11. Confesión

28 7 2
                                    

Me está reventando la cabeza, no aguanto el dolor

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Me está reventando la cabeza, no aguanto el dolor.

No sé cuál será primero en explotar, si mi pecho o mi cabeza.

Estoy sentada en un parque desconocido, toda esta ciudad es totalmente desconocida para mí.

Creo que voy a llorar, no me interesa que me observen. Ya no me interesa nada ¡Maldita sea!

Espera... ¿Qué?

Veo pasar a Joseph con una vestimenta demasiado elegante y muy grande para su edad, pasa con flores y chocolates. ¿A dónde se supone que va?

No, no y no.

—Hey, chiquillo. ¿A dónde vas? —Jos se sobresalta y trata de esconder los detalles tras su pequeño cuerpo—. Ay, ya. Ya vi lo que traes, ¿me dirás? —baja la cabeza avergonzado, no me quiere decir, no lo puedo creer.

Justo cuando estoy por regañarlo, lo suelta —Me atrapaste, sis. Tú sabes quien ha sido mi amor platónico desde que tengo 6 años. Anda, ayúdame ¿si? —su mirada me cautiva y trato de no morir por una intoxicación de ternura.

—Vamos, pequeño. Ariana te lleva por unos cinco años de edad, ¿no crees que te debes enamorar de alguien de tu misma edad? —baja la cabeza y no me responde a la pregunta—. Jos, apuesto que de aquí a unos cuatro años, las chicas estarán pegadas a ti como chicle. No me vas a negar que no tienes una que otra pretendiente, eh. He visto como te miran... —me interrumpe, nuevamente.

—Así como tú miras a Adolfo —tenía que nombrarlo.

—Quizás aún mucho mejor, ¿sigues estando seguro de ir hasta Ariana y confesarle tu amor? —cuestiono.

—Sí, sí, sí —tan emocionado él, no quiero que le rompan el corazón— ¿Me acompañas?

Está muy pequeño para pensar en esas cosas, pero es bueno experimentar los sentimientos. Quizás esto le sirva más adelante como una anécdota.

Y allá vamos, a una cuadra de llegar a la casa de la familia de Adolfo.
¡Dios mío! ¿Qué estamos por hacer?

—Dar, ¿tú crees que le gusten las flores? —sus pupilas brillan, puedo apostar que brillan más que este sol, que por cierto, parece que está por llover.

—¿Cómo no le van a gustar? Si las sacaste del jardín —nos reímos—. Ojalá mamá no se de cuenta que las arrancaste, tú sabes que desde que se fue de vacaciones a México, esas flores significan mucho para ella —por cierto, vacaciones bien merecidas para mamá.

 Aún recuerdo a papá haciendo los deberes de la casa, algunos dicen ¡qué fácil! Pero cuando están haciendo las cosas del hogar, se dan cuenta que no lo es. ~¿cuándo volverá Emi? Estoy exhausto~ eran las palabras de papá todos los días.

—Bien, pequeño Jos. Es hora de tu confesión de amor. Ve y toca el timbre —suspiro.

—¡SIIIIIII! Iré por el amor de Ariana —dice, como si estuviera en una obra teatral.

—¡SIIIIIII! Iré por el amor de Ariana —dice, como si estuviera en una obra teatral

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Sí, chicos. Pasó lo que más temía.

Ariana lo tomó de una buena manera, como dije, ella es una linda niña. Pero, Jos...él es muy pequeño para entenderlo.

—Oh, Jos —da una sonrisa fingida—. Yo te veo como a un hermanito menor. Te quiero, pero no como tú quieres. Lamento ponerte en esta situación, pero te aseguro que cuando crezcas, llegará alguien que sienta lo mismo que tú —ella le roza el brazo y lo mira algo apenada, con las mejillas sonrojadas.

Ella ya estará en una etapa nueva, mientras que Jos, sigue creciendo. Me admira que a sus ocho años haya querido confesar su amor de una manera romántica.

—Jos, ¿Sabes? No siempre recibiremos el amor que creemos merecer, tampoco recibimos lo que damos —lo consuelo y limpio sus lágrimas—. Eres joven, eres mi vida entera, junto con Marlon, papá y mamá. La vida te pegará de mil maneras y de mil maneras deberás de resolverlas —él sigue llorando—. Te repito, ¿te imaginas cuando te pegue la pubertad? Uff, serás mucho más guapo que ahora. Lo que si te digo, que esto no te haga dejar creer en el amor, el amor es bonito... El amor no se acaba, continúa con alguien más. ¿Me entiendes? La vida te tiene preparada un montón de cosas, tú eliges quedarte y caer, o seguir y levantarte —él me abraza. Bueno, ambos nos abrazamos, porque yo también necesitaba uno. Y escuchar esas palabras, aunque hayan salido de mí— ¿Quieres un helado? —pregunto.

—De chocolate —se lame los labios imaginándose el sabor entre sus papilas gustativas. Es un niño y sé que esto se le pasará muy rápido.

Siempre y cuando me amesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora