Arya es el fruto de un amor prohibido. En su interior corre la sangre de un hombre lobo y la de un vampiro.
Un acontecimiento lamentable hizo que perdiera a su madre. Y diez años después, otro evento se repite haciendo que ella y su padre tengan que...
Al volver a la cabaña del anciano, padre aún se encontraba tendido sin moverse, y el anciano intentaba convencerlo para que tomara del agua que le estaba ofreciendo, pero se negaba a tomarla. Sabía muy bien que no se negaba expresamente a beber el agua, sino que se negaba a recibir la ayuda de un humano.
Me acerqué con ambos conejos hacia padre y me subí a la cama para quedar junto a él y poder verlo mejor. Su mirada aun era débil, pero parecía mejor que la noche anterior. Dejé los conejos junto a él, y tomé el agua que el anciano le ofrecía a mi padre.
—Iré por madera para encender la chimenea —dijo mientras se levantaba, y luego salió de la cabaña cerrando la puerta.
—No parece una mala persona —dije mirando mi reflejo en el agua —él... vio mi cola y mis ojos... y aun así decidió ayudarnos...
—Lo sé —respondió con voz ronca y cansada.
—Mira —cogí uno de los conejos que llevaba para él —te traje algo de comer. Yo misma los cacé —dije orgullosa —lo despellejaré para que puedas comerlo...
—No tengo hambre —dijo apartando la mirada.
—Sí tienes, por eso estás débil, por eso te desmayaste aquí —giré su rostro para que me viera —a mamá no le gustaría verte de esta manera. Ella se pondrá muy triste si te ve así.
Los ojos de padre se humedecieron y se tapó el rostro con una mano. A él nunca le gustó que lo vieran llorar, y yo lo admiraba por eso. Me recosté apoyando mi pecho y mi cabeza sobre su pecho, cerré los ojos, y sin darme cuenta, me dormí en esa misma posición.
Cuando volví a despertar, noté de inmediato que el cuenco de agua estaba vacío, y que de los dos conejos que había traído estaban solo los huesos y el pellejo. Padre había se vuelto a dormir, pero esta vez parecía mas tranquilo y tenía una mejor cara. Quité el paño que tenía en su frente para volver a mojarlo y volver a ponérselo, pero el anciano me hizo un alto con su mano.
—Ya no es necesario. Está mejor ahora. —le entregué el paño, y se lo llevó junto con el recipiente con agua —¿te gustaría beber algo de leche tibia? —preguntó sonriéndome. Miré a padre que seguía durmiendo —descuida, no les haré daño, solo quiero saber sobre ustedes.
A pesar de haber dicho que no era una mala persona, y que pensaba que podíamos confiar en él; no le decía ninguna palabra; y sería así hasta que padre dijera lo contrario.
Ya sentada en la mesa, el anciano se puso frente a mi una taza de madera llenada hasta la mitad con leche tibia que olía bastante apetitosa. Él se sentó en frente de mí, y me observó detenidamente esperando a que le diera un sorbo.
—¿Cómo te llamas, pequeña? —preguntó suavemente —te llamas Arya ¿no? O al menos así oí que te llamó tu padre —me mantuve en silencio con la mirada fija en la taza —¿de dónde vienen? —siguió preguntando. Desvió su mirada a mi cola, ya que no podía verme bien a los ojos —¿Qué son exactamente ustedes dos? —entonces lo miré nerviosa, sin saber qué hacer.
—Somos bestias —me sorprendió oír hablar a mi padre —Arya —dijo con los ojos cerrados —confiaremos en él.
—Está bien —musité —mi padre es un hombre lobo, y mi madre era un vampiro
—Arya nació con ambas cualidades, por eso le es difícil controlar solo una y no puede ocultar su cola, pero sí puede cambiar el tono de sus ojos, ocultar sus colmillos y sus orejas —terminó mi padre.
—Ya veo —contestó el anciano —¿qué hay de tu madre? —continuó.
Padre y yo nos mantuvimos en completo silencio.
—Entiendo —se respondió a sí mismo —lamento su perdida...
—¿Qué harás ahora que sabes lo que somos? —preguntó padre en tono grave.
—Nada —respondió el anciano —no tengo razones para hacerles daño — miró hacia afuera, en donde estaba el niño —los padres de Rogue murieron a causa de un accidente en la carreta en la que iban cuando era un bebé, vivo con él desde entonces, y lo único que quiero es que sea un buen chico para cuando yo ya no esté. Que tenga amigos, que no se deje llevar por lo que la gente dice o piensa sobre quienes son diferentes a nosotros; no quiero que crezca siendo alguien como ese tal Sinner —padre y yo lo miramos.
—¿Sinner? —pregunté.
—¿Lo conocen? —preguntó el anciano.
—Ese maldito desgraciado arruinó nuestras vidas, argh —dijo mientras intentaba sentarse de golpe.
—¡Papá!
—¡Espera, espera! —exclamó el anciano, apresurándose a retenerlo —aun te falta para recuperarte —lo ayudó a recostarse nuevamente
—Ese maldito —cubrió su cara con una mano nuevamente —él nos arrebató a Tizara —dijo con voz quebradiza.
Bajé de la silla y caminé hacia su lado, me senté junto a él y lo abracé con todas mis fuerzas, aguantando mi propio llanto.
Pasaron un par de días hasta que padre se recuperó por completo, pudiendo al fin levantarse sin ayuda de nadie. Yo me encontraba fuera de la cabaña alimentando a las gallinas del anciano cuando lo vi asomarse al marco de la puerta, y junto a él se puso el anciano.
—¿Qué piensas hacer ahora? —le preguntó el anciano. Mientras, yo fingía no oír la conversación.
—No lo sé. No tenemos a donde ir, y aunque lo tuviéramos, ya ningún lugar es seguro para nosotros.
—¿Por qué no se quedan con nosotros? —le propuso el anciano —nadie viene aquí, y ambos podrían construir una nueva vida. Tu podrías darle una vida mejor a ella.
—Mmm —resopló.
—¿Vas a pensarlo o primero lo hablarás con la pequeña?
—¿Para qué? —sentí un escalofrío recorrer mi espalda —si ya escuchó todo —lo miré con una expresión de "atrapada", y el anciano lo miró con curiosidad —su oído es aún más agudo que el mío, eso lo sacó de su madre. Es capaz de oír una aguja caer dentro de este lugar con la puerta cerrada.
—Ya veo...
—¿Qué piensas? —me preguntó desde donde estaba.
—Am... yo... —no tenía problemas con seguir allí, las personas eran confiables y el lugar era tranquilo —me gusta este lugar —respondí.
—Tú y Rogue podrían llegar a ser grandes amigos —mencionó el anciano.
—Te lo agradezco, anciano.
—Oh, me disculpo, mi nombre es Ron.
—Galba —le dijo padre, estrechando su mano con la del anciano.
Y así fue como padre y yo comenzamos nuestra nueva vida de dos, junto con el anciano Ron y su nieto Rogue.
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