Arya es el fruto de un amor prohibido. En su interior corre la sangre de un hombre lobo y la de un vampiro.
Un acontecimiento lamentable hizo que perdiera a su madre. Y diez años después, otro evento se repite haciendo que ella y su padre tengan que...
Sentí un pequeño zumbido en mis oídos por un largo rato, decidí ignorarlo; pero luego este se volvió algo más cercano. Galopes.
Me detuve de golpe para mirar hacia atrás; Sam y Daniel se detuvieron un momento después, ya que me habían hablado y no contesté.
—¿Qué te sucede...? —preguntó Sam.
—¿No lo oyes? —le pregunté de vuelta.
—¿Qué pasa?—preguntó Daniel —yo no oigo nada...
—Claro que no... —le respondió Sam —. Nuestro sentido de la audición es más desarrollado.
—Pero la mía es mucho más desarrollada que la de los demás... —finalicé.
—¿Qué escuchas...? —cerré los ojos; y a medida que oía, imágenes se formaban en mi mente.
—Galopes...
—¿Desde dónde? —preguntó Sam.
—Nos siguen... pero aun están muy lejos de nosotros —un sonido nuevo —vienen con perros...
—Tienen nuestro rastro... —dijo Daniel seriamente.
—No —lo contradijo Sam —el mío es más fuerte.
—¿Qué hacemos...? —pregunté mientras oía que el sonido se acercaba.
—Si atacamos enviarán a más por nosotros; y si llevan perros con ellos no dejaran de seguirnos.
—¿A qué te refieres? —preguntó Daniel en tono preocupado.
—Escúchenme bien... -dijo poniéndose frente a ambos —. Seguirán este camino hasta llegar al pueblo de pescadores tomarán un bote y se bajarán en una orilla cercana... eso cortará su rastro en el remoto caso de que los sigan a ustedes y no a mí. Luego se desviarán hacia la ciudadela con el castillo abandonado y...
—Espera, espera —le interrumpió Daniel —¿No vas a venir con nosotros?
—Si nos atrapan —miró a Daniel —a ti te llevaran de vuelta a la capital con Sinner —me miró a mí —. Y a ti probablemente te torturen y te usen para atraer a Galba. Y a mí probablemente me maten; pero no tiene importancia
—Pero...
—Daniel. Protege a la chica. Y protéjanse las espaldas... —el ruido ya era lo bastante audible para todos —. Solo si es una verdadera emergencia, sepárense... y si todo sale bien... nos reuniremos en el antiguo hogar del clan de lobos...
—Está bien... —dijo Daniel.
—Espera ¿qué pasará contigo? —le pregunté insegura de saber qué pasaba realmente —mi padre te dijo que nos protegieras... —dije para intentar hacer que se quedara.
—Y eso haré... haré que me sigan para que ustedes puedan escapar —miró hacia atrás —. Ahora váyanse —dijo antes de echarse a correr en dirección perpendicular a nuestra ruta.
—Pero... —Daniel me sostuvo del antebrazo.
—Rápido, no perdamos tiempo... —tiró de mí mientras corría.
Estaba confundida; mientras Daniel me guiaba, yo veía a ratos cómo Sam se alejaba en otra dirección. Quería saber por qué Daniel había aceptado la decisión de Sam así como así.
Daniel parecía serio mientras corríamos; pero no lograba ver bien sus ojos como para saber si le afectaba la situación.
—Ahí hay hierba alta... —dijo Daniel con una voz ajena a él —esperaremos a que los jinetes vayan en la otra dirección, para que no nos vean a lo lejos.
Miró por sobre mi hombro en dirección hacia los jinetes que ya se asomaban; y ahí lo ví, tenía los ojos brillantes, pero se mantenía firme. Entonces comprendí lo que sentía de inmediato.
No le dije nada; no tenía palabras reconfortantes para él, a pesar de que él sí las tenía para mí.
Los jinetes se adentraron en la pradera, y los perros comenzaron a moverse como locos; pero finalmente siguieron el rastro de Sam y partieron nuevamente. Cinco de los seis jinetes siguieron a los perros. El sexto se quedó, montado en su caballo, mirando detenidamente los alrededores hasta que detuvo la mirada sobre nosotros.
—¿Nos vió? —murmuré.
—Mierda.
El hombre bajó de la montura, y comenzó a caminar hacia nosotros. Comenzamos a retroceder sin levantarnos, intentando no hacer ruido.
—No huyan, ya sé que están ahí —dijo con voz intimidantemente grave y fuerte —¿Qué creen que hacen aquí y a estas horas de la noche? ¡De pie! —del susto nos levantamos.
—Sígueme —musitó —ah...nada en especial, solo llevaba a mi novia de paseo... —"¿Cómo que novia...?", pensé.
—¿Por qué se escondían?
—Nos asustamos al verlos y decidimos ocultarnos. Nunca habíamos visto soldados por este lugar.
—Los acompañaré a sus casas... hay un animal suelto por los alrededores.
—Am....no es necesario... ya nos íbamos y...
—Ni hablar, ¿un par de mocosos como ustedes andando a solas en un lugar como este? Andando, no me hagan perder mi tiempo.
No había pasado ni un solo día desde que Sam nos había dejado solos , y ya nos habíamos metido en un problema. ¿Cómo quitarnos de encima a un soldado armado sin llamar la atención? No podíamos pelear contra él, ni mucho menos huir así como así.
Daniel y yo caminamos uno junto al otro, y el hombre fue detrás con su caballo a su lado. A ratos nos mirabanos por el rabillo del ojo con preocupación.
—Oye... no... no me siento muy bien... —sostuve el brazo de Daniel y lo fulminé con la mirada por un breve instante —creo que voy a... —me dejé caer sobre el suelo.
—¡Mi lady! —dijo en tono alarmado.
—¡¿Qué le pasa?! —exclamó el hombre.
—Aaah no lo sé... es posible que... solo esté agotada, hemos... tenido un largo día... ¿podríamos descansar por aquí hasta que se recupere?
El hombre resopló irritado; pero acabó por aceptar la petición de Daniel. Mientras, yo debía fingir que estaba inconsciente hasta que el hombre se descuidara o se durmiera.
El hombre me cargó en sus brazos hasta que dimos con un árbol hueco en el cual nos refugiamos. Encendieron una fogata y Daniel se acomodó junto a mí.
Fue aburrido estar en la misma posición por tanto tiempo; pero al menos la espera valió la pena. El hombre acabó por dormirse en su posición con la cabeza apoyada en el tronco y con la espada en sus manos.
—Ahora... —le dije a Daniel casi sin hablar. Él asintió.
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