Ángela regreso de su tarde con Bruno directo a casa, se despido del joven prometiéndole que no diría nada sobre lo que se hablo y recordándole que la oferta de prestarle dinero seguía en pie.
La mujer entro en casa y observo que la cocina estaba intacta, frunció el entrecejo caminando hacia el refrigerador para darse cuenta que el topper de Horacio seguía ahí.
- ¿Cariño? - Hablo en voz alta saliendo de la cocina pero no obtuvo respuesta alguna.
Observo la nota que Gustabo había dejado en la encimera ese mismo día, pero nada más.
Se deshizo del bolso que cargaba en el hombro y se dirigió al cuarto del rubio, entró sin hacer ruido y se lo encontró poca abajo durmiendo profundamente, la castaña se encamino hacia la cama y comenzó a desabrocharle los tenis que aun llevaba puestos para que durmiera mas a gusto.
Termino con ello y en silencio salió, se paró frente a la puerta del peliazul, toco tres veces sin respuesta, tomo el pomo, lo giró y se encontró con la habitación patas arriba, era signo de que el oficial apenas y se había levantado para ir a su trabajo, Ángela suspiro con pesadez no veía la hora de que Horacio apareciera por la puerta de entrada y pudieran hablar con calma de que era exactamente de lo que pasaba.
Un par de horas después Gustabo y Ángela cenaron con tranquilidad mientras veían un reality show de esos que pasan en las noches haciéndose compañía entre risas y comentarios sarcásticos del rubio.
Gustabo se apuro a levantar los platos y lavarlos para irse a dar una ducha, curar su herida en el hombro e irse a dormir de nuevo.
Ángela por su parte se hizo un café y se sentó en uno de los sillones donde antes habían estado cenando, tomo uno de sus libros de medicina y comenzó a leer para esperar al joven que estaba casi por llegar a casa.
Después de una hora escucho el motor del Audi amarillo, Horacio había llegado.
Ángela dejó la taza de café y cerro el libro dejándolos en la mesita frente a los sillones, se puso de pie y comenzó a caminar hasta la puerta para abrirla antes de que el chico pusiera la llave en la cerradura, abrió la puerta y su sonrisa genuina se convirtió en una mueca de extrañes, Horacio la miraba directamente a los ojos sin ninguna expresión en su rostro, Ángela lo envolvió en sus brazos sin decir nada pero esta vez Horacio no le correspondió simplemente se quedo ahí parado ,tieso.
La castaña alargo el abrazo mientras sentía que algo no estaba bien, acaricio la espalda del chico como estaba acostumbrada a hacerlo, pero este no respondía.
- ¿Estas bien hijo? - Dijo la mujer en el pecho del oficial.
- Si. - Horacio contesto en monosílabo.
- ¿E-estas seguro?... Sabes que puedes contarme lo que sea. - La mujer hizo su torso un poco hacia atrás para poder verle la cara al joven, pero este seguía imperturbable.
- ¿Lo dice por como me veo? - Contesto el joven sonriendo amargamente por un instante.
Ángela asintió dando a entender que su pregunta era obvia. Horacio soltó una risa mecánica y deshizo el abrazo de la mujer tomándola por los hombros con algo de brusquedad.
- Tss... - Horacio negó dio un paso a un lado y camino hacia su habitación dejando a Ángela frente a la puerta con muchas preguntas en su cabeza.
Ángela camino con lentitud hacia la sala tras escuchar como la puerta del crestas era azotada, se sintió muy confundida, ¿había algo mal en su pregunta?... Ella solo quería saber el porque del cambio tan drástico en el chico, ¿ropa oscura?, ¿sin ninguna gota de maquillaje en el rostro?, y lo mas extraño ¿Dónde estaba su cresta?, ¿se había cansado de ella y opto por peinar su cabello hacia atrás?...
La mujer se sentía muy lejos de Horacio, como si este hubiera construido una pared entre ambos.
