Oigo a Steve maldecir antes de quedarse en silencio, algo raro en él, siempre tan comedido e inalterable.
- A la mierda -su voz llega hasta mí seguida de un fuerte portazo que solo puede ser de la puerta principal.
Se ha ido, comprendo. El eco de nuestra discusión aún rebota en las paredes del estrecho alojamiento mientras me aventuro a salir del cuarto buscando la confirmación de que Steve ha salido. Me desconcierta, no entiendo por qué se toma tantas molestias por mí. No le he traído más que problemas así que lo lógico sería que estuviese deseando perderme de vista, pienso mientras me dejo caer en el polvoriento sofá. Miro a mí alrededor analizando la estancia por primera vez. Un salón pequeño y estrecho se abre hacia una cocina más agobiante aún. La única ventana, rota, está enmarcada por unas viejas cortinas. Todos los muebles parecen haber vivido tiempos mejores. Es entonces cuando me doy cuenta de que la habitación que ocupo es la única que hay. Había dado por hecho que Steve dormiría en otra similar, pero caigo en la cuenta de que debe llevar todos estos días durmiendo en el pequeño sofá. Me descubro pensando que es imposible que, con su constitución, quepa en el estrecho espacio. Me ha dejado a mí la cama porque estoy herido, y eso, de pronto, me cabrea. No necesito que nadie sea condescendiente conmigo, así que decido que, de ahora en adelante, seré yo quien duerma en el sofá. Por Steve va a volver, ¿verdad? Dijo que mañana partiríamos hacia Nueva York. No puede irse y dejarme aquí sin más.
Todo está en silencio y no puedo evitar que mi mente vuelva una y otra vez al tema de Nueva York. No puedo seguir evitando el tema mucho más tiempo. No sé si quiero ir a Nueva York, nunca lo admitiré en voz alta pero me aterra que el Capitán América me encuentre, por extraño que fuese su comportamiento la otra vez, seguro que ahora no dudaría en matarme, al fin y al cabo, seguro que esa es su misión. Pensar en el incidente de la nave no ayuda. Recuerdo el momento en que lo tuve a mi merced y no fui capaz de matarlo. Su mirada, no puedo olvidar su mirada. Me miraba como esperando que ese simple hecho provocase algo en mí, me miraba con reconocimiento, como si él supiese algo que yo no y el peso de ese secreto le hundiese. Su mirada, pienso de pronto, era muy parecida a la de Steve, con esos ojos que parecen haber visto mucho más de lo que una vida puede ofrecer. Aparto la idea de mi mente, es ridículo. Steve y el Capitán América no se parecen en nada, no pueden parecerse en nada, uno quiere matarme y el otro, por extraño que resulte, parece empeñado en protegerme. Trato de guiar mis elucubraciones hacia otros caminos, pero cierta sensación de incomodidad permanece y me obligo a pensar en otra cosa.
Hydra, me recuerdo. Tengo que pensar en Hydra y en cómo hacer que me pierdan la pista. Nueva York aparece de nuevo como la solución ideal. Está lo suficientemente lejos como para que no me rastreen fácilmente. Recuerdo que Steve dijo que conocía gente que podría ayudarme, no veo ningún motivo para que me mintiese, pero me cuesta imaginar a nadie implicándose con El Soldado de Invierno. De todas formas, pienso derrotado, no tengo a dónde ir y, si me quedo aquí, Hydra no tardará ni dos días en capturarme y eso es algo que me niego a dejar que pase. Pronto comprendo que Nueva York es mi única opción viable.
~
Sigo dándole vueltas a todo cuando oigo como alguien, Steve, abre la puerta. El tiempo ha pasado volando y solo ahora soy consciente de que ya ha empezado a oscurecer. ¿Cómo puede echarme en cara que me vaya? Lleva fuera muchas horas y podría haberle pasado cualquier cosa. Me obligo a pararme a mí mismo cuando pienso eso. A mí me da igual lo que le pase a Steve, me recuerdo.
- ¿Qué haces aún despierto? -ya está con sus exigencias- Ve a la cama, ha sido un día muy largo.
- Hoy duermo aquí -le informo.
- Oh no, de eso nada -replica.
- De eso todo.
- No pienso discutir más contigo, te aviso.
- Pues no discutas y déjame dormir.
- No me lo pongas más difícil, ¿vale? Estás herido y mañana nos espera un viaje largo así que por favor, por una vez en tu vida, hazme caso a la primera y vete a la habitación.
Su voz ha sonado tan firme que no puedo negarme a hacerle caso y me dirigo hacia la habitación pensando en sus últimas palabras, “por una vez en tu vida”, Steve habla como si nos conociésemos desde hace mucho más que unos días, pero es imposible, ¿no?.
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Hasta el final
Fanfiction"¿Me había recordado?" Hace dos días Steve estuvo a punto de morir. No pudo hacer nada para evitar caer de la nave pero Bucky, su mejor amigo, le sacó del agua. El único problema es que Bucky no recuerda a Steve, ¿o sí?