49. Regalos

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Todo es nuevo para mí

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Todo es nuevo para mí...

Jamás vine a New York, ni mucho menos para navidad y con mi familia. Jamás tuve esas tradiciones como ellos, los regalos, la estrella del árbol, el niño Jesús en el pesebre, comer después de media noche. ¡Wou! Todo, absolutamente todo es nuevo para mí.

De niña, era la única que recibía regalos y todos esos regalos era de papá. Cuando papá Wally se fue, jamás volví a celebrar la navidad, solo era un día más dentro de esa casa. Por eso prefería irme a la casa de Alexa, aunque terminaban lamentándose de que no tenían regalos para mí, pero si me podían ofrecer un plato de comida antes de la media noche. Con el tiempo, ellos se acostumbraron, ya sabían que me iba a aparecer y tenían listo mi plato de comida y un obsequio para mí. Aunque en realidad, aceptarme en su casa ese día, ya era todo un regalo para mí.

Jess, esta navidad, mi familia y yo te extrañaremos. Pero de todo corazón, espero que la estés pasando muy bonito con tu nueva familia, bueno...con la que siempre fue tu familia. Un beso y un abrazo a la distancia, te quiero mucho, prima.

El mensaje de Alexa me hizo entrar en un estado de nostalgia y felicidad. Siempre estaré agradecida con su familia, apesar de tantas cosas que me hizo pasar esa traviesa, estoy inmensamente orgullosa de ella.

—Jess, ¿Estás despierta? —se salta encima mío. Vaya manera de hacer levantar a alguien Darling.

—Si estaba despierta, solo pensaba en mis navidades anteriores —sonrío algo melancólica.

—Me las contarás cuando estés lista ¿verdad? —cuestiona, levantando una ceja y deja al descubierto sus ojos llenos de legañas.

—Sí, legañosa —me reí y ella se fue corriendo hacia el baño a mirarse en el espejo, escuché los chorros de agua, con eso puedo decir que se empezó a lavar la cara—. Se me olvidó decir que tienes un grano —le grité desde la habitación.

—¡Ya me di cuenta! No soy ciega —me gritó desde el baño, furiosa.

Me reí exageradamente.

—Tú también tienes uno, aquí —Marlon me señala la nariz.

—¡NO! —grité— No puede ser cierto, estás mintiendo —reclamé, buscando algún bulto en mi nariz.

—Que chistosa te ves, era una broma. Pero no estás libre del acné —se burla. Le lanzo una almohada con todas mis fuerzas y eso lo hace caer, él me observa con los ojos achinados como si estuviera diciéndome ¡me vengaré!

Mamá nos grita a todos desde el primer piso para que nos reunámonos en la sala.

Todos bajamos las escaleras como si fuera una especie de carrera en una maratón.

"El que llegue al último, es un huevo podrido".

—Hora de irnos —anuncia papá, y ofrece sus manos a los mellizos.
Mamá nos da una mirada, también ofreciéndonos sus manos.

Esta vez, mamá es la que maneja el auto hacia el centro comercial. Es decir, parece que ella conoce mejor la ciudad. La ciudad se ve inmensa por los rascacielos, nosotros parecemos unas hormiguitas.

—¿Qué equipo termina de comprar todos regalos en menos tiempo que el otro equipo? —indaga Jos, con un tono desafiante.

—Averigüemos —Darling acepta el reto—. A la cuenta de tres.

—Tres —gritamos todos, y corremos como locos hacia las tiendas. Nuestro propósito es no observar a qué tienda se adentra cada equipo.

¡ESTO ES EMOCIONANTE!

Fantástico, es mucho mejor de lo que pensé. Estoy muy feliz, estaré agradecida siempre.

Con la vida, con Dios, con el destino, con todo...

Todo bueno, se te devuelve...
Y lo malo, también.

Siempre y cuando me amesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora