Comenzó a caminar empujando su silla de ruedas mientras miraba a todos lados en busca de la castaña, una vez en recepción el rubio se aclaró la garganta para llamar la atención de una recepcionista. - Buen día señorita, ¿estará por ahí la Doctora Covarrubias? Pregunto mientras echaba un vistazo a Horacio que trataba de levantar el cuello para poder ver detrás del mostrador sin éxito. La joven contesto el saludo del recién llegado y se puso a revisar la computadora para ver si la doctora estaba ya en el hospital. - Ella no debe de tardar en entrar, su turno comienza a las 9 de la mañana. - Gustabo miro su reloj en el celular y abriendo los ojos como platos hablo fuerte. -Cabron! Papu me va a poner fino!. Se alteró el rubio mirando a Horacio que estaba a punto de reír, pero decidió no hacerlo. -No te preocupes, ve, yo espero a la doctora. Dijo el crestas tratando de contener la risa al ver a su hermano apurado mientras le daba dos flores del bouquet, Gustabo las tomo frunciendo el ceño. - Una es para ti y otro es para Papá, te quiero. Le dijo sin más el chico mientras sus ojos se iluminaban, el rubio sonrió de lado girando las rosas en su mano. -Eres como un osito de peluche, te veo en la noche y cuídate, gracias señorita. - Le dio un golpecito suave en el hombro a Horacio y partió corriendo hacia su patrulla con las rosas en la mano.
- ¿Viene a revisión? - le comento la señorita levantándose de la silla y parándose a un lado del joven para poder verlo mejor. Este negó sonriendo tomando una flor y dándose a la joven. - Vengo de visita. - ella acepto la flor y le devolvió una pequeña sonrisa al crestas. - ¿Cree que pueda dar un paso por ahí mientras espero? - Ella negó dejando la flor en un vaso con agua como improvisado florero. - El día está muy tranquilo, adelante. - Horacio se acomodó las flores en el regazo y comenzó a mover las llantas de su silla, la misión de hoy era entregarle flores a cuánto doctor/empleado del hospital viera mientras decía. - Una flor como agradecimiento.- sacando más de una hermosa sonrisa por tal gesto.
Una vez terminando con las flores de colores se puso a platicar con dos pequeñines que venían a revisión de pediatría bajo la mirada enternecida de sus madres. - ¿Entonshes tu novia es la Doltola?- pregunto el chiquillo de cabellos naranjas haciendo reír a los presentes. - No Miguel, ella es mi nueva amiga... ella me salvó la vida. - dijo el Crestas con toda sinceridad mientras le revolvía el cabello. - Bueno, entonces la Doltola es como la mujel malavilla?- comento la niña a un lado de Horacio tomando pose de super héroe. - Digamos que si, pero más especial aún. - Los niños rieron junto con Horacio, platicaron de animales, de lo que les gustaba comer y que no, y hasta les dio un pequeño paseo a ambos en su silla de ruedas haciendo un poco de escándalo en la planta baja del hospital, pero al ser risas de niños nadie se molestó en irlos a callar.
Los minutos pasaron corriendo mientras ahora los niños interrogaban al crestas sobre su trabajo, el comenzó a contarles como era salvar a los rehenes de los códigos 3 haciendo ruidos estrepitosos con su boca como si fuera metralleta.
- Pero vamos a ver, ¿Que está pasando aquí? - ¡La doctora Covarrubias hablo haciéndose notar con un tono alegre tras la espalda de Horacio, el joven volteo su cabeza lo mejor que pudo mientras limpiaba con su manga los restos de saliva que habían quedado después de su interpretación de metralleta para los chiquillos - Doctora! - hablo con emoción denotando en su tono de voz, tomo las llantas de su silla y se dio vuelta quedando frente a la mujer que le sonreía, los niños una vez más rieron tapándose la boquita viendo a los adultos. - Hoda Doctola maravilla. - saludo la chiquilla acercado su manita a la de ella, la mujer se agachó quedando a la altura de ella tomando su mano para saludarla - ¿Maravilla? - se preguntó con una sonrisa ladina a la niña mientras Horacio sentía que sus mejillas se teñían de un rubor sutil. - Shi, el polocia Holacio dijo que usted eda mejol que la mujel mamavillla.- ambos aplaudieron, la doctora soltó una pequeña risa mirando al "polocia" para preguntar - ¿Es esto cierto policía Horacio? - el chico asintió con pena, las mamás de los pequeños los llamaron su revisión iba a comenzar, los niños le dieron un beso a Horacio en sus mejillas prometiéndole que iban a portarse bien en su consulta.