Tengo que ir a la base. Tengo que ir a la base y presentar a Bucky ante los demás.
Es el primer pensamiento que me viene a la cabeza al despertarme. Sé que aún es temprano, pero me levanto, consciente de que seré incapaz de volver a conciliar el sueño.
Salgo de la habitación mientras me paso una camiseta azul oscuro por la cabeza.
- Buenos días -saludo a Bucky que me mira sentado en el sofá.
- Buenos días -es su fría respuesta. No puedo reprochárselo, supongo que la visita a la base lo tiene bastante intranquilo. No parece haber pegado ojo en toda la noche.
Decidido a no ahondar en las razones de su mal humor, me dirijo a la cocina y vuelvo al salón cargado con dos tazas de café y un paquete de las que eran las galletas favoritas de Bucky. Le acerco una de las tazas mientras empiezo a beberme la mía de pie junto al sofá.
- Gracias -susurra tan bajo como siempre. Como si hiciese años que no usase esa palabra, años desde que tuvo algo que agradecer.
Espero, inconscientemente, que diga algo, cualquier banalidad para comenzar una conversación. Pronto me doy cuenta de que eso no va a pasar, supongo que el silencio es una de las novedades a las que tendré que acostumbrarme.
- Te dejaré algo de ropa -comento caminando ya hacia la habitación tras acabarme el café.
Rebusco un poco en mi armario hasta encontrar algo que creo que le servirá y que, además, espero que le guste.
- Espero que te sirva -dejo la ropa a su lado, sobre el sofá. He añadido una toalla blanca de ducha-. Puedes darte una ducha si quieres. Yo iré después.
Media hora después estamos listos para irnos. He intentado evitar este momento retrasándolo todo lo posible, pero al final tendré que hacerle frente tarde o temprano. Mejor hacerlo ya. Abro la puerta principal para que Bucky salga y cierro con llave a nuestras espaldas. Bajo las escaleras con las llaves del coche en la mano preguntándome a mí mismo cómo llevar a cabo la tarea que me espera. No solo tengo que presentar a Bucky en la base, necesito que los demás me apoyen y estén dispuestos a darle una oportunidad. Quiero limpiar su nombre y separar a Bucky del Soldado de Invierno, ese no era él.
Una vez sentados en mi coche arranco y pongo rumbo a la base. Puede que esté equivocado, pero juraría que Bucky está nervioso, y no puedo culparlo, yo me tengo que obligar a respirar para no dejarme llevar por la histeria mientras conduzco varios kilómetros por debajo del límite de velocidad. Pasamos todo el viaje, más de una hora, en completo silencio. Supongo que hoy ninguno tiene ganas de hablar.
Las grandes puertas del complejo se abren ante nosotros y sonrío levemente pensando en lo mucho que le gustará a Bucky la tecnología con la que Tony se ha ocupado de ocupar hasta el último centímetro del edificio. Cuando bajamos del coche y recorremos a pie los últimos metros hasta la entrada, Natasha ya está de pie junto a la puerta, esperándonos.
- Llegáis tarde -dice a modo de saludo. No puedo evitar notar que se dirige a ambos, no sólo a mí.
- No sabía que tuviésemos que llegar a alguna hora en concreto -replico sonriendo.
- Hola a tí también -dice saludando a Bucky, que ha permanecido a mi lado en silencio, con un gesto de la cabeza.
- Hola -responde él escrutándola con la mirada.
- Los demás están ya en la sala de reuniones, así que más te vale llevar tus argumentos preparados Rogers -Nat se da la vuelta y abre la puerta para que podamos pasar al interior del edificio.
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Hasta el final
Fanfiction"¿Me había recordado?" Hace dos días Steve estuvo a punto de morir. No pudo hacer nada para evitar caer de la nave pero Bucky, su mejor amigo, le sacó del agua. El único problema es que Bucky no recuerda a Steve, ¿o sí?