Horacio corrió por el pasillo que le separaba del departamento, tenía una idea y nadie sobre la faz de la tierra iba a poder sacársela de la cabeza, quería reconciliarse con su hermano y quizá la pasta sería la clave.
Una vez dentro del departamento el crestas se deshizo de sus llaves, lavo sus manos y se puso el mandil que Gustabo le había regalado hace tiempo para ponerse en acción y preparar la cena.
El reloj de la sala marcaba las 9:18 de la noche, la mesa estaba lista al igual que la pasta de "perdón" solo faltaba que el rubio entrara por la puerta, Horacio estaba un poco nervioso, no le gustaba pelear con su hermano y aunque quizá Angela tenía razón Gustabo había sido muy crudo en sus palabras, esas que él no necesitaba en ese momento, ¿podría ser un osito sentimental?, si, ¿pero eso tenía algo de malo?, para Horacio no, los gritos de ambos se habían mezclado hasta que él se cansó, tenía el corazón roto una vez más y ahora el apoyo de toda su vida le gritaba, y ahí fue cuando decidió guardarse las lágrimas y agachar la cabeza cada vez que estaba en presencia del rubio, pero Angela había dicho "quiero que dejes de pensar en las cosas que te atormentan..." y hoy iba a hacerlo, iba a dar el paso para poder regresar a la normalidad con el oficial.
Horacio lavaba los trastes que había utilizado para preparar la cena cuando escucho el tintineo de las llaves detrás de la puerta, dejo lo que estaba haciendo y corrió a abrir, tomo el pomo lo giro y abrió la puerta con fuerza, para encontrarse con un Gustabo sobresaltado con las llaves en la mano.
- ¡Gustabo! -
- ¡Horacio! - Dijeron al mismo tiempo que sus miradas se conectaban, como si tuvieran años de no verse, ambos sonreían.
- Yo... - El rubio se rasco la nuca y agacho la cabeza, pero no pudo hablar más pues fue interrumpido por el cálido abrazo que lo envolvió tan repentinamente.
- No digas nada... - Le dijo el crestas sin soltarlo, Gustabo paso las manos por la espalda de su hermano y le regreso el abrazo dándole unas cuantas palmaditas.
- Te hice de cenar... - Dijo el más joven soltándole y haciéndose a un lado para que el rubio pasara.
Gustabo entro en el departamento que ahora compartían y olisqueo, Horacio había hecho su pasta favorita y el también le tenía una sorpresa que había comprado ayer por la noche que regresaba del trabajo, se encamino en silencio al refrigerador y saco un bote de nieve, Horacio lo miro con los ojos abiertos como platos.
- No... es... - Se llevo las manos a la boca caminando hasta la encimera donde el chico había dejado el bote mientras sonreía alegre.
- Sip, helado de chocolate para mi guarro favorito. -
Gustabo se lavó las manos y se sentó a la mesa, Horacio se deshizo de su mandil y comenzó a servir la pasta en ambos platos mientras Gustabo llenaba los vasos de bebida.
- Debí decirte ayer que no llegaría a dormir. - Dijo el crestas pasándole el plato.
- La verdad me preocupe, pero después de hablar con el viejo me quede más tranquilo... - Tomó el plato que le ofrecía.
- Gustabo... - Horacio se inquieto.
- Descuida, no le dije nada sobre el cabeza de hormiga si es lo que te preocupa, solo le dije que habíamos peleado y el me aconsejo que te diera tu espacio, pero que no debimos gritarnos ni actuar como chiquillos... - Se encogió de hombros.
- Así que le hiciste caso a papá... - Horacio escondió una risita tras la servilleta aliviado de que el chico no mencionara al comisario en su pelea.
- No molestes. - Gustabo lo fulmino con la mirada y Horacio trazo un cierre imaginario por sus labios sin dejar de sonreír.
- Pero si, él tiene razón, perdóname... yo no entiendo todo ese rollo en el que estas metido con el cabeza de uva, yo solo sé que no quiero verte triste... - El rubio estaba arrepentido por las cosas que había gritado y tenía que disculparse después de la charla que Jack le había metido a la fuerza en el atraco aburrido de ese día.
Él sabía que los capullos estaban mal, pues se evitaban las miradas, el patrullar juntos y ambos estaban muy callados, así que decidió intervenir aquella tarde aprovechando que el crestas estaba de descanso.
- Te comprendo y perdóname tu a mí también, pero no es como si yo solo pudiera dejar de estar triste de la noche a la mañana, esto es más fuerte... yo estoy enamorado de Volkov... pero también debo de aprender a vivir con su rechazo, y lo voy a intentar. - Horacio le sonrió ampliamente, porque sus palabras eran ciertas el intentaría desechar lo malo y luchar por lo bueno, el camino no iba a ser fácil, pero tenía apoyo de sus seres queridos y por más difícil que sonara intentaría sacarse a Viktor Volkov del corazón en el proceso.
