VOLKOV
- ¿Entonces?... ¿Habrá alguna oportunidad entre tu y Horacio?. - Pregunto Greco quitándose el cinturón de seguridad sin atreverse a cruzar mirada con el piloto.
- Yo... - Volkov se quedo en silencio, realmente tenia que comprender al 100% que era estar enamorado, tener en cuenta que su robótica rutina se vería algo afectada, cambiar su manía por el trabajo, preocuparse por el que dirán sin mencionar el miedo que le daba el depender emocionalmente de alguien y sobre todo abrirse a nuevas experiencias que en su vida se hubiera imaginado que le darían algún dolor de cabeza.
- Mira... para que no digas nada es para mi un alivio, eso quiere decir que algo estas considerando o que al menos tienes dudas... Quien diría que el tempano ruso se estaría derritiendo de poco a poco... - Greco sonrió para sí.
- Gracias por haberme escuchado... - Contesto el peliblanco evadiendo el tema.
- No es nada, ¿para que están los amigos?... Solo piensa en lo que te he dicho y no olvides poner tu felicidad como prioridad. - El castaño le estampo un puño en el hombro de manera amistosa, le sonrió y bajo de el coche sin mirar atrás.
Volkov se quedo en silencio tomado de el volante y ahí fue cuando recordó las palabras de Rodríguez.
"-Que ambos sean hombres no significa que no puedan amarse, los tiempos han cambiado Viktor si eso es lo que te preocupa...
La edad solo es un numero, si suena muy cliché no me mires así, pero a mi nunca me detuvieron unos simples números para vivir mi única historia de amor...Se que no tenemos el trabajo mas seguro, pero ¿no crees que vale la pena arriesgarse por hacer tu vida diferente? y dejar tus rutinas extremistas... -"
-¿Realmente quiero este cambio en mi vida? - Soltó aquella pregunta en voz alta sin saber que responderse mientras cerraba los ojos y pensaba en aquel pequeño momento que tuvo con el peliazul tan breve pero tan lleno de paz... "¿Eso era el amor?".
Arranco el auto mas confundido de lo que esperaba sentirse y se perdió en las calles calmadas de Los Santos.
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ÁNGELA.
- ¿Mamá? - La voz de Horacio la saco del trance dejando el vaso de vidrio que lavaba a un lado.
- Dime cariño. - Dijo la mujer volteando a atender la voz de su hijo quien entraba a la cocina.
- Te decía que si ya van a salir las galletas... - Dijo Horacio mirándola algo preocupado.
- Las galletas... - La mujer lo volvió a repetir haciendo una pausa. - A sí, si en 5 minutos las sacaré de el horno. - Le sonrió al joven.
- ¿Estas bien mamá? - El joven avanzo hacia la mujer para observarla bien.
- Si Horacio, claro que si, ¿porqué lo preguntas? - La mujer le pellizco la mejilla.
- Es que hace 15 minutos me dijiste lo mismo en cuanto a las galletas... Y haz estado un poco ausente estos días... - Horacio alzo las cejas.
La mujer negó. - Estoy bien, no te preocupes, he tenido mucho trabajo y quizá estoy agotada, nada de que preocuparse. - Dijo la castaña para convencer al pelirrojo.
- Sabes que puedes confiar en mi, ¿verdad? - Le dijo el chico.
La mujer asintió con una sonrisa amplia.
- ¡Ya estoy en casa! - El grito que había adoptado Gustabo desde hace unos días los hizo olvidar el tema y el pelirrojo se encamino hacia la sala para recibir a su hermano dejando a la mujer en la cocina.
La castaña se encamino hacia el horno y observo su reflejo en el vidrio de este dándose cuenta que los años habían pasado por ella, pero sin querer sus pensamientos viajaron años atrás.
" - Aquí esta la Doctora mas hermosa del mundo. - Un joven Hugo la abrazaba por la espalda mientras le ofrecía un girasol y ambos observaban sus rostros en el reflejo de su nuevo horno que recién habían estrenado con una receta de brownies que estaban por salir.
La mujer tomo el pequeño detalle que su esposo le ofrecía y le sonrió a su reflejo.
- Muchas gracias Hugo, es hermosa. - Dijo mientras sentía un par de besos gentiles en el cuello.
