Angela se quedó en la sala de espera cuando el joven paso al consultorio de su colega, estaba algo preocupada, Horacio no le había pedido que encendiera la radio y tampoco había hablado en todo el camino hasta el hospital, la castaña solo lo vigilaba por el retrovisor del coche, iba cabizbajo y sin prestar atención a lo más mínimo que pasaba a su alrededor.
La doctora no quiso intervenir en aquel silencio y siguió conduciendo hasta el destino, ya habría tiempo de que el mismo tomara la decisión de contarle lo que sucedía.
Saco su móvil para marcar el número de Gustabo.
- Hola Doc.!, ¿todo está bien? Saludo a la mujer para después cambiar su tono de voz, él sabía que Horacio iría escoltado por ella al hospital.
- Buen día cielo, si, todo está bien, Horacio acaba de entrar a su chequeo, pero no te hablo para este tema.
- A no, ¿en qué puedo ayudarle? Su voz se suavizo.
- Veras... Hoy no vi muy animado a Horacio y bueno... estaba pensando en llevarlo a casa de mis padres, ¿hay algún problema?, es solo para que se distraiga. Pregunto la mujer.-No, no hay ningún problema Doc., me parece perfecto.
- Perfecto, te esperaremos en la noche para cenar, ¿bien?
- ¿A mí?...
- Claro cielo, quiero que pasemos una linda velada los 3, ¿aceptas?-Claro que sí, yo... encantado, espero su mensaje.
- Bien, te vemos en la noche, que tengas buen servicio y cuídate mucho. Chao.
- Nos vemos... Cuídense.
Colgó.
- - -Horacio salió acompañado del doctor Javier, mientras charlaban sobre los medicamentos que el joven necesitaba para seguir recuperándose.
Angela se paró de su asiento una vez que los hombros estuvieron frente a ella, el doctor Javier la saludo haciendo una reverencia con la cabeza y ella lo imito.
- ¿Cómo va el Héroe de la ciudad? - Pregunto la castaña haciendo que el de silla de rueda levantara la cabeza uniendo sus miradas.-El señor Pérez está teniendo resultados satisfactorios, su muy buena higiene y los medicamentos al pie de la letra están dando su resultado. - el doctor palmeo el hombro del paciente brindándole una sonrisa.
- Que gusto me da escuchar eso. - agregó la mujer.
Ambos se despidieron del doctor y pasaron al área de farmacia por la medicina del chico para seguir su camino hasta el auto de Covarrubias.
- ¿Te gustaría ir a la casa de mis padres? - Le pregunto la castaña mirando al contrario por el retrovisor del coche.
Horacio sintió curiosidad, quizá la ida al centro comercial podría esperar la verdad es que no tenía muchos ánimos de estar con multitud de gente, le apetecía estar con poca gente y en tranquilidad.
- Me parece muy buena idea. - Le dijo el chico regalándole una pequeña sonrisa.
Covarrubias arranco el auto y comenzó a conducir.
Horacio se sentía cada vez más ansioso por llegar a la casa de los padres de la Doctora, se imaginaba a unos señores muy amables, quizá la mamá de Angela le invitaría galletitas y su padre le hablaría de algún medicamento buenísimo para las punzadas que a veces le daban en la pierna fracturada, se preguntó si iba vestido para la ocasión, pero sintió que no tenía nada de qué preocuparse si Angela era tan buena no el seguro sus padres serían igual o más buenos con él y no le juzgarían por su vestimenta o cabello.
- ¿A sus padres no les importará que lleve a un extraño a casa? - Le dijo mirando a la mujer por el retrovisor.
- A ellos les hubiera encantado tenerte en casa. - Le sonrió con algo de melancolía al chico.
-Pero... - Horacio se llevó la mano derecha a la boca.
- Tranquilo, hay cosas que aún no conoces de mí, todo está bien. - Le guiño un ojo y volvió a mirar hacia la carretera.-Angela, yo... lo siento mucho. - Hablo el chico en el asiento de atrás, la doctora negó. - No hay nada de que disculparse cariño, te repito son cosas que no sabias de mí, algún día te ibas a enterar. - Horacio asintió con algo de pena.
- ¿Ya vamos a llegar? - Pregunto tratando de quitar ese ambiente tan pesado para el observando el azul del mar que estaba cerca de donde Covarrubias conducía.