- Perdonados quedamos guarro. - Gustabo levanto su vaso a modo de brindis y Horacio se unió para dejar las fisuras de su discusión en el pasado.
- Nunca, nunca, pero nunca me voy a cansar de esta pasta, es lo mas delicioso del planeta. - Dijo el rubio dejando sus platos en la tarja donde Horacio preparaba el agua y jabon para poderlos lavar.
- Pues muchas gracias por el cumplido, pero me temo que tendré que decirle a mamá que sus albondigas, su tarta de manzana etc, etc han quedado opacadas por mi pasta. - Horacio elevo sus cejas mientras fregaba un plato.
- Pero bueeeeno, ¿Qué culpa tengo yo de que la doctora cocine tan bien? - Ambos rieron.
- Cambiando de tema... - El rubio se recargo en la encimera mientras veía enjabonar los platos al segundo, el menor asintió para que siguiera concentrado en su plática mientras pasaba por el agua el plato enjabonado.
- ¿Quién es Bruno? - Horacio volteo a ver a su hermano quien lo miraba con una sonrisa ancha y dentada mientras sus cejas subían y bajaban.
- ¿Y tú como sabes de el? - Frunció el riendo.
- Bueno, es fácil, hoy le marque a la doctora preguntando por ti y me dijo que tenías 10 minutos de haberte ido con Bruno a pasar el rato, pero ese no es el punto, ¿Quién es el? -
- ¿Y por qué no me marcaste a mi directamente? - Horacio seguía lavando los trastes, pero esta vez no lo miraba.
- ¿Vas a seguir evadiendo la pregunta? -
- Bueno,no tuve tiempo de hablarte de él, recuerda que comenzamos a gritar después de lo que te dije de Volkov... Bruno es el vecino de Ángela y bueno hoy salimos por un mandado de su amiga y despues a comer. - Dijo el chico dejando los últimos trastes escurrir para mirar a su hermano.
- Ya... ¿te gusta? - Pregunto el rubio con su misma sonrisa maniaca.
- Joder... - Horacio suspiro. - Nos estamos conociendo en plan a-mi-gos – Dijo haciendo énfasis en la última palabra.
- Por ahora...- Soltó el rubio guiñándole para comenzar a caminar hacia su habitación. - Gracias por la cena bebé. - cerró la puerta tras él.
Horacio suspiro negando mientras tomaba un tazón de la alacena para servirse de la nieve y ver algo de televisión antes de irse a la cama.
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- Que tengan buen turno - Covarrubias se despedía del equipo que venía a cubrir el turno siguiente, era lunes por la tarde y su jornada había terminado, se encamino hasta el parking del hospital donde estaría su coche, la brisa era fresca y el sol había terminado de meterse tras las montañas para dar paso a la luna llena, caminaba por la rampa del edificio haciendo sonar sus zapatos bajo el eco, la noche que se avecinaba parecía tranquila y fuera no había nada de bullicio, solo el sonido de los escasos autos pasar, Ángela llego hasta su coche y comenzó a buscar las llaves del vehículo para poder entrar pero no lo logro, una mano sigilosa se posó en sus labios con mucha más presión de la necesaria para hacer acallar mientras y con la otra era empujada para quedar embarrada en su mismo automóvil por el corpulento hombre que pegaba su cuerpo contra el de ella sin poder sacar sus manos que habían quedado presas entre el vidrio y ella misma, su cuerpo se puso tenso, la estaban lastimando.
- Buenas noches doctorsita... - Una voz le susurro al oído erizándole la piel de la nuca mientras podía distinguir el aliento asqueante etílico que el agresor desprendía.-Shhh, shhhh – Siseo el atacante.
- Muy buena idea la suya dejar el auto bajo del árbol donde las cámaras no nos pueden ver y nadie más está por aquí... - seguía hablándole al oído, Ángela intentaba moverse de la posición en donde la tenía para poder escapar, pero era inútil, ese hombre tenía mucha fuerza para poder escapar, trato de hablar para poder llegar a un acuerdo, pero el agresor no daba ninguna señal de que fuese a soltarla para dialogar, se le empezaron a inundar sus ojos de lágrimas por la impotencia.
- Tranquila doctorsita, no se preocupe que aquí todo va a salir bien si usted coopera - El borracho olfateo el cuello de la mujer haciendo que Covarrubias tuviera el reflejo de tratar de alejarse de él.
