Arya es el fruto de un amor prohibido. En su interior corre la sangre de un hombre lobo y la de un vampiro.
Un acontecimiento lamentable hizo que perdiera a su madre. Y diez años después, otro evento se repite haciendo que ella y su padre tengan que...
No sé qué pasó en ese momento. Recuerdo oír gritar a Sinner chasquear los dedos, a mi padre cubrirme con su cuerpo, a Sam gritarle algo, y ver una flecha que venía directo hacia mí; pero todo se tornó negro antes de que pudiera tocarme.
Me sentí extraña, estaba sobre algo peludo y cálido "¿Padre?", pensé, "no, no es él". Logré enderezar mi cuerpo; y frente a mí estaba el cuerpo de Daniel aun inconsciente, con la espalda cubierta de sangre seca.
Ambos nos encontrábamos sobre el lomo de Sam, quien caminaba con una ligera cojera.
—¿Qué pasó? —dije aun medio adormecida.
—Ah, ya despertaste —dijo Sam miemtras caminaba —¿Cómo está Daniel...?
—Sigue vivo —respondí —¿qué fue lo que pasó?
—¿No recuerdas nada? —mire a nuestro alrededor.
—¿En dónde estamos? ¡en donde está mi padre! —exclamé alterada. Sam no respondió —. Dime en dónde está —sentí que el corazón se me apretaba — acaso Sinner lo... —mis ojos se humedecieron.
—No lo sé.
—Por favor —le rogué con la cabeza apoyada en su lomo —dime que le pasó a mi padre, ¿en dónde estamos? ¿a dónde vamos? —comencé a sollozar. Entonces Daniel despertó.
—¿Mi lady? —dijo —¿porqué lloras? —Mostró una sonrisa.
Luego de eso no me sentí capaz de seguir hablando. Por un largo rato, nadie más dijo nada, y lo único que oía eran los quejidos involuntarios de Daniel.
—Escucho un río cerca de aquí. Limpiaré las heridas de Daniel antes de que se infecten.
—Mi lady, me avergüenza un poco preguntar pero, ¿cómo es qué estamos aquí? ¿Cómo nos alejamos de mi padre?
—También me gustaría saberlo; pero cuando lleguemos al río lo averiguaré. —Sam resopló.
No faltaba mucho para llegar a nuestra parada, y en todo ese tiempo, intenté recordar por mi cuenta lo que había sucedido.
A menudo miraba hacia atrás con la ilusión de que padre aparecería sano y salvo para reunirse con nosotros; pero no fue asi.
Por su parte, Daniel intentaba animarme en silencio; pero nada de lo que hacia me hacía sentir mejor. Solo quería ver a mi padre. Él era lo único que me quedaba.
—Lindo collar —dijo Daniel.
—¿Ah? —no sabía de lo que hablaba hasta que miré hacia mi pecho —¿Qué es esto? —me lo quité para verlo mejor.
Llevaba puesta una cadena de acero, y colgando de él, un dije dorado que tenía escrito "tú eres mi todo". No pude evitar dejar caer mis lágrimas en ese momento. Entonces recordé algo; recordé a padre colocándome el collar mientras me miraba a los ojos con una sonrisa intentando ocultar la pena que sentía.
—Padre... —dije llevándome el colgante al pecho con ambas manos —dijiste que siempre estarías conmigo. No rompas tu promesa ahora, por favor.
—Mi lady, yo no lo conozco, pero te aseguro de que él se encuentra bien, y que pronto volverás a verlo —no me salían las palabras, así que le mostré una leve sonrisa —. ¿Es por aquí? —asentí sin decir nada —no esté triste mi lady, solo piensa que podría ser peor. Aun estamos vivos, y a pesar de estar en invierno, no está lloviendo.
—Nunca me había separado de mi padre —dije en voz baja —¿qué va a ser de mi si me deja? —dije mirándolo con pena. Daniel tomó mis manos.
—Entonces yo la protegeré.
Sam se detuvo repentinamente, y se dejó caer bruscamente. Daniel y yo también acabamos en el suelo a unos metros de la orilla del río.
—¡Sam! ¡¿Amigo, estás bien?! —preguntó Daniel levantándose como pudo.
—Está bien, solo está cansado —le dije poniéndome de pie y limpiándome la ropa —. Solo está cansado. Anda déjame ver tu espalda.
Daniel se quitó de forma insegura la ropa desgarrada; eran muchos cortes, y no tenía nada para cubrirlas. Era más conveniente ir con un curandero, pero ni siquiera sabía en dónde nos encontrábamos, ni por cuánto tiempo fue que Sam nos trasladó.
Al acabar de limpiar la espalda de Daniel, hice que se recostara espalda arriba mientras buscaba con qué vendarlo.
—Quédate aquí, ahora vuelvo —le dije.
—Ya estoy bien —dijo mientras se recostaba —pero por favor, ocúpate de Sam, él es muy importante para mí.
—Me lo imagino. Está bien, entonces volveré en un momento.
—Gracias mi lady —me volteé y le sonreí.
—Mi nombre es Arya —le dije y él me miró algo sorprendido.
—Es un hermoso nombre.
Fui hasta donde se encontraba Sam, vi que su pata izquierda tenía algo clavado, y que por el trayecto, esta se había clavado aun más haciéndolo sangrar.
Me arrodillé junto a él y comencé a echarle agua para lavar la herida. No sabía si era prudente hablar en ese momento, pero quería saber qué había ocurrido. Tenía mucho que preguntar.
—¿Te dijo algo antes de separase de nosotros? —pregunté mirando su herida.
Sam miró hacia donde se encontraba Daniel.
—No creo que nos oiga —le dije.
—Que te mantuviera a salvo, y que tuviéramos cuidado.
—¿Solo eso?
—Que si lograba perderlos y alejarlos, te buscaría.
—Ya veo.
—¿Cuánto caminaste?
—Dos días —me quedé impresionada —ambos tienen el sueño pesado —por su forma de hablar, no sabía si lo decia sarcásticamente o no.
—Dos días —repliqué —espero que esté bien.
—Descuida. Sinner no es nada comparado con mi hermano. De seguro está bien —volteó a mirarme —¿está muy mal?
—Es profunda, sacaré lo que está clavado.
—Adelante.
—Tendremos que movernos pronto —dije sacando el objeto con cuidado de no pasar a llevar algún nervio o algo —. No estamos seguros de si quedó algún rastro.
—Lo sé. Tendremos que movernos durante la noche para evitar ser vistos.
—¿Se lo dirás a Daniel? —Sam recogió la pata al sacarle el objeto —¿Qué es esto?
—Es una lanceta, las usan para hacer apuñalamientos limpios. De seguro alguien la lanzó y yo la pisé por accidente. Suerte para mí que solo es de acero —suspiró por un momento —no quisiera, pero es necesario hacerlo.
—Pero no sabes cómo —Sam desvió la mirada de mí.
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