Abro los ojos, sobresaltado, y miro alrededor. Un sollozo me ha despertado, últimamente tengo el sueño tan ligero que el más mínimo ruido me hace despertarme, alerta. Me levanto rápidamente y, tras encender la luz de la mesilla de noche, me acerco a Bucky, que se retuerce entre las sábanas y mientras gruesas lágrimas caen por sus mejillas. Me arrodillo junto a su cama y oigo como no deja de susurrar mi nombre, casi con desesperación.
- Bucky estoy aquí -no me oye, así que alzo la voz intentando despertarle- ¡Bucky!
Mi exclamación va acompañada de un zarandeo y Bucky abre los ojos de golpe, con la respiración entrecortada. Aún tiene la mirada empañada por las lágrimas.
- ¿Estás bien? -pregunto aunque sé de sobra que no es así-. ¿Era una pesadilla?
El asiente con dificultad y yo comprendo que no quiere hablar, de modo que me levanto del suelo y me limito a abrazarlo con fuerza. Él esconde la cara en mi pecho y sus manos se aferran a mí con fuerza. Como si esperase que fuera a desaparecer en cualquier momento. Tengo la camiseta empapada con unas lágrimas que no parece capaz de retener y no puedo hacer más que estrecharlo con más fuerza entre mis brazos. Quiero decir algo que le calme, pero no encuentro las palabras, que se me atascan en la garganta mientras mi mano sube y baja por su espalda con un ritmo que pretende ser tranquilizador.
Tiempo después, sus manos aflojan el agarre.
- Lo siento -su cara sigue oculta en mi pecho y no puedo leer su expresión.
- No lo sientas. Si quieres hablar de ello sabes que me tienes aquí, ¿verdad?
Él asiente levemente, pero no comenta nada y yo no sé cómo actuar. Quiero que hable conmigo, que cuente conmigo, que confíe en mí. Últimamente he empezado a darme cuenta de que no creo que esta preocupación que siento cuando lo veo mal, la forma en que se me rompe el alma al verlo llorando contra mí, tenga nada que ver con que sea mi mejor amigo. Sé que, aunque no quiera admitirlo ni ante mí mismo, esto es algo más.
Bucky no se ha separado de mi pecho en todo este tiempo y, aunque sus manos ya no se aferran a mi camiseta con desesperación, no parece que quiera apartarse. Por eso me deslizo con él bajo la colcha, sin soltarlo. Él gira entonces la cabeza suavemente y yo aprovecho para pasarle las manos por las mejillas, tratando de limpiarle las lágrimas.
- Podemos quedarnos así, si quieres -le digo cuando temo que se aleje.
- ¿No te molesta? -su voz, apenas audible, suena ronca.
Yo niego con la cabeza y le dedico una media sonrisa. Bucky trata de imitar mi gesto, pero sus ojos, enrojecidos, muestran de todo menos alegría.
Ninguno de los dos dice nada más. Él vuelve a acomodarse sobre mi pecho y yo le acaricio el pelo con movimientos regulares hasta que noto como comienza, por fin, a relajarse. Al final, cuando hace ya mucho que se ha dormido de nuevo entre mis brazos, cierro los ojos y me permito descansar.
ESTÁS LEYENDO
Hasta el final
Fanfiction"¿Me había recordado?" Hace dos días Steve estuvo a punto de morir. No pudo hacer nada para evitar caer de la nave pero Bucky, su mejor amigo, le sacó del agua. El único problema es que Bucky no recuerda a Steve, ¿o sí?