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La doctora se sentó a mi lado. - ¿Sabes?, tienes una linda familia. - me sonrió ampliamente, sentí como mis mejillas se teñían de un leve rubor, pensar en Gustabo y Conway como mi familia siempre me hacía ilusión -Ellos estuvieron pendientes de ti en cada momento. - sonrió achicando sus esmeraldas, a pesar de todo el estruendo de mi corazón hace días me sentía un poco más repuesto, saber que ellos se preocupaban por mí y tener el aura de esta mujer a mi lado desde que desperté me calmaba un poco la cabeza, haciendo que mi sonrisa saliera en automático. -Me siento extraño. - ella tocó mis mofletes para cerciorarse si no tenía fiebre - ¿Extraño?- retiro sus manos. -Si, bueno... siempre me he sentido rechazado por la sociedad...- Hice una pausa. -Hasta mi madre me rechazo. - solté una risa amarga desviando mi mirada de la mujer. -Pero estos días siento que mi corazón está un poco más lleno que de costumbre. - la doctora tomo mi mano y la apretó. - Quizá hay situaciones que te han hecho pensar de esa manera, pero hoy has recibido más visitas que nadie, desayunaste con Gustabo y Conway, algunos de tus compañeros vinieran a visitarte. Eso habla muy bien de ti. - Yo asentí, aun así, que Greco, Torrente y Yuu viniesen a verme yo esperaba que en algún momento Volkov apareciera por aquella puerta, pero después de lo que paso era más que obvio que yo no le importaba. - ¿En qué piensas tanto cariño? - me interrogó la doctora alzando ambas cejas. -En nada...- mi sonrisa disminuyo quedando solo una raya un poco torcida. - ¿Esperas a alguien en especial? - me palmeo en la mano que tenía aprisionada en la suya, sacándome una sonrisa pequeña para después agachar mi mirada.

-Lo estuve desde que desperté... pero es inútil seguir esperándole después de lo que paso. - mis ojos se llenaron de lágrimas, el ruido que me inquietaba el corazón se había apoderado de mí una vez más haciéndome recordar cada palabra dicha por el ruso. - No cariño, más lágrimas no.- se apuró a limpiarme las lágrimas con su pulgar. -Me le declare... Me armé de valor y se lo dije y el solo me escupió en la cara que "era un témpano de hielo y no tenía esos sentimientos"- dije imitando la voz del comisario. La doctora ató cabos. - ¿Por eso saliste corriendo?... Pero cariño... Hay muchos peces en el mar, tú tienes luz propia, no dejes que te apaguen. Estuviste dos días en el hospital y vas a estar en reposo, tendrás tiempo para pensar y reconstruir tu corazón, ese dolor no será para siempre cariño, fuiste sumamente valiente en abrirte, y contarle algo tan íntimo... Eres muy valiente Horacio.- volvió a juntar sus manos con la mía mientras me sonreír ladinamente, esta mujer era mágica, su voz, sus palabras disminuían mi ruido, era como si yo sintiera que la conocía de otra vida, que podía contarle mi día a día sin recibir ningún chiste malo o algún insulto, y yo quería seguir contándole lo que me pasaba día a día, pero hoy sería mi último día aquí y quizá ella no tendría más tiempo para verme. -Doctora... ¿Yo... puedo venir a visitarla después? - pregunté bajando la mirada con las mejillas un poco sonrojadas por sus palabras anteriores, Eres muy valiente Horacio escuchaba las palabras como un eco en mi cabeza sobre las palabras repetitivas de Volkov, haciendo que el picor de mis ojos fuera disminuyendo cuando me atreví a preguntarle sobre la visita.
Sin soltar nuestras manos ella me sonrió ampliamente. -Puedes venir a verme las veces que quieras, solo si me prometes que te vas a cuidar, vienen días difíciles y puedo adivinar a qué eres alguien que no se está quieto. - ambos reímos y ahora fui yo quien apretó su mano con delicadeza sonriendo mientras tallaba mis ojos con mi mano libre.

Horacio había salido del hospital en silla de ruedas escoltado por un "hermano" sumamente alegre y un superintendente lleno de jubiló, pero sin darlo a expresar y prometiendo volver a ver a la doctora lo más pronto posible.

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Covarrubias se encontraba en recepción, después de Horacio la tarde-noche se había vuelto más tranquila. Estaba reposada en el escritorio echando ojo a las citas que tenía para el día de mañana cuando a su lado escuchó -Privet, sé que no son horas de visita... Podría hacer una excepción... Vera es un... Un compañero, y quiero, quiero verle, sé que está en la habitación 8- la recepcionista fue interrumpida por la doctora incorporándose y mirando al ruso. -El joven Horacio fue dado de alta hace unas horas. - el ruso volteo hacia donde la mujer hablaba para después apartar su mirada jugando entre sus manos con el pequeño unicornio de peluche. -Lo entiendo- dijo alzando la cabeza, pero sin ver directamente a la doctora. -Bien... entiendo... buenas noches. - sé dio media vuelta para comenzar a caminar hacia la salida del hospital dejando en un macetero aquel peluche, la doctora se lo pensó dos veces, pero camino en la misma dirección del oficial y sin que el la llegar a ver tomo el presente para guardarlo en su bolso de la bata, - ¿Sería el a quien Horacio esperaba?... - dijo al aire mientras veía como el oficial se montaba en el copiloto de la patrulla.

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- ¿Qué rápido no?, solo le aventó el muñeco y se fue...- 
Hablo el comisario Rodríguez encendiendo la patrulla.
-No, lo dieron de alta hace unas horas-
Volkov se acomodó el cinturón y prendió la radio.
-Valla... quizá si no hubiéramos tenido el último movimiento de la tarde en el atraco todo esto no hubiera pasado... sin contar la casi media hora que se tardó eligiendo el peluche... que por cierto... ¿Dónde está? - pregunto el de barba echando un ojo a la peli plateado. -Lo deje por ahí. Greco hágame un favor y borre de su mente esta ultima hora... no quiero hablar más del tema y usted no hablara con nadie más del tema... ¿está claro? - el ruso se retiró los lentes oscuros masajeando sus carúnculas por el cansancio.
-Pero...- atajo el barbas. - ¿Esta claro? - clavo su mirada en el piloto.
-10-4 – contesto sin más soltando un suspiro, no había nada más que hacer y aun que le costara horrores no le diría a nadie que el "tempano ruso" se quedó más de media hora eligiendo un presente para el chico de cresta.

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Hola! 

Cuidense mucho y coman bien ♥

Un beso!

Le toca a él...  VOLKACIODonde viven las historias. Descúbrelo ahora