Capitulo XLI

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— No se que madre hizo esto pero estan deliciosos

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— No se que madre hizo esto pero estan deliciosos.— Doy otro mordisco, mientras la miro

— Lo se, es el quinto que te comes.— Rie levemente — Mejor ofrecere más antes de que te los acabes.— Toma la bandeja, frunzo el ceño

Tomo otro sin que vea, antes de que se aleje por completo.

— Hola.— Giro mi cabeza, sonrio

— Hola.— Dejo la galleta en la mesa

El profesor de gimnasia, creo que nunca me dijo su nombre, o si y lo olvide.

— La ultima vez que te vi fue hace meses. — Asiento

— Que rápido pasa el tiempo.— Rio, sonríe

— Si. Aún sigo teniendo tu numero.— Entrecierro unos segundos mis ojos, intentando recordar su nombre

— Mike, ¿verdad?— Asiente— Lo sigo recordando. Y menos mal que no llamaste, estuve muy ocupada desde entonces.

— Entiendo. ¿Y ahora estas ocupada?— Miro hacia otro lado

No, lamentablemente no. Desearia estar ocupada en esa casa pero no, ahora lo unico que hago es buscar trabajo y esperar a visitar a William.

— No.— Vuelvo a mirarlo, mientras aprieto mis labios

— Genial, podríamos ir a tomar algo, si quieres.— Levanto mis cejas— Conozco un lugar cerca de aqui.— Sonrie

— Si, claro. — Sonrio — Nunca camine por aqui.— Me encojo de hombros

— Bien, te enviare un mensaje para arreglar.— Asiento

— De acuerdo.— Miro hacia la mesa y tomo una bandeja— Seguire repartiendo comida.

Asiente, me giro y comienzo a caminar.

Nunca estuve en estas zonas más que para llevar a William a la escuela, sera divertido y el parece divertido.

— ¿Aceptaste una cita con el?— Frunzo el ceño, mientras me detengo

— ¿Quién...?— Giro mi cabeza

Lo miro de arriba abajo, hago un sonido con mi garganta y luego comienzo a reir.

— No te...

Rio más fuerte, interrumpiendolo. Apoyo la bandeja en una mesa, para luego tocar mi abdomen.

— Lo sien...— Me interrumpo a mi misma — lo siento.— Cubro mis ojos

Mi abdomen comienza a doler y intento detenerme, me mantengo sin mirarlo.

— Ahora si.— Saco mi mano y lo miro, vuelvo a reir

— Adelaida.

— Bueno, bueno.— Suspiro, deteniendome— ¿Qué me decia?

La Niñera del Embajador Donde viven las historias. Descúbrelo ahora