Coloco el teléfono en mi oreja, mientras aprieto mis labios.
— ¡Heidi, hola!
— Hola Zeynep.—Sonrio— ¿Cómo estas?— Me miro al espejo
— Muy bien, acabo de dar un parcial. ¿Tu cómo estas?, ¿sigues en ese viaje de trabajo?— Suspiro
— Si. Va muy bien. Oye, ¿recuerdas esa vez que hablamos sobre la palabra magica?
— ¿Cual de todas?
— La de flor roja.— Froto mi cuello, la escucho jadear
— ¡No lo puedo creer!, ¿¡cuando!?, ¿¡con quien!?
— No grites. Me pones nerviosa.— Frunzo el ceño
— Esta bien, esta bien. Pero ya cuentame.— Aprieto mis labios
— Bien.— Suspiro— ¿Recuerdas de ese hombre que te conté, el amargado, frio y alto como el Everest?
— ¿Tu jefe?— Muerdo mi labio— No puede ser.
— En realidad es muy gracioso.
— ¡Heidi!
— ¿Si?— Cierro mis ojos— Fue solo una vez.
— No estoy regañandote, solo estoy sorprendida. ¿Cómo sucedio?
— No lo se.— Cubro mis ojos — Pero Zeynep. Se sintio muy, muy bien.— Suspiro — Nunca me habia sentido de esa manera antes.
— Me lo imagino. ¿Y ahora?
— No lo se. Supongo que todo sigue igual, solo que tal vez el y yo hagamos otras cosas.— Miro hacia otro lado, sonrío
— ¿Estas segura, Heidi?
— Lo estoy. Solo no estoy segura de como actuar.— Frunzo el ceño
— De acuerdo. En estas cosas, tienes que estar completamente segura de ti misma.— Asiento— Actuar sexy.
— Sexy.— Sonrío —Me gusta como suena eso.— Borro mi sonrisa— ¿Y como hago eso?
— Todo esta en la actitud. Y en los gestos.— Asiento
— Entiendo.
No, no no lo hago.
Miro hacia la puerta, cuando la abren.
— Tengo que colgar, acaba de entrar al baño.— Susurro
— ¿Eh?
— Adios.
Cuelgo, para luego guardarlo en mi bolsillo.
— Hola.— Sonrio, mientras ladeo la cabeza
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La Niñera del Embajador
Storie d'amoreHace tres años, Bastian Wang perdió lo más preciado que tenia. Haciendo que su alma quede totalmente dañada, y rota. Tiempo después, solo se mantenia en pie por su legado, y su hijo. Pero, pareció no ser suficiente. En uno de sus momentos de quebran...