Capítulo 17

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Me parecía algo ridículo, llevaba más de diez años intentando hacer desaparecer la única parte de mi cuerpo que me impedía parecer normal.

Hice todo tal y como Ryas me lo dijo, pero no pasó nada, aunque tampoco podía decirse que me tenía mucha confianza.

Ryas insistió en todo momento en que podía hacerlo, poco a poco fui creyendo también en que quizás había una esperanza; y que quizás también podría ayudarme con la transformación completa.

Ya casi —murmuró Ryas luego de un largo tiempo de silencio.

Ryas tenía razón, comenzaba a sentir un ligero cambio. Al igual que cuando padre me enseñaba, mi cola comenzó a perder su pelo hasta quedar en la piel. No era un proceso muy glamuroso cuando se hacía lentamente; pero una vez que pudiera controlarlo de mejor forma, el cambio sería más rápido.

Luego comenzó la parte más incómoda; sentía como la cola comenzaba a recogerse, uniéndose con mis vertebras para parecer más humana. Se sentía extraño y desagradable; pero era algo que estaba dispuesta a soportar. Y de pronto, no sentí nada; ya nada se movía.

—Se fue —murmuré, mientras Ryas sonreía satisfactoriamente —pero, ¿cómo es que...?

Eres un caso especial, hermana. —dijo Ryas —y a diferencia de las demás criaturas, tus emociones son un factor crucial.

—¿A qué te refieres?

Que tus habilidades responden al cómo te sientes en ese momento, solo debes descubrir en qué estado anímico controlas cada habilidad y encerrarlas en una sola. Aunque eso podría tardar años.

¿Y entonces podré hacer una transformación completa?

No lo sé —dijo con el ceño fruncido —eres tan impredecible como lo es tu naturaleza.

Mi, ¿naturaleza?

No eres algo completo, sino la mezcla de dos seres. Yo también lo soy; pero en mí predomina mayormente la sangre de nuestro padre. Y tú tienes ambas en misma cantidad.

Entiendo —Ryas se levantó y me ofreció su mano —eres muy listo. Me habría gustado crecer con un hermanito como tú —madre me tomó del hombro e hizo que volteara.

Ya es hora —dijo suavemente.

—¿Qué? Pero...

Nos volveremos a ver, cariño...

Pero padre y Ryas. Madre, él debe saberlo, ya no quiero cargar con esto.

Comprendo, lamento hacerte pasar por esto —respiró profundamente —cuando sea el momento, yo se lo diré. Sabes que puedo hacerlo. Ahora, debemos despedirnos.

Entiendo—suspiré —¿Volveré a verlos?

Podríamos vernos cada día, pero eso podría ser peligrosos para ti —dijo Ryas. Lo miré confundida —eso podría provocar que quieras vivir en un sueño. Y entonces, habrá un día en el que querrás despertar, y no podrás hacerlo.

Pero eso no pasará —dijo madre, poniendo sus manos en mis mejillas — nuestra Arya es una chica fuerte, que tendrá muchas cosas por vivir.

Así es —dijo Ryas —. Adiós, hermana. Y descuida, no hemos hablado por mucho tiempo.

—¡Esperen!

Despierta... —madre susurró  a mi oído.

Desperté de un salto, me golpeé en la cabeza contra la pared y puse mis manos sobre esta quejándome en voz baja.

Estuve un buen rato pensando en qué había pasado. Ví que aún era de noche. Estaba realmente confundida.

Me levanté con la intención de quitarme el vestido y ponerme mi ropa habitual. Y sólo en ese momento me di cuenta de lo que ocurría.

—No está —dije con voz temblorosa —no está. Ya no está —primero sentí pánico, pero luego sentí emoción —ya no está.

—¿Arya? —dijo padre desde su habitación —¿Estás bien?

—¡Ah, sí! —no sabía cómo decírselo, y estaba tan emocionada que se me trababa la lengua —¡estoy ti...! ¡ah...tienes...tienes que ver esto!

Acabé de vestirme y salí corriendo de mi habitación en dirección a la de padre. Como nunca, golpeé la puerta de su habitación a la espera de que abriera.

Al verme, padre se quedó sin habla, su expresión parecía de asombro, pero a la vez confundida. No dejaba de mirar el lugar en donde antes había una cola.

—¡¿Lo ves?! —exclamé de la emoción.

—¿Cómo es que...?

—Ah... yo... —no sabía que responder —¡Woah!

—¡Lo hiciste! —gritó levantándome de la cintura —lo lograste.

Podía sentir lo orgulloso que estaba con solo oír su voz, me sentía feliz por eso, como siempre, me hacía feliz verlo sonreír.

¿Acaso vivía para la felicidad de mi padre? Pensé de la nada. Padre me abrazó fuertemente, y luego de un rato dejó que me fuera a dormir.

Volví a mi habitación y subí a mi cama en la planta alta, me recosté espalda arriba, y me puse a pensar en todo lo que Ryas me había dicho. "Habilidades que se controlan con diferente estado anímico" ¿Qué habrá querido decir con eso? Realmente nonlo entendía en ese momento.

Salí de la cabaña en cuanto se asomó el primer rayo de sol por mi ventana. Aún faltaba un día para que llegara la tormenta.

Lo primero que hice fue subir a uno de los árboles; quería probar mi equilibrio ahora que no tenía cola. Me balanceé mucho por las ramas al principio; pero logré estabilizarme, aunque no con la misma libertad que como lo hacía antes; mis pasos eran precavidos y un poco temblorosos. ¿Por qué me gustaba tanto estar sobre los árboles? Me sentía libre.

A medida que el día avanzaba, comenzaba a aumentar la fuerza del viento; pero la temperatura se mantenía algo cálida. A pesar de la advertencia del clima, continué mi paseo sobre las ramas de los árboles hasta llegar casi a las afueras del bosque. 

 

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