- Mas hermosa eres tu Angie. - El hombre siguió depositando besos en el cuello de la mujer quien comenzaba a estremecerse bajo el dulce tacto.
- Hugo... - La mujer suspiro mientras su respiración se agitaba, pero su esposo no se detuvo.
- No tardan... en salir... - Ángela cerro los ojos disfrutando de aquel intimo momento mientras se dejaba aprisionar en los brazos del contrario y sus latidos aumentaban a la par.
El hombre dejo de besar a la castaña, la soltó y sin decir nada se paro frente a ella tomando la flor gentilmente y la depositó a un lado, Ángela abrió los ojos mientras intentaba regular su respiración pero no tuvo éxito pues Hugo la tomo por sorpresa tomándola en brazos para sentarla en la encimera y susurrarle al oído -Podemos vigilarlos desde aquí- Para atrapar los labios rojizos ajenos sin dejarla decir ninguna palabra mas. "
- No se por que se pone en ese plan, solo le dije que ese pan estaba mas rancio que el, y mira lo que me hizo. - Dijo el rubio entrando con su hermano hacia la cocina.
Ambos se quedaron en silencio mientras miraban a la mujer recargada en la encimera fijando toda su atención en su reflejo en el horno.
- ¿Mamá? -
- ¿Ángela? - Los chicos hablaron a unísono despertando a la castaña de su trance.
Ángela se enderezó y miro a sus hijos. - Lo siento, ¿decían algo? -
- Si... le preguntaba a Horacio por el botiquín... ¿Se encuentra bien? - Pregunto el rubio caminando hacia ella.
Ángela lo observo acercarse pero no le contesto pues observo un pequeño chipote rojizo en la frente de Gustabo.
- ¿Pero que te ha pasado cielo? - Por fin había reaccionado.
- No es nada, fue un golpe del viejo verde. - Gustabo le restó importancia mientras Horacio los observaba desde el arco de la cocina.
- Iré por el botiquín espera aquí cielo. - Lo tomo de la mano y lo condujo hacia el banco mas cercano para que este se sentara y salió de la cocina.
- ¿Pasó algo? - Gustabo miró al pelirrojo.
- Eso quisiera saber yo... - Contesto cruzándose de brazos observando hacia donde la castaña había salido para después mirar a su hermano con preocupación.
La noche de películas había terminado y la bandeja de galletas estaba vacía junto a tres tazas en la mesa del centro mientras un pelirrojo dormía plácidamente en el sillón de dos plazas.
- Iré recogiendo todo esto para levantar a Horacio, si quieres ir a dormir cielo puedes hacerlo. - Habló Ángela con el tono de voz mas bajo que pudo mientras tomaba las tazas levantándose de el sillón.
- Le ayudo. - Dijo el rubio tomando la bandeja y siguió a la mayor hasta la cocina.
La Doctora abrió el grifo para empezar a enjuagar los trastes que usaron.
- Mamá... ¿te está pasando algo? - El rubio se aclaro la voz tosiendo un poco, aun le daba algo de pena llamarla de ese modo pero estaba tratando de hacerlo cuando ambos estaban solos.
Ángela no respondió al instante solo se enfoco en enjabonar las tazas.
- Sabes que puedes hablar conmigo... - El rubio insistió acercándose a ella con un paño para ayudarle a secar los trastes.
- Lo se mi cielo. - Contestó sin mirarlo.
Gustabo suspiró al no tener ninguna respuesta de la mujer.
- Hace unos días... me encontré con Hugo. - La mujer miro al oficial.
Gustabo se quedo en silencio observándola extrañado.
- ¿Vino a buscarte? - Gustabo se acelero.
- No, lo encontré en el supermercado. -
- Y... ¿Qué quiere? - La voz de Gustabo denotaba algo de acidez.
- Nada cielo, quizá regreso a Los Santos. - Dijo la mujer pasándole una taza limpia para que la secara.
Gustabo tomo la taza con el entrecejo fruncido y ambos se quedaron en silencio.
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Capitulo flojo semanal...
No es cierto! esta intro va a servir para mas adelante 👀
Gracias por seguir aquí conmigo💖
Nos leemos ponto!
Cuídense mucho y no olviden tomar su awa de uwu♥