Capítulo 27

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Me dejo caer en el sofá, agotado, mientras Natasha cierra la puerta de mi apartamento y se sienta a mi lado. Bucky en seguida se encierra en su cuarto. Acabamos de llegar de la base. Hoy Hydra ha vuelto a atacar un cuartel de Shield. Hasta ahora no teníamos pruebas reales que conectasen directamente los cada vez más frecuentes y organizados ataques con Hydra. Esta vez ha sido diferente, el objetivo era un cuartel mejor vigilado que la mayoría, cerca de nuestras instalaciones. El ataque parecía mucho más pensado que de costumbre, con más armas, con más soldados. No puedo evitar sentir que alguien está intentando medir nuestras fuerzas.

Hemos tenido un golpe de suerte y hemos conseguido capturar a uno de los soldados, lo cual no nos sirvió de mucho porque, como de costumbre, prefirió el suicidio con cianuro a que lo encerrásemos. El soldado era un hombre joven, no llegaría a los 30 años, y, al caer muerto al suelo, pudimos ver un tatuaje en la parte baja de su cuello, justo sobre sus cervicales: el símbolo de Hydra.

Todos sospechábamos que eran ellos quienes estaban tras los ataques, ahora lo sabemos con certeza. La única pregunta que queda por responder es el por qué. Hydra llevaba años ocultándose, viviendo en la sombra, ¿a que se debe este aumento repentino de actividad? Lo único que se me ocurre es que vayan tras Bucky. Sé que aún no lo han localizado porque, entonces, estarían ya en este apartamento y no entreteniéndose con bases de Shield. No obstante, estoy preocupado, supongo que al final será cuestión de tiempo que Hydra lo encuentre y yo no puedo perderlo otra vez, no lo soportaría.

Odio que no me recuerde, ni al vínculo que nos unía, pero al menos ahora sé que está a salvo, que no lo están torturando. No pienso permitir que lo vuelvan a hacer pasar por eso otra vez. Ya le han hecho suficiente daño. A veces incluso dudo de que vaya a recuperarse algún día. Me aterra que él sea lo que Hydra parece buscar en Shield y decido comentarlo con Nat.

- He de admitir que esa parece la opción más probable -es su respuesta.

Me gusta que no intente ser optimista. Nat siempre ha visto el mundo de la forma más realista posible y por eso su opinión es tan fiable.

- Lo sé -suspiro-. Si al menos recordase algo... -me lamento.

- Acabará haciéndolo -asegura.

- Creo que ya ha empezado a hacerlo -confieso-. Hace días que duerme peor de lo normal. Cada vez tiene más pesadillas y se levanta con un dolor de cabeza terrible. Creo que no son simples pesadillas -oculto la cara entre las manos-, creo que son fragmentos de recuerdos de cuando Hydra lo torturaba, por eso parecen pesadillas.

- Sé que odias ver como lo pasa mal pero, en realidad, que recuerde todo es lo mejor que podría pasar, ¿no?

- Claro -afirmo poco convencido-, es solo que no es fácil ver como sufre y no poder hacer nada para ayudarlo. A veces ni siquiera me acerco a él y las pocas noches que le he preguntado si necesitaba algo me ha mandado muy educadamente de vuelta por donde había venido -digo con sarcasmo.

Decido obviar la parte de mí que me recuerda que cuando Bucky recupere la memoria probablemente no quiera volver a verme nunca más. Me culpará de todo lo que le ha pasado, y con razón.

- Tranquilo, todo se resolverá.

Voy a agradecerle a Nat sus palabras cuando Bucky sale con evidente timidez de su habitación. Cuanta más gente hay en una habitación más intimidado se siente y, aunque ya está acostumbrado a la presencia de Nat, que pasa bastante tiempo en casa, sigue siendo reticente a hablar si no le preguntamos algo directamente.

- Esto... ¿Steve?

- ¿Sí?

- Me duele mucho la cabeza... podrías... -vacila- puedo tomar...

- ¿Quieres un ibuprofeno?

- Por favor, si no es molestia. Es que me duele mucho -se justifica.

- Claro, no te preocupes, pídelo cuando quieras -le aseguro mientras me levanto del sofá y me dirijo al cajón donde guardo mi cuaderno de bocetos-. Juraría que tengo una caja por aquí -comento revolviendo un poco en el cajón. Finalmente la encuentro oculta tras un álbum de fotos.

- Ten -digo dándole una de las pastillas a Bucky, quien ya no me mira con recelo cada vez que le ofrezco algo.

- Gracias -murmura volviéndose ya hacia su habitación.

- Espero que te mejores -interviene Nat desde el sofá-. No tienes buen aspecto.

Bucky asiente, ligeramente sorprendido por sus palabras, y desaparece tras la puerta.

- Tenías razón Rogers, no parece estar pasando por su mejor momento.

- Deberías haberlo visto en aquella base en Rusia, sucio, con la mirada perdida y cubierto de sangre.

- Al menos hemos solucionado lo de la sangre -sonríe Nat.

- No creas que fue fácil. Creo que si no fuese por el suero que le inyectaron en Hydra habría muerto desangrado.

- Y también habría muerto si no fuese por tí y por cómo cuidaste de él -me recuerda ella.

- Hydra lo habría encontrado antes.

- Puede, pero tú lo hiciste antes y, gracias a eso, ahora está aquí con nosotros.

Asiento levemente mientras trago saliva.

- Bueno, yo voy a irme ya. Todos saben que la gente de tu edad necesita descansar -se burla tras un largo silencio-. Te veo en la base -agrega poniéndose en pie.

- Hasta mañana -la acompaño hasta la puerta, donde nos despedimos.

Cuando Nat ya ha salido, decido que necesito apartar de mi mente todos los pensamientos que bullen en mi interior, así que cojo mi cuaderno y me siento en la escalera de incendios a dibujar lo primero que me viene a la mente.

Dos horas después, mientras el sol se pone sobre Nueva York, un boceto bastante detallado del edificio en que Bucky y yo vivíamos antes de la guerra se burla de mí desde la página blanca.

Hasta el finalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora