Capitulo XVII

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Continuo caminando, observando a mi alrededor

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Continuo caminando, observando a mi alrededor.

—Que lindo es todo —miro los diferentes puestos—. ¿Y la comida donde?

—Deben estar a lo ultimo, ahora es más que nada objetos —asiento—. Iré a buscar a mamá, tu quédate aquí —la miro, mientras me detengo

—Okey —se aleja, miro hacia varios lados

Comienzo a caminar, acercándome a uno de los puestos. Sonrío levemente, observando las manualidades.

Sonrío hacia la señora, mientras continuo caminando. Me detengo en un puesto de artículos para cocina, observo las ollas.

Podría comprarle una a mamá, siempre se queja de su oxidada olla.

—Disculpe —miro al hombre, se gira y me mira—. Buenas noches, ¿cual es el precio de las ollas?

—Um —mira unos segundos hacia su costado—, creo tener la lista aquí —se inclina, toma algunas ollas—. ¿Me ayuda con esto?

—Oh, por supuesto —rodeo el puesto, para luego acercarme

Estiro mis brazos y tomo las ollas, lo miro. Abro mis ojos de par en par, cuando mete rápidamente su mano en su bolsillo, para luego sacar un cuchillo.

—¡No, no, no!, ¡no me haga nada! —aprieto mis parpados

—Shh, cállate —me encojo—. Dame todo lo que tienes —abro un ojo

—¿Todo lo que tengo?, no tengo nada. No traje nada, por favor no me haga nada —junto mis cejas

—Tienes tu maldito bolso aquí, no me mientas —retrocedo levemente, cuando intenta tomarlo

—No tiene nada, solo envoltorios de golosinas —me cubro con las ollas

—Ya cállate y dámelo —vuelvo a alejarme—. ¿Quieres que te lastime? —jadeo, cuando jala mi cabello—, ¿eso quieres? —gruñe, frunzo el ceño

—Tu... —tiro las ollas sobre el, retrocede levemente. Miro hacia una sartén de la mesa y la tomo

Impulso mi brazo y golpeo fuertemente su cabeza, se queja, mientras cae levemente arriba de la mesa.

—¡Eso! —vuelvo a golpearlo—, ¡no es! —golpeo su rostro, se cubre—, ¡de caballeros!

—¡Señora, deje de golpearme, loca! —abro mis ojos de par en par, mientras me detengo

—¿¡A quien le dices señora!? —vuelvo a golpearlo

—¡Hija! —ignoro el llamado de mi madre, mientras continuo golpeándolo—. ¿¡Qué haces!?

La miro, cuando detiene mi brazo.

—¿Por qué golpeas a este hombre, hija?, todos están mirando, ¿quieres avergonzarme?

—¡Intentó robarme, mamá! —lo señalo, abre sus ojos de par en par—. ¡Jaló mi cabello, tiene un cuchillo y me dijo señora!

—Que el —lo mira—. Dame eso —me arrebata la sartén—. ¿¡Qué le hiciste que!? —comienza a golpearlo, sonrío

—¡Dale, mamá, dale! —levanto mi puño

—¡Sanem! —giro mi cabeza, mi padre se acerca—. Allah aşkına ne yapıyorsun!? (¿¡Qué estas haciendo por el amor de Dios!?) —toma sus brazos, para luego hacerla retroceder

Miro al hombre, mientras mi madre continua gritándole. Intenta correr, al mismo tiempo que unos hombres logran detenerlo.

—¡Ese hombre no es del barrio! —me acerco a el—. En este barrio no hay ladrones —entrecierro los ojos—. Y ahora, pagaras por eso —me cruzo de brazos

Se queja, cuando la sartén cae a su estomago.

Me giro y me acerco a mi madre, me abraza.

—Mi vida, mira, te despeino —acomoda mi cabello, sonrío

—Solo un poco.

—Ese monstruo, quemare sus manos —mira detrás mío, abrazo su brazo

—Deja que esos hombres se encarguen. ¿Puedo probar tu comida? —comenzamos a caminar

—Oh, mi comida. Nerem, ¿dejaste solo mi puesto? —miro a mi padre

—¿Como crees, Sanem?, lo deje con Safira —se coloca a mi lado—. ¿Estas bien, hija mía? —asiento, aun sonriendo—. Ustedes dos nunca dejan de asustarme. Serán la causa de mi muerte —niega con la cabeza

Rio, mientras enredo mi otro brazo al suyo.

La Niñera del Embajador Donde viven las historias. Descúbrelo ahora