—Espero que no te avergüence que te vean conmigo, se lo que es que te lleve un mayor a la entrada —ríe
—Tranquila, Heidi. Se que es necesario, ordenes del hermano mayor —asiento
—Si. Ya conoces al Don Everest, todo es ordenes, y un poco de gruñonismo —vuelve a reír
—Me encanta tus ocurrencias. Bueno, nos vemos en la tarde —asiento
Se aleja, caminando hacia la escuela. Suspiro, observándola adentrarse.
Es tan buena y divertida, no entiendo porque Didi me dice que la vigile. Lo único que me intimida de ella es que sea más alta que yo, y eso que le llevo como diez años.
Maldita genética.
Me giro y camino hacia el auto. Tomo mi teléfono, cuando suena.
—¿Si?
—¿Con la niñera de William Wang? —frunzo el ceño
—Si.
—Buenas tardes, ¿podría pasar por la escuela?, me gustaría hablar con usted.
—Pero lo deje hace menos de una hora —me detengo—. ¿Sucedió algo malo?
—Si, de hecho, William tuvo una pelea —abro mis ojos de par en par—, ¿podría venir?
—Si, si enseguida voy —cuelgo, camino rápidamente hacia el auto—. Allah Allah. Espero que no se haya tomado en serio lo de mi llave para peleas.—Por aquí —la sigo, mientras observo el pasillo
Abre una puerta y se hace paso, sonrío levemente y me adentro. Miro la oficina unos segundos, miro a la directora en su escritorio.
—Buenos días —se levanta, me acerco—, soy la Directora Jones —sonrío levemente, estrecho su mano
—Adelaida Nowak —asiente, giro mi cabeza
Observo unos segundos a la señora junto a un niño, miro a William, me siento a su lado.
—¿Qué sucedió? —miro a la Directora
—Bueno, resulta que William atacó a Peter en la cafetería —vuelvo a mirarlo—. Y se resiste a pedir perdón.
—Espere un momento —levanto levemente mi mano—. William, ¿porqué atacaste al niño? —murmuro suavemente, me mira
—Dijo cosas malas de mi —frunzo el ceño—, dijo cosas malas de mi madre —entreabro la boca
—Disculpe —me inclino y miro al niño—, ¿es eso verdad? —me mira—. Por supuesto que es verdad, William nunca miente —miro a la Directora—. ¿Por qué el tiene que ser el que se disculpe cuando el niño Peter fue el que lo ofendió?
—Señorita Nowak, entienda que son niños, las palabras a veces no son medidas —parpadeo
—¿Entonces normaliza la violencia psicológica? —arqueo mis cejas
—¿Cómo?
—Esta perfecto que se preocupe por los daños físicos de los niños pero también debería preocuparse de los psicólogos —me inclino hacia ella—. Ese tema es delicado para William, y aún le recuerdo que es un niño. ¿Cómo espera que reaccione cuando le faltan el respecto a alguien que fue muy querido para el?, ¿cómo reaccionaria usted? —los miro—. No se ustedes pero si alguien le falta el respecto a la memoria de alguien que ame no dudaría en golpearle el rostro.
—Señorita Nowak. Comprenda que son niños —los mira
—Y usted comprenda que en una escuela no deberían enseñar solo a sumar, sino también a respetar —miro al Peter—. Tu eres el niño que debe disculparse.
—Mi hijo no hará tal cosa —miro a la señora, frunzo el ceño
—William tampoco. ¿Cómo espera que se disculpe por todo cuando el fue quien lo comenzó?, ¿pero en que país vivimos? —miro a la Directora—. Si el niño Peter tiene la suficiente capacidad mental para saber que ese tema heriría a William, también tiene que estar consciente que no se hace —vuelvo a mirarlo—, y si lo dijiste sin pensar, esta bien, todos cometemos errores, pero debes ponerte en el lugar del otro y entender que no es lindo, ni menos gracioso —suspira
—No pretendía decirlo de esa manera —murmura, asiento
—Los dos estábamos peleando —miro a William—, pero todo se volvió peor.
—Muy bien. Creo que esta conversación era necesaria, antes de tomar decisiones precipitadas —miro a la Directora
—Noto que los dos están tomando responsabilidad —asiento—. Tal vez los dos deban disculparse —vuelvo a asentir
—Si — los miro
—De ninguna manera, mi hijo no se disculpara —vuelvo a mirar a la señora, suspiro
Se esta ganando una tunda.
—Creo que el niño tiene algo que se llama boca —arqueo las cejas—, así que no depende de usted —parpadea—. Peter —lo miro—, se que te arrepientes, y esta perfecto. Todos cometemos errores pero lo importante es arrepentirnos —miro a William—. Rubio, ¿tu lo entiendes, verdad? —suspira
—El rencor es malo. No me hará bien tenerlo —sonrío levemente—, pero si me dolió —lo mira
—Lo siento —miro al niño—. Hice mal, no pretendía que te quedes así, perdóname.
—Lo hago. Y tu perdóname por golpear tu rostro —miro a William, sonrío—, y por la llave que hice en ti —borro mi sonrisa, miro a la Directora y rio
—De donde habrá sacado eso —carraspeo—. Bien, resolvimos lo importante —vuelvo a mirarlos—, ¿tregua?
Comparten una mirada, sonríen levemente y asienten.
—Excelente —uno mis manos, miro a la señora, suspira y rueda los ojos—. Y si alguna vez quieres pasar un día con nosotros, no dudes en hablarle a William —sonrío
—¿Ya terminó la reunión? —miro a la señora, frunzo el ceño
Tiene suerte que esta reunión no sea privada.
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La Niñera del Embajador
RomanceHace tres años, Bastian Wang perdió lo más preciado que tenia. Haciendo que su alma quede totalmente dañada, y rota. Tiempo después, solo se mantenia en pie por su legado, y su hijo. Pero, pareció no ser suficiente. En uno de sus momentos de quebran...