- Jaja! - Se burlo el hombre. - Si no necesitara el dinero... - Posó sus labios en lóbulo expuesto de la Doctora, ella comenzó a llorar.
- Tranquila... No me desesperes, no vengo por ti, quiero las llaves de tu auto y ese bonito reloj que llevas ahí. - Dijo por fin su cometido.
- ¿Vas a cooperar? - Pregunto, Ángela asintió bajo la presión del ladrón mientras lagrimas gruesas resbalaban por sus mejillas.
- No llores, son cosas materiales... Esto es lo que vas a hacer sin llamar la atención si no quieres que te raje aquí mismito, ¿entendiste? - El hombre quito la mano de la boca de la mujer y ella trago una bocanada de aire fresco para asentir nuevamente.
- Bien, así me gusta, que me obedezcan. -
Ángela no dejaba de llorar en silencio, pero su cuerpo se tensó aún más cuando escucho como la navaja de su agresor era desenfundada por si se le ocurría gritar.
- Ahora... - Pero el hombre se interrumpió pues todo paso muy rápido, escucho como un auto derrapaba, y sintió como el atacante la apuñalaba en la espalda baja para después azotarla contra el carro y el salir corriendo, escucho gritos de un hombre mientras caía al suelo sintiendo un dolor punzante y su misma sangre corriendo, su cuerpo se soltó y cayó por fin al frio suelo tratando de gritar por ayuda, estaba adolorida de todo el cuerpo, le quemaba la herida, sus oídos silbaban y sus pensamientos corrieron buscando la imagen de Horacio y Gustabo sonriendo para después volverse todo negro.
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Los chicos estaban en los vestidores listos para darse un baño rápido he irse a casa de la Doctora para comer pizza y ver películas, Horacio estaba por abrir el locker cuando Gustabo recibió una alerta en la radio. - Pensé que te habías salido de la frecuencia. - le dijo Horacio abriendo el locker sin voltearlo a ver.
- Horacio, Gustabo, ¿me copian? - Era la voz de Conway por la radio.
- 10-4 viejo. - Dijo el rubio haciendo reír al peli azul.
- No se vayan aun de comisaría, estoy llegando... tengo que hablar con ustedes. - La voz de Conway parecía algo ligera y eso era señal de problemas, Horacio cerro su casillero y su nuca se erizó algo no estaba bien, salió de los vestidores ignorando a sus compañeros mientras el rubio trotaba tras el para salir juntos de la comisaria y esperar al superintendente en el parking.
- ¿Qué habrá pasado?... - Pregunto el menor posando su mirada en el rubio que bajaba las escaleras con prisa.
- No tengo ni idea... pero ese tono de voz no me agrada nada... -
Tomaron asiento en la banca frente al parking principal mientras esperaban con impaciencia a Jack.
La sirena de una patrulla los alerto y ambos se pusieron de pie, Conway no apago el carro y corrió hasta los chicos.
- ¿Nos puede explicar qué coño pasa? - Dijo el rubio irritado por la incertidumbre.
- Es Ángela... - Dijo el pelinegro quitándose los lentes de sol para verlos a ambos.
Tanto Horacio como Gustabo sintieron que el mundo se les venía encima, solo escuchar el nombre de aquella mujer les hizo entrar el miedo en sus corazones.
- ¡Donde esta!, ¿¡Que le hicieron!?... ¡HABLE! - Horacio le gritaba a Conway tomándolo por los hombros mientras sus ojos se cristalizaban pensando lo peor.
- Nos llegó el aviso de un ataque fuera del hospital... Ángela fue herida con un arma blanca, tengo el área completa, pero pensé... - Gustabo no dijo nada y corrió hacia donde estaba la patrulla encendida Horacio lo imito y Conway fue tras ellos.
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Hoooooola! ♥
No saben cuanto sufrí para poder traerles este cap, mi internet estuvo muy patata hoy D:
pero bueno, al final triunfo el mal jajajaja! :P
Espero que estén conformes y que se entendiera la parte del robo hacia Ángela :3 me costo mucho explicarlo, pero vamos que el tipo era grande y fornido y la tenia con toda su fuerza contra el auto y no se podía mover :c
Muchísimas GRACIAS por su apoyo como siempre♥
Me alegra leer sus comentarios o mensajes que me envían, son un pedacito de cielo para mi♥
siempre trato de contestar no crean que no juju!♥
Les quería pedir disculpas por los errores de ortografía o de redacción 3: es que hace un rato estaba leyendo el cap anterior para seguir el hilo y bueno... lo escribí ya muy tarde, eran cercas de las 3 am cuando lo publique XD así que vi muchos fallos x'D disculpenme!En fin, nos leemos pronto!
Un beso♥ Cuídense mucho y tomen awa de uwu