- ¿Pero que estas pensando Ángela Marie? - Se regaño a ella misma negó y tomo la taza para irla a lavar y darle algo de tiempo al recién llegado.
Quince minutos después la castaña estaba tocando la puerta del ex crestas con una bandeja con algo de cena para este.
- ¿Horacio? - Pregunto casi apoyando los labios en la ranura entre la puerta y el marco, pues la puerta estaba cerrada por dentro, se escucho algo de ruido y después pasos, el joven abrió la puerta ya en pijamas pero no se despego del marco, se limito a ver a la Doctora.
- Te traje algo de cenar cariño, no es bueno que te acuestes sin comer nada. - Le sonrió acercándole un poco mas la bandeja, Horacio asintió y la tomo con una mano sin decir nada.
- Cariño... necesito hablar contigo. - Dijo la mujer frunciendo un poco el ceño.
- Ya es tarde... Solo quiero cenar e irme a la cama, ¿podría dejarlo para mañana? - Dijo el crestas mirando a un lado evitando los ojos de la mujer.
- ¿Día pesado? - Ángela trataba de no rendirse.
Horacio asintió de nuevo mirando la bandeja.
- Entiendo... será mañana entonces... Pero creo que si debemos de hablar. - Volvió a insistir, Horacio la miro y se limitó a decir "claro" en un susurro, Ángela giro sobre sus talones con mala gana y sin mas se fue a su habitación no muy convencida por la actitud del chico, preguntándose si todo aquello era por que Horacio seguía con el malestar de la juerga anterior y con un poco de tristeza en su corazón pues podía sentir como la pared que los alejaba se hacia un poquito mas grande.
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Horacio.
Se despertó mas temprano de lo habitual, Conway le había puesto como "castigo" ir con Martinez y los nuevos alumnos a hacer las pruebas de resistencia física a el recinto oficial de Los Santos, un parque recreativo que era usado exclusivamente por los uniformados y a Horacio no le quedó mas que aceptar, no quería contradecir a Conway cuando se dio el gusto de decirle que era un "castigo" por su falta de responsabilidad al no llegar a la comisaría en su horario designado, y que se quedaría hasta el turno de la tarde sin paga por hacer y deshacer con sus horarios de trabajo pues ya no era un niño y tenia que tomarse en serio su placa.
Horacio tomo el mousse que siempre utilizaba pero esta ves se limito a embarrar el producto hacia atrás mientras con la otra mano pasaba el cepillo para dejar su cabello casi pegado a su cabeza, se cepillo los dientes sintiendo que el mentol le revolvía el estomago y con algo de culpa miro el bote de basura donde la cena de anoche estaba hasta arriba y revuelta con el contenido de basura.
El ex crestas no había tenido nada de apetito y por mas que trataba de comer algo no le entraba, era como si le hubieran arrancado las papilas gustativas y por ello sus ganas de comer no le hacían ruido en la cabeza, se sentía algo débil pero sabía que era por su ausencia de alimento, tomo la bolsa de basura le hizo un nudo y salió.
Habiendo votado la basura a uno de los botes negro fuera de casa se encamino con la mochila en la espalda para subir al auto amarillo, aventó la mochila al asiento del copiloto, se puso el cinturón, prendió el motorizado mientras veía a su alrededor deteniendo su vista en la casa del pelinegro que se veía tan oscura como cualquiera de las demás casas del vecindario, eran la 4:30 de la madrugada.
No había pasado muy buena noche, rodó unas cuantas veces en su cama antes de poder conciliar el sueño, pero lo peor fue cuando su pesadilla regresó, se veía siendo atropellado, veía a toda la gente que el conocía y estimaba apilada a sus pies muertos... la risa distorsionada, pero ahora era diferente por que quien reía era una mujer sin rostro que salía de la pila humana y lo apuntaba con el dedo índice, y cuando el luchaba para levantarse de el piso Volkov aparecía recitando su rechazo y mezclando las palabras que el peliazul había escuchado días atrás.
Horacio bajo de el coche recordando su noche pesada haciendo que sus ojos se aguaran un poco pero sin dejarse vencer por cualquier gota traicionera y camino con prisa hacia la comisaría tallando con su antebrazo los ojos después de poner el primer pie en el recinto, Martinez estaba llenando las hojas de entrada, por suerte había llegado a la hora acordada.
- Buen día. - Le dijo el oficial al ex crestas cuando lo vio de reojo mientras este tomaba su par de hojas para comenzar a escribir su nombre y así poder dar entrada a su jornada.
- Buenas... - Respondió de regreso, por suerte Martínez no era de muchas palabras y por primera vez Horacio lo agradecía, no tenia ganas de escuchar a nadie hablarle largo y tendido.
- Lo espero en la patrulla, no tarde, los alumnos ya deben de estar por llegar al campo. - Horacio asintió y lo observo irse.
Se apuro a llenar el formato para encaminarse a los vestidores para poder cambiar su ropa por algo mas sencillo al uniforme que usaba para rendir al igual que los alumnos ese día, se colgó de nuevo su mochila y salió para encontrarse con el oficial Martínez.
Era medio día, el sol estaba en su esplendor, con los uniformes azules mojados por el sudor los alumnos yacían a la sombra de los arboles que se extendían a lo largo del recinto oficial, Martinez llenaba algunos papeles sentado en una mesa banco que había por ahí mientras Horacio estaba a su lado recargado en el gran árbol a su espalada observando que nadie se comportara como un "total anormal", pero realmente dudaba que los cansados alumnos tuvieran la energía para hacer alguna payasada.
- Esto estará listo para la tarde, puedes ir a por algo de picar antes de que regresemos a comisaría, no te veo muy bien desde que llegaste en la mañana. - Dijo Martínez firmando una de las hojas para después levantar la cabeza girarla y ver al oficial.
Horacio se limitó a asentir, no tenia mucho ánimo siquiera de hablar, supervisar y poner el ejemplo desde temprano le había drenado algo de energía pero su apetito no aparecía por ningún lado, solo de ves en cuando sentía que caminaba por la nubes, como si flotara.
Se desperezo de su sitio y haciéndole caso a su superior camino hasta la puerta de reja para salir y revisar en su mochila por algo de comida. Abrió la cajuela de la patrulla y también su mochila, rebusco en el fondo pero no había nada mas que prendas y una botella de agua, Horacio había olvidado de nuevo la comida que seguramente Ángela dejó para el en el refrigerador, se sintió culpable, sintió como un pesar se le acomodaba en el pecho recordando la vaga platica que tuvo con ella esa noche y quizá lo malo que fue con la mujer que solo intentaba ayudarle, ¿la había hecho sentir mal?, el corazón se le achico de pensarlo, pero también Horacio no quería hablar mas sobre aquella platica que pudo escuchar, ni siquiera quería mencionar el nombre el comisario, sentía que iba a partirse en dos y lo único que ahora necesitaba era estar solo y que nadie mas se metiera, estaba siendo egoísta con las personas que quizá se preocupaban por el, pero no quería escuchar lo mismo de siempre, no tenia cabeza para escuchar a nadie, solo quería encerrarse en el mismo.
- Muchísimas gracias por tu ayuda Horacio. - Dijo Martínez cerrando la puerta de la patrulla.
- No hay de qué. - Dijo el peliazul imitándole para comenzar a caminar en silencio hacia la comisaría dejando al oficial atrás.
El ex crestas fue saludado por algunos de sus compañeros al entrar y este se limitó a asentir sin mucho interés en ellos, camino hasta la puerta del Superintendente y toco tres veces, antes hubiera halado la puerta entrando sin tapujos, pero hoy era la excepción, escucho algunos movimientos dentro de la oficina y al final escucho un tenue "Adelante" por parte de la ya conocida voz de su jefe y entró.
- Muy bien, ya estas aquí. - Dijo el pelinegro dejando unas cajas en su escritorio, Horacio asintió y se sentó en la silla frente al escritorio.
- Si... ¿necesita que le ayude con algo o me quiere en la calle? - Pregunto el peliazul mirando el pequeño desorden del escritorio.
Conway lo observo, todo el estaba diferente.
Se quedaron en silencio hasta que el pelinegro hablo.
- ¿Pero a ti que rayos te pasa? -
Horacio lo miró desde su asiento y sonrió con amargura.
- Nada, ¿Un cambio de look es sinónimo de tener algo? -
Conway frunció el ceño, Horacio amaba su cresta y ahora estaba ahí ante el con la cara lavada y el cabello relamido hacia atrás.
"¿Realmente todo estaba bien?" pensó el pelinegro.
- Si no me necesita para nada con su permiso iré a darme una ducha y me pondré a patrullar. - Horacio se paró de la silla pero tuvo que volver a sentarse pues sintió como toda la oficina completa bailó por unos segundos a sus pies.
Conway se apresuro a estar a su lado, había observado el meneo momentáneo del contrario.
- Ve a comer algo primero subnormal, dúchate y encuéntrame en la oficinal de el segundo piso. - Dijo el Superintendente frente de este con cara de preocupación.
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CONWAY
El pelinegro observo como el oficial ex inquieto abandonaba su oficina y lo dejaba ahí con varias preguntas sin responder, metió la mano a su bolsillo para tomar el móvil, busco entre sus contactos a la castaña y oprimió la tecla de marcar, Conway rogaba que Ángela no se encontrara ocupada y que ella pudiera decirle algo sobre el chico.
El móvil sonó 1, 2, y hasta el tercer timbre ella respondió.
La platica entre ambos adultos no había sido muy larga, Conway escucho a una Ángela preocupada y triste, todo apuntaba a que ella tampoco sabía que estaba pasando por la cabeza del peliazul y ambos estaban preocupados, ella le dijo que no fue capaz de contarle al rubio el trato de la noche anterior que el oficial había tenido con ella por que sabía que Gustabo estaba algo huraño con el menor por su escapada hacia el bar y no quería provocar una pelea entre los dos hermanos estando la situación tan tensa.
Conway por su parte le dijo que sería buena idea el hablar con el rubio pues el era quien mejor lo conocía de ambos pero también le dio la razón en que quizá Gustabo podría no darle el mejor de los tratos al chico que estaba muy ausente desde su punto de vista, la tranquilizó prometiéndole que al menos este día no lo dejaría andar por las calles al menos que se tratara de una emergencia grande, que quizá el papeleo en la comisaría lo mantendría ocupado y si le era posible hablaría con el en cuanto terminara algunos asuntos, los mayores se quedaron un poco mas tranquilos al saber que tenían el apoyo de uno a con el otro.
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Hola!
Antes de que se acabe la semana les vine a dejar otro cap 😊
De todo corazón GRACIAS a los que aun están aquí, ya casi tengo un año escribiendo esta historia y me sigue llenando de ilusión saber que esperan los capítulos con ansias, que les gustan los personajes inventados como nuestra dulce Ángela y nuestro Barman ♥
Gracias infinitas 😊 le seguiré poniendo ganitas hasta el fin!
Cambiando un poco de tema 😛 podemos ver un cambio drástico en nuestro Horacio de esta dimensión, lo veo perdido y sin ganas de que nadie se meta en sus asuntos por esta ves, el no quiere escuchar que es "maravilloso" por que se siente lo contrario, espero que lo vayan entendiendo, pero no se preocupen nuestro Horacio modo SOL regresará ;)
Los siguientes dos capítulos serán historias desde los puntos de vista de Angela, Bruno, Gustabo y Conway, porque nuestro niño no está bien y ellos lo saben o se darán cuenta por que... SI amigos... se viene otro cambio drástico pero necesario en la historia... ¿ y que es una historia sin drama? 😙
Nos leemos pronto! Les mando un abrazo virtual.
Cuídense mucho, coman bien y no olviden tomar su awa de uwu. ♥