Me adentro al baño, sacudiendo mis manos. Me acerco al lavabo y lo enciendo. Comienzo a lavarlas, al mismo tiempo que escucho un cubículo ser abierto.
Miro a traves del espejo, una mujer sale de el. Me mira y sonrie levemente, hago lo mismo.
Sacudo mis manos, mientras sale del baño. Me acerco al secador de manos y aprieto el boton, el aire comienza a salir.
Las muevo levemente, mientras escucho otro cubiculo abrirse. Giro mi cabeza, frunzo el ceño.
Un hombre sale de uno, dirigiéndose directamente hacia la puerta.
Parpadeo, mirando hacia otro lado.
— Que raro.— Vuelvo a sacudir mis manos, mientras la maquina se apaga
Me alejo y comienzo a caminar, miro hacia el cubículo.
Abro mis ojos de par en par, mientras lentamente cubro mi boca. Rio y vuelvo a caminar, salgo del baño.
Camino a pasos rapidos de vuelta a la mesa, aún cubriendo mi boca. Miro de reojo a William, en el caballo de juguete.
Miro al Everest, toma de su cafe, mientras mira su teléfono.
Me siento a su lado.
— Everest, deberiamos tener sexo en el baño.— Sonrio
Comienza a toser, alejando la taza. Frunzo el ceño y borro mi sonrisa, golpeo su espalda.
— Ay, ni que le hubiera dicho que se murio alguien.— Me mira, frunciendo el ceño
— Adelaida.— Alejo mi mano, carraspea
— Acabo de ver a dos salir de uno.— Vuelvo a sonreir— Se veia tan divertido.— Continua con su ceño fruncido — ¿Qué?, ¿quiere hacerlo en la pared pero no en el baño?— Frota su rostro
— No puedes venir y decirme eso. — Vuelve a acomodarse— Y menos si estoy tomando café.
— ¿No quiere hacerlo conmigo en un baño?— Frunzo el ceño
— No. — Mira hacia adelante — No en uno publico.— Miro hacia otro lado— Recuerda quien soy.
— Ah si. — Asiento— El Embajador.— Muevo mis manos, asiente — Ya entendí.
Aburrido.
Al menos lo haria conmigo en uno no publico.
— ¡Heidi!— Giro mi cabeza— Mira, encontre una moneda.— Levanto mis cejas
— Vaya, es de buena suerte.— Sonrio— Guardala.— Asiente, para luego guardarla
— Bien. Es hora de irnos.— Miro al Everest, guarda su teléfono
— Oh, no quiero volver a casa.—Me levanto de la silla, mientras miro a William— Todo estaba perfecto.
— Oh.— Me acerco y lo tomo en brazos — Seguira siendo perfecto. — Acaricio su cabello— Seguiremos jugando.
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La Niñera del Embajador
RomanceHace tres años, Bastian Wang perdió lo más preciado que tenia. Haciendo que su alma quede totalmente dañada, y rota. Tiempo después, solo se mantenia en pie por su legado, y su hijo. Pero, pareció no ser suficiente. En uno de sus momentos de quebran...