Capítulo 2

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En mi primer año, había vivido y crecido bastante bien. Para sorpresa de mis padres, también me crecieron dos pares de colmillos con los que mordía a padre cuando jugaba conmigo.

Mis padres habían logrado ganarse la confianza de algunos de los pobladores. Aunque habían otros que se mostraban muy inseguros de nosotros, dado que nunca dejaban que me vieran.

Aprendí a hablar a los dos años, mi primera palabra fue "mamá", y para sorpresa de ambos, al día siguiente dije "papá". También es la edad en donde comienzan mis recuerdos, pero lo único que recuerdo de eso, es el paisaje de nuestro hogar visto desde la ventana, ya que no podía salir porque mi cola delataría lo que éramos, y eso pondría en peligro nuestras vidas.

Me había vuelto capaz de camuflarme, madre me enseñó a esconder mis colmillos, y a cambiar el color de mis ojos. Padre me enseñó a esconder las orejas que habían aparecido unos meses antes, pero nunca pude ser capaz de esconder mi cola. Era muy frustrante no poder hacerlo, pero cada vez que lo intentaba y fallaba, padre se acuclillaba, ponía una mano en mi hombro, y me decía "es difícil, lo sé, pero algún día lo lograrás. Sólo debes seguir practicando", mientras, mamá me observaba con una sonrisa en su rostro.

A los tres años ya era capaz de camuflarme con mayor rapidez y por un periodo más largo de tiempo, pero tampoco pude hacer que mi cola desapareciera, y había comenzado a pensar que padre estaba decepcionado de mí por no poder hacer algo tan simple como eso.

Tres años ya eran suficientes como para aprender a hacer una transformación completa. Madre quiso enseñarme a convertirme en murciélago primero, luego lo haría padre. Para ello, fuimos a un pequeño bosque que se encontraba a un lado de nuestra casa.

Mientras nos dirigíamos al bosque, no podía evitar tener miedo de no poder hacerlo. Si no podía hacer algo tan simple como esconder una cola ¿Cómo esperaban que pudiese transformarme en lobo o en murciélago?

Ya en el lugar, madre procedió a explicarme con detalles todo lo que debía hacer mientras estaba sentada junto a padre. Me mostró cómo lo hacía ella hasta ser un pequeño murciélago que revoloteaba a nuestro alrededor.

-Muy bien, cariño. Ahora es tu turno -dijo emocionada por verme hacerlo.

Tenía miedo, no quería decepcionarla a ella también. Hice todo lo que madre había dicho, "mentalizar, creer, hacer", pero no pasó nada. Y me sentí frustrada de inmediato.

-No importa, cariño. -dijo mi madre -No todos lo logran en el primer intento. Lo lograrás algún día ¿de acuerdo? -asentí con la cabeza sin decir una palabra.

-Bien, es mi turno ¿estas lista, Arya? -dijo padre con una mirada seria

-Si -respondí con poco entusiasmo.

-Puedes hacerlo, cariño.

Ahora era el turno de padre, quien al igual que madre, me lo explicó todo con muchos detalles, y luego se transformó en un lobo enorme que había comenzado a rodearnos hasta llegar a los brazos de mi madre.

-Tu turno.

-Anda cariño, solo debes intentarlo -dijo mi madre.

Así como en el primer intento con madre, estaba asustada de no poder lograrlo. No quería decepcionarlo otra vez. Al igual que con madre, debía concentrarme en lo que quería lograr.

-Muy bien... -murmuró padre.

No pasó nada. Seguía teniendo la misma forma de siempre. Y lo único que ví, fue decepción en el rostro de padre.

-Lo siento. Lamento decepcionarte otra vez. -dije con la mirada hacia el suelo.

Padre no respondió a lo que dije, solo se quedó junto a madre en completo silencio, mientras ella acariciaba su cabeza y me miraba con una sonrisa compasiva.

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