VOLKOV
Los minutos se hicieron horas y las horas días mientras el comisario trataba de seguir su vida "normal", pero no podía dejar de revivir la escena en el hospital tanto con Bruno como con el ahora pelirrojo, se sentía fuera de lugar, desorientado y todo eso le comenzaba a irritar, pasaba su tiempo en el trabajo huyendo de Rodríguez y haciendo papeleo para Conway confiando en que mas trabajo dentro de la comisaria lo alejaría de encontrarse con Horacio, quizá el oficial jamás sabría de su estadía en el hospital ese día, pero el si y se ponía nervioso cuando escuchaba su voz a lo lejos o lo veía pasar y claro Greco era el único que se había dado cuenta de ello, por eso el ruso se encontraba "encerrado" en el despacho del segundo piso leyendo los reportes mensuales para tratar de atar cabos con delincuentes o simplemente desechar papeles.
Las puertas de el "escondite ruso" se abrieron a la par dejando ver a el Superintendente entrar, Volkov dejo el bolígrafo de lado y miro con curiosidad a su superior.
- Pensé que un cuanto de papeleo sería rápido para ti Volkov...- Dijo el pelinegro deteniéndose frente a el escritorio.
- Ha sido un mes largo... - Se defendió el ruso sosteniéndole la mirada tras sus lentes oscuros.
- Quizá, pero no el gobierno no te paga para que la hagas de secretaria todos los putos días. -
El pelinegro subió el volumen de su voz dejando a el ruso en silencio.
- ¿Qué te pasa Volkov?... ¿Crees que no me daría cuenta de tu ausencia en las calles?.. - Dijo el hombre nivelando el volumen de su voz tallándose la cien como si de eso dependiera su paciencia.
- Solo no quería que el papeleo se atrasara de mas... - Volkov tomo los papeles en su escritorio y los acomodo dándole golpecitos en el mismo.
- Mis cojones. - Dijo el pelinegro olvidándose de la paciencia. - Ni si quiera te haz dado cuenta que tu hora de salida fue hace dos horas... - Conway se recargo en el escritorio soltando un suspiro.
- ¿2 Horas? - Volkov no daba crédito a lo que sus oídos escuchaban y volteo a ver la hora en el reloj solo para darse cuenta que Conway tenia razón.
Conway solo suspiro con incredulidad.
El ruso se encontraba ya en la comodidad de su casa, tenia que pensar como actuaria de ahora en adelante, Conway era una persona muy insistente y si esos pocos días se le había escurrido sabía que pronto lo estaría esperando para darle algún tipo de charla motivacional o algún que otro porrazo para sacarle la verdad de el porque de su ausencia en las calles.
Volkov se abrió camino hasta el sillón de su sala desfajándose en el camino para poder sentarse frente de el televisor sin ningún animo de encenderlo, se sentía muy confundido e irritado, el problema era que estaba comenzando a sobre pensar las cosas y eso lo llevaba a actuar como un adolescente mas, y ya no lo podía negar, esconderse en las instalaciones, preguntar horarios, escuchar tras de las puertas, eso era su día a día para poder intentar no cruzarse con el pelirrojo por ningún motivo y para su desgracia sabia que la única persona que se había dado cuenta era Greco Rodríguez, pues siempre que hacia alguno de sus movimientos el comisario rondaba sus pasos y lo peor de todo era que solo le sonreía y lo dejaba ahí a la buena de sus pensamientos, Viktor no sabia si esa sonrisa era peor que recibir la simple pregunta "¿todo bien Volkov?" y eso también lo estaba volviendo loco.
La noche había sido dura para el comisario ruso, los flashbacks de su mente se habían convertido en sueños vívidos, haciendo que este se despertara buscando una mano ajena que tomar, se sentía arder en las mejillas, y su corazón latía con adrenalina recordando la visita en el hospital, las palabras de Bruno le taladraban y la voz de Horacio llamándolo le hacía eco, "¿Aún lo estas dudando?" la vocecilla molesta lo sacaba de su trance solo para tener una discusión consigo mismo hasta altas horas de la noche haciendo que el amanecer llegara mas rápido de lo normal mientras que su falta de sueño se veía reflejado en las ojeras que comenzaban a adornar su piel blanca.
- Buenos días Volkov. - Escucho la voz de el castaño mientras el llenaba su formulario de entrada.
- Greco. - Pronuncio el nombre de el comisario a modo de saludo.
- ¿Estas listo?, o... hoy también tienes papeleo que hacer.
- No... vamos. - Dijo el ruso dejando la formula en su lugar para comenzar a caminar hacia la armería seguido de cerca por Rodríguez.
- Anda Maripili... ¿Qué te cuesta darle un arma mas al héroe de la ciudad? -
Volkov escuchó la voz chillona del rubio y se detuvo en seco, sabia que tras de esas puertas estarían los hermanos, Greco se adelanto y empujo una de las puertas.
- ¿Estas bien? - Le dijo al peligris, este carraspeo y no le quedo mas remedio que entrar por donde su compañero abría la puerta.
Volkov camino en silencio posicionándose detrás de los hermanos que no se habían dado cuenta de su entrada por estar tratando de persuadir a la encargada de la armería.
- Buenos días chicos. - Saludo con ímpetu Rodríguez formándose tras de Gustabo.
Los dos chicos se dieron por vencidos con la señorita y voltearon para saludar a su comisario.
- Greco... - Dijo el rubio mientras que su sonrisa socarrona era reemplazada por una mueca al ver al peligris.
- Buenos días comisarios. - Dijo el pelirrojo mirando apenas a Volkov para salir de la armería seguido de su hermano.
- ¿Lo sabrá? - Volkov hablo en un susurro que Greco pudo escuchar.
- ¿Qué sabrá? - Pregunto este sonriéndole a Maripili, pero Volkov se hizo el sordo dejándolo con las palabras en la boca. Volkov miraba a la puerta de salida como si la respuesta a su pregunta fuese a aparecer por arte de magia pero la esperanza de saberlo se convirtió en inquietud, esa inquietud que estaba seguro que lo perseguiría toda la jornada.