Capítulo 10

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Al principio, Rogue era muy esquivo conmigo, pero eso solo lograba que mi curiosidad por conocer a un niño humano creciera aun más.

Con el tiempo, dejé de ser tan tímida, y comencé a ser más inquieta y aventurera, perseverante en mi entrenamiento por dominar mis habilidades por mí misma, junto con la tutoría de padre, y claro, mantenía siempre presente la promesa que le había hecho a mi madre antes de morir. Con el tiempo descubrí cosas de mi parte vampiro que nunca había visto hacer a madre, como caminar en vertical o estar de cabeza.

Ya llevábamos tres años viviendo en el hogar del anciano Ron, quien junto con mi padre ampliaron la cabaña para que no estuviéramos tan apretados. Yo ya tenía siete años, y Rogue había cumplido nueve. En todo ese tiempo, nos hicimos buenos amigos, tanto que parecíamos hermanos o algo así. Juntos íbamos a cazar conejos, perseguíamos a las gallinas, íbamos de pesca al río, y jugábamos a perseguirnos, aunque se fastidiaba rápidamente porque yo era mucho más rápida que él y me trepaba a los árboles.

Padre parecía ser feliz con la vida que ahora llevábamos. Básicamente había comenzado a hacer las labores del anciano Ron, ya que este se encontraba muy cansado para hacerlas. Hay días en los que se escabulle sin que nadie lo vea para ir a la orilla del río durante las noches de luna llena. Una vez lo seguí sin que se diera cuenta, aunque no fue así. Me oculté en una de las ramas de los árboles, y lo vi transformarse en lobo mientras recitaba una frase que me pareció hermosa. "Solos no somos nada, juntos somos todo, ama tu alrededor, y será todo lo que necesitarás para estar feliz, y así tu malestar se volverá nada ante tu todo".

—Sé que estás ahí. Deberías estar dormida —dijo sorprendiéndome, haciendo que perdiera el equilibrio —¡Arya!

—¡Descuida...! Está bien, que susto —sabía que podía hacerlo, pero aun así me tomó por sorpresa el casi caer.

—No me gusta que estés de cabeza.

—Si pudieras hacerlo no dirías eso.

—Pero no puedo, y no me agrada que lo hagas —repuso.

—¿Mamá podía hacerlo? —pregunté.

—Creo haberla visto hacerlo un par de veces mucho antes de que nacieras.

—¿Qué es eso que recitabas? —a lo que iba.

—Es algo que me decía tu madre cuando no estaba del todo bien — me dejé caer al suelo aterrizando suavemente acuclillada sobre la punta de mis pies poniendo mis manos en el suelo. Padre me miró con seriedad, tampoco le agradaba que hiciera eso —algún día acabarás por hacerte daño.

—Pero gracias a mi parte de lobo sanaré rápidamente —dije levantando las manos. Padre continuó mirándome —está bien, lo siento, lo haré menos seguido —comencé a caminar hacia él. —¿hay algo que te molesta? —le pregunté mirándolo a los ojos.

—No es nada, estoy bien.

—No es cierto, acabas de decir que recitas eso cuando te pasa algo —entonces me di cuenta de que decía la verdad —claro, no te pasa nada. Solo lo recitas para mantener vivo el recuerdo de mamá, ¿no es así? —padre desvió la mirada. De la nada me sentí molesta y le di la espalda.

—¿Y ahora qué te ocurre? ¿Estás molesta por algo? —peguntó.

No quise responderle, y lo único que hice fue caminar de vuelta a la cabaña sin decir una sola palabra. Sentí que padre iba detrás de mí en silencio ¿acaso se hacía una idea de por qué me molesté? claro que no, no tenía ni la más mínima idea.

La relación de padre e hija que siempre habíamos tenido, había cambiado con el pasar de los años desde la muerte de mi madre. Aun lo respetaba, pero me sentía más libre de tener el comportamiento que quisiera siempre y cuando me mantuviera al margen de todo.

Padre me siguió manteniendo la distancia hasta que llegamos a la cabaña; se transformó en humano y me sostuvo de los hombros antes de que pudiera llegar a la puerta.

—Me dirás en este momento lo que te ocurre —dijo irritado. Fruncí el ceño y desvié la mirada de él —Arya, no me hagas enojar —no quería eso.

—Me molesta que no confíes en mí para estas cosas —dije rápidamente —me molesta que sientas que debes sufrir estas cosas solo. Es cierto, ella fue el amor de tu vida, pero recuerda que también fue mi madre. ¿Contento?

De pronto, padre me jaló hacia él y me abrazó por varios minutos. Yo mientras tanto, procesaba lo que ocurría hasta que simplemente me deje vencer por su cariño, y acabe abrazándolo también.

—A veces me pregunto si la habré querido tanto como tú la amabas —dije con la cara hundida en su pecho —recuerdo haber sufrido su perdida durante un par de meses; pero tú lo haces todo el tiempo.

—No soy yo quien debe darte esa respuesta —dijo sin cambiarme de posición —como tu padre, puede que  siempre esté al tanto de lo que haces o cómo te sientes de ánimo cada día, pero nunca podré saber qué es lo que sientes en tu corazón, o qué es lo que está pasando por tu mente todo el tiempo.

—La extraño, eso es en lo que pienso ahora. Quisiera que estuviera aquí con nosotros, que fuera ella quien me dijera todo el tiempo que no debo estar de cabeza, que no debo saltar de lugares tan altos, que no debo molestar a los jabalíes —comencé a sollozar —quisiera que estuviera aquí cuando pueda ser capaz de transformarme en algo o cuando descubra más habilidades por mí misma, para que me diga que debo tener cuidado, y que debo hacerlo con precaución

—Shh...está bien, ¿lo ves? —levanté la mirada —el que quieras que siga aquí demuestra que si la amabas tanto como yo —dijo sonriendo.

—Mamá tenía razón —padre me miró confundido —tienes un hermosa sonrisa cuando lo haces de verdad —los ojos de padre se iluminaron, y en ellos pude ver los míos.

Nos quedamos un momento más fuera de la cabaña hasta que nos repusimos; padre secó mis lágrimas con sus manos mientras me decía que ahora yo era su todo, y que sin mí no era nada. Ambos entramos con sumo cuidado de no despertar ni al anciano Ron, ni a Rogue.



 Ambos entramos con sumo cuidado de no despertar ni al anciano Ron, ni a Rogue

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