—¡Pi! ¡Pi! ¡Pi! —grita Darling, la emoción es sumamente compartida por todos.
Aunque Darling demoró un montón en despedir a su querido enamorado Fernando. No es que sea celoso, pero son demasiado cursi y, eso para mí me da náuseas.
Sí, no me hagan recordar cuando Ariana me rompió el corazón.
Mientras que, Marlon me contó que conoció una niña muy bonita en la escuela. Me imagino que sí debe estar bonita, porque somos los Méndez y, los Méndez tenemos buen gusto.
Jess no para de hablar del enfermero Lucas, parece que la flechó después de muchos intentos. Aún siguen sin ser enamorados, pero se los ve bien juntos.
Yo, sinceramente... Pienso que, todo tiene su tiempo. Si se llega a dar con una persona, bien, y si no, también.
Además no estamos para mendigar amor o ¿si?
¡Claro que no! Chiquillos, eso jamás.
—Jos, ¿qué piensas? —me susurra en el oído mi querido hermano, compañero de vientre pero de diferente placenta.
—Lo feliz que estoy con ustedes, eso te cuenta. Aunque seas un pesado —rodé los ojos y él me dio un abrazo muy fuerte.
Es genial como un abrazo te puede regenerar en un solo segundo.
Cuando les dije que nos retrasamos al esperar a Darling, fue en serio. Salimos al medio día, recién vamos una hora por medio de la carretera. Y mi estómago empieza a rugir como un león.
—Pá —estuve a punto de decir que sentía mucha hambre, pero Marlon me interrumpió.
—Sentimos hambre —parece que me leyó la mente o es que en verdad los gemelos o mellizos sienten y piensan igual.
—Como manden mis niños. Mis tripas ya andaban implorando por una comida. Nos pararemos en el primer restaurante que encontremos.
Cincuenta y siete minutos; bien contados, tuvieron que transcurrir para encontrar un restaurante en la carretera.
—¡Por fin! —dice Jess, desganada.
—Lo siento mis niños, pero nos toca comer lo que hay. Pensé que este viaje iba a ser fabuloso, hagámoslo fabuloso ¿bien? —nos anima mamá.
Parece que el restaurante permanecía vacío, lo digo, porque... Está en medio de la nada.
¡Muy raro! Tener un local de comida en medio de la nada ¿en serio? ¿Cuánto ganarías?
Retiro lo dicho, también es una gasolinera, así que... Para ellos sería un buen soporte.
—Muy buenas tardes, familia —se acerca una chica muy joven, a decir verdad parece una niña de unos 13 o 14 años—. Bienvenidos a "Lollipop" —oh, lollipop...me hace recordar a una serie que terminé de ver hacer unos días atrás—. ¿Qué desean pedir? —su sonrisa seguía vigente. Que linda cordialidad.
—Muy buenas tardes —decimos todos al unísono. Excepto Darling que solo dijo Hola Chiquita la quedamos mirando extrañamente.
Papá se ríe y se dirige hacia la niña de ojos negros —Buen día, ¿cuál es la carta? —sonríe.
—Oh, claro... ¡La carta! —se da un leve golpe en el rostro. Y se dirige hacia una mujer muy alta, creo que fue a pedirle la carta.
Ahora observamos que la mujer se acerca hacia nuestra mesa.
—Disculpen a mi niña, aveces juega con ser la que da la bienvenida. Pero, espero que se los haya dado —su sonrisa es idéntica a la de la niña—. Les dejaré la carta, cualquier duda aquí estamos para servirlos.
Todos pedimos unas hamburguesas con extra queso y muchas papas al hilo. Incluía hot dogs, tomate, lechuga, carne, pollo desmenuzado, tocino, y muchas cosas más
Creo que después de esa buena introducción de comida, esperaremos hasta que nos dé un empujón hacia el baño.
—¡Qué delicia! —exclama Jess, con la boca llena.
—Oh, es un manjar de dioses —también Darling, con la boca llena. A ambas se las escucha con tal gracia.
Este lugar debe ser un boom y muy buen recomendado, porque estas hamburguesas están para repetirse, pero si pides dos, harías gula. Porque una, te deja con el sabor exquisito y con el estómago lleno, ah...y, sí con el corazón contento.
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Siempre y cuando me ames
Chick-LitLa familia es todo lo que tenemos y, uno no sabe los secretos que otro puede guardar...