Después de la comida, regresaron al hospital, Horacio se sentía lleno y con mucho sueño, la doctora le ayudo a recostarse en el sillón donde antes habían estado platicando cerrando la silla de ruedas dejándola recargado en la pared donde no entorpeciera la pasada. - Duerme cariño, en un rato más te despierto. - el joven asintió sintiendo un poco de vergüenza, pero la verdad es que el sueño le faltaba, llevaba 3 días sin poder dormir de corrido. Miro a Ángela irse hacia su escritorio abriendo su laptop comenzando a teclear y con ese sonido cayó en los brazos de Morfeo.
Después de un rato de sueño en dónde se la había pasado caminando por un campo de flores solo y jugando con la mariposas abrió los ojos con lentitud para acostumbrarse a la luz de la oficina, se movió un poco haciendo resbalar lo que él pensaba que era una manta, miro hacia el escritorio de Ángela, este estaba solo, "quizá tuvo que cubrir alguna emergencia" pensó el cresta incorporándose con lentitud para lo mover de más su pierna dejándola recta aún en el sillón, recogió la "manta" para darse cuenta que era la chaqueta del traje sastre de la mujer, lo sacudió y volvió a taparse con el inhalando su sabe aroma, olía a las flores del campo donde él había corrido en su sueño. La puerta se abrió y el volteo con su cara de modorro hacia derecha para ver de quién se trataba. -Cabron pero no duermas toda la tarde, después no vas a querer dormir en la noche. - era la voz burlona de Gustabo que entraba en la habitación. -Solo dormí un poco, ¿Ya vienes por mí?- sé encogió de hombros algo apenado con su hermano. -No, viene a qué me hicieran unas puntadas. - Le enseño el vendaje en su hombro de costumbre, Horacio se removió intranquilo en el sillón abriendo de más los ojos. - ¿Pero ¿qué dices?, ¿Estás bien? - Gustabo le dio un zape pequeño. -Claro que estoy bien, ahora yo tengo que ocupar tu lugar de Héroe mientras tú estás de baja- Horacio aún lo vea con insistencia. - Que estoy bien- repitió. Horacio asintió con más tranquilidad en su rostro. -Bueno, aún me quedan un par de horas saliendo vengo por ti, está bien?- pregunto el joven que no se había despegado de la puerta. - Está bien, solo cuídate, ¿sí? - el rubio asintió guiñándole un ojo.Más tarde y una vez más la puerta se volvió a abrir dejando ver a la doctora entrar con bata, guantes y la cofia mal arreglada. - Lo siento cariño, tuve que asistir a una pequeña operación. - se disculpó la doctora que había dejado al chico unas 3 horas solo después de que Gustabo había ido a hablar con él. Se quitó los guantes, la cofia y los depósito en el basurero cerrado que tenía a un lado del escritorio. - No se preocupe, yo entiendo. - le dijo el chico con mucha admiración. -¿Gustabo dio con la oficina? - pregunto retirándose la bata. - Si, platicó un rato conmigo. - Asintió el chico - Perfecto, pensé que no me había explicado bien cuando se lo dije. esa tarde habían llegado varios policías heridos de un código 3 pero por el momento eso no se lo diría al joven, estaba tan tranquilo que no quiso quitarle ese derecho diciéndole lo que ocurrió en verdad, no era grave, pero no quería atormentarlo después de la plática que tuvieron en el restaurante. - Igual si no le hubiera dicho dónde estaba él se hubiera paseado por todo el hospital abriendo puertas. - Ambos se echaron a reír imaginando al rubio. - Te creo, te creo. - Hizo una pausa para arreglar un poco su escritorio y una vez libre tomo el saco que el chico le tendía. - Bien, ¿nos vamos ya?- Tomo su bolso del perchero tras ella. - Si, vámonos. - el celular de Horacio comenzó a sonar en sus pantalones, el contesto.
– Horacio al aparato... Quie... ¿Bu..Bueno? Miro de reojo a la doctora mientras sus mejillas se coloreaban tenue.
– Horacio, por favor, estás con una dama. Dijo con burla.– Si... Por eso me calle. Ambos rieron.
– ¿Vas a pasar por mí? Pregunto esperando a que la después fuera negativa.
– De eso quería hablarte, papú me dio el turno de noche también... ¿Crees que la doctora te pueda llevar?
– Supongo que se lo puedo preguntar...