Hasta el final

Epílogo

Termino de guardar las pocas cosas que tenía en la base en una bolsa de viaje, cierro la cremallera y me vuelvo hacia Steve.

- ¿Tienes todo? -me pregunta echándose la bolsa al hombro.

- Creo que sí -afirmo pasando la mirada por toda la habitación.

Han pasado varios días desde que terminamos con la base de Hydra, y ya ha llegado el momento de volver al apartamento de Steve. Aunque hace tiempo que él dice que es nuestro apartamento. Sonrío para mí mismo, encantado de saber que ahora viviremos juntos como pareja.

Suenan dos golpes en la puerta y la cabeza pelirroja de Natasha se asoma antes de que nos de tiempo de ir a abrirla.

- ¿Estáis listos para irnos?

- Sí, ya está todo -asiente Steve- ¿Vamos?

Cojo la mano que Steve me tiende, salimos de la habitación y seguimos a Natasha por el pasillo. Cuando Hydra atacó la base principal su coche quedó destrozado, así que Steve se ha ofrecido a dejarla en su apartamento de camino al nuestro.

Montamos en el ascensor y, cuando las puertas están a punto de cerrarse, una mano se interpone y se vuelven a abrir.

- ¿La parejita se va a su nidito de amor?

- Buenas tardes a ti también Tony -dice Natasha reprimiendo una risa.

Steve pone los ojos en blanco, consciente de que es solo una broma sin mala intención. Desde que acabamos con la base de Hydra en la que estaba Rumlow, Tony ha estado mucho menos hostil conmigo, no es que ahora seamos amigos, pero ya no me mira con el mismo desdén cada vez que nos encontramos en algún pasillo y su relación con Steve, aunque sigue siendo algo tensa, ha mejorado bastante durante los últimos días.

Salimos del ascensor y nos despedimos de Tony en el garaje.

Subimos al coche, Steve conduce y Natasha se sienta atrás, dejándome a mí el asiento del copiloto.

El trayecto hasta la casa de Natasha no es largo y lo pasamos hablando alegremente entre los tres, aunque yo permanezco bastante callado. Steve deja el coche en doble fila delante de un edificio bastante parecido al nuestro, aunque de aspecto algo más nuevo y bastante más bajo. Natasha se baja del coche tras darnos un apretón en el hombro a cada uno y hacernos prometer que nos veremos pronto. Saca su bolsa del maletero y nos quedamos observándola hasta que la puerta del edificio se cierra a sus espaldas.

- Espérame aquí un momento, no tardaré -dice entonces Steve, abandonando el coche antes de que me dé tiempo de preguntarle a dónde va.

Me giro hacia la parte trasera y lo veo desaparecer en una calle. Minutos después oigo cómo abre el maletero, lo vuelve a cerrar y se sienta de nuevo tras el volante.

- Supongo que no vas a decirme qué has ido a hacer -pregunto pasados varios minutos, cuando resulta evidente que no va a ser él quién me lo diga.

- Nada importante, no te preocupes -apoya la mano derecha en mi pierna mientras con la otra sujeta el volante, con los ojos, ocultos tras unas gafas de sol, fijos en la carretera.

Poco después, aparcamos delante de nuestro apartamento, bajamos del coche y, tras coger nuestras bolsas del maletero, empezamos a subir los escalones que nos separan de nuestra casa.

Llegamos arriba y Steve abre la puerta. Nos descalzamos en la entrada, dejamos las bolsas tiradas en el suelo y nos dejamos caer juntos en el sofá.

- Lo echaba de menos -comento.

- ¿El piso? -pregunta Steve extrañado.

- Sí, no sé. El apartamento, estar aquí, contigo... En la base nunca teníamos un minuto para estar solo nosotros, no como aquí